BITÁCORA DIPLOMÁTICA

La importancia de la Asamblea de la AEC en Puerto Príncipe

El pasado martes 19 de enero participé en la Asamblea de Ministros de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), realizada en Puerto Príncipe, Haití.

Esta es una entidad multilateral que en el presente tiene un bajo perfi l, pero que reviste una importancia estratégica.

En efecto, la AEC es el único espacio de diálogo y coordinación entre los estados caribeños angloparlantes e hispanoparlantes (incluyendo a Haití como francoparlante). Y a la vez, en la asociación confl uyen los estados insulares caribeños y los continentales con costas en el Caribe, como México, Belice, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Venezuela, Guyana y Surinam.

Como se puede notar, realmente es un espacio de especial singularidad. El denominador común que cohesiona a la asociación es el Mar Caribe, lo que ha permitido que las diferencias en idioma, dimensión, economía, cultura, organización política, etc., de los estados parte, se subordinen al nicho natural que les une.

Ante los drásticos efectos que el cambio climático ha generado en las condiciones del Mar Caribe, el análisis de la problemática, y la defi nición de acciones, se ha convertido en el tema central de la agenda de la AEC. Precisamente ese fue el centro del debate en la asamblea de Puerto Príncipe. Las diversas conclusiones que surgieron del diálogo multilateral, reiteran dos conceptos claves: Coordinación y Cooperación.

Ciertamente, lo más urgente en la región del Caribe es el fortalecimiento de los mecanismos de coordinación de acciones y de cooperación para la complementariedad, no solo para enfrentar los retos que nos presenta el deterioro del Mar Caribe, sino también para los diversos ámbitos del desarrollo como el comercio, la inversión, la energía, la educación, la cultura, etc.

Al escuchar en la asamblea a diversos cancilleres del Caribe, percibía la construcción progresiva de un lenguaje común que superaba los límites de los distintos idiomas. Un lenguaje de intereses comunes en torno al Mar Caribe.

En alguna forma nuestro Mar nos está llamando, y estamos descubriendo que es necesario que se le responda.

En esa respuesta la República Dominicana tiene mucho que aportar. Es nuestra responsabilidad ser proactivos, tanto en el marco de la AEC, con iniciativas multilaterales; como en el marco de la condición de Estado insular, con políticas nacionales desde nuestras instituciones sectoriales competentes. Por eso fue tan importante la Asamblea de la Asociación de Estados del Caribe en Puerto Príncipe.

EL AUTOR ES CANCILLER DE LA REPÚBLICA

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