El rol del TC

Conocida la fragilidad institucional del país, y la realidad de que no tenemos una cultura de respeto por la ley, ni por nada, personalmente tenemos claro que si algo bueno nos pudo pasar, fue la creación del Tribunal Constitucional. No se produjo -ni se producirá- el “choque de trenes” con la Suprema Corte de Justicia que temió el magistrado Jorge Subero, y -contra incomprensiones y ataques de “francotiradores” de la política- ahí tenemos el órgano superior como garante y guardián de la correcta aplicación de la ley o del equilibrio institucional de la nación.

Hoy, frente a tantas debilidades y faltantes para alcanzar la categoría de sociedad desarrollada, podríamos decir ¡suerte que contamos con un Tribunal Constitucional a donde acudir cuando el Estado de Derecho esté en riesgo o la correcta aplicación de la ley y la Constitución ( ley de leyes) estén de por medio. Pero ya tenemos el órgano y ahora, con el concurso y disposición expresa del jefe del Poder Ejecutivo, hay que fortalecerlo y adecuarlo físicamente, rodeando a sus magistrados y a todo el equipo de apoyo de las condiciones que demandan el trabajo que allí se realiza. Aunque por una salida de emergencia, que ya va para cinco años, comparte el edificio con el Instituto de Estabilización de Precios (INESPRE), está bien claro que su función no es la de vender plátanos, guineo verde ni la de distribuir raciones alimenticias en los barrios pobres. De ahí que, como ha dado la clarinada el titular del Tribunal, el doctor Milton Ray Guevara, urge que a la institución se le dote de un local adecuado y funcional, acorde con sus importantes y delicadas funciones institucionales. El 5to. aniversario del TC viene por ahí y, efectivamente, su personal -y los comprometidos con la institucionalidad- deben celebrarlo en condiciones dignas, en un local adecuado, que ya adquirió el Estado y se tienen los planos listos, faltando solo la licitación para habilitarlo. Se sabe que el presidente Medina se interesó por el tema y había dado instrucciones al respecto, pero es posible que los ajetreos propios de la campaña electoral reciente influyeran en el retraso.

Si es el caso, y después del resultado en las urnas, lo que procede es retomar el asunto y, con más fe, entrarle “manos a la obra”. ¡Y vale la idea de la educación constitucional en las escuelas y colegios del país!