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ORLANDO DICE

Por culpa del papelito

SECRETO, TEMOR.- Llegará un día en que la institucionalización del país permitirá a un Presidente de la República formar gabinete o designar y destituir funcionarios sin que se produzcan las situaciones de estos días. ¿A qué tanto secretismo si al final se conocerá el nombre del beneficiario? Si el jefe de Estado tiene bajo su dominio los estamentos civiles, militares y policiales, ¿a qué teme al momento de poner o quitar subordinados? No puede criticarse lo de ahora, porque lo de ahora no es de ahora, sino de siempre. Sin embargo, en la ocasión se exageró la nota, y hasta se llegó al ridículo.

No se sabe de quién fue la idea, pero se les hizo saber a los funcionarios que se repartirían unos papelitos que serían como tickets, de manera que terminada la ceremonia de la Asamblea Nacional tomaran una guagua que los llevaría al Palacio Nacional. Los altos cargos que no recibieron ese papelito se dieron cuenta que estaban cancelados, o mejor dicho, que no serían parte de la nueva administración. Incluso hubo trances difíciles de calificar como el de César Pina Toribio, a la sazón consultor jurídico del poder Ejecutivo y miembro del Comité Político...

EN SUSPENSO.- César Pina Toribio no solo no tuvo a manos el papelito, sino que se enteró por las funciones puestas a su cargo que ya no era uno de los hombres del Presidente. Que no sería parte del nuevo gobierno y que su destino inmediato sería la casa. Estaba todavía en la Asamblea Nacional, participando del acto de juramento, cuando recibió una llamada desde sus propias oficinas en el Palacio Nacional procurando papel timbrado. Esa llamada, si no la hizo personalmente, fue por encargo de Flavio Darío Espinal, quien resultó ser su sustituto. Es decir, que hasta ese momento no se conocían los miembros del gabinete. Sin duda uno de los secretos mejor guardados en la Casa de Gobierno. Quienes siguieron la transmisión pudieron observar la colocación en el piso del salón de unos cartones con los nombres de las posiciones, pero no de los titulares. Después, y de una sala contigua, fueron saliendo uno a uno o en grupo y poniéndose en los lugares correspondientes, hasta que el locutor oficial develó el misterio...

EL DE CULTURA.- Entre los nombres dados por el presentador hubo un ausente: el designado ministro de Cultura, Pedro Vergés, quien se encontraba en Washington. El caso de Vergés ilustra una situación que no parece real, sino de ficción, pero que se vivió el pasado 16 de agosto. El escritor y diplomático había invitado a su casa a un grupo de amigos, incluso empleados de la embajada, con el propósito de ver juntos las ceremonias del día, aun a distancia, y lo cual sería posible gracias al Internet. Pero resulta que alrededor de las once de la mañana recibió una llamada desde Santo Domingo, en que se le convocaba a estar en el Palacio Nacional a una hora determinada, y que fue la misma hora en que el Presidente juramentó el gabinete. Era imposible volar desde la capital norteamericana y llegar a tiempo, por lo que Vergés fue juramentado en diferido. ¿Qué significa eso? Que Vergés, que estaba esperando ese nombramiento desde el primer gobierno de Leonel Fernández, fue tomado por sorpresa. Agradable, en todo caso, pero sorpresa al fin y al cabo...

LOS CHISMES.- El manejo, como decía al principio, fue el mismo de siempre, pero como quiera que fuera, inapropiado. ¿Por qué no se le puede decir a un funcionario, cercano o distante, que se prescindirá de sus servicios, o que se necesitará de la posición para honrar determinado compromiso electoral o político, o pedir discreción al que se le anuncie por anticipado su nombramiento? En el caso de Pedro Vergés se da a entender que el cambio se hizo sobre el cambio, y que otro fue considerado primero. Como se dice ahora del Ministerio de la Juventud, que hasta la noche del 15 era el presidente de la Juventud Revolucionaria Dominicana, Joel Díaz, y al día siguiente 16 Robianny Bálcacer, una peledeísta de San Francisco de Macorís, y que dirigió el movimiento La Juventud con Danilo. Cuentan en los corrillos perredeístas que Miguel Vargas cambió Juventud por Mujer, donde fue nombrada Janet Camilo. Así que cada designación tiene su historia, y de expectación a expectativa, ahora al chisme...

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