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ADP, retrospectiva y presente

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Yvelisse Prats Ramírez De PérezSanto Domingo

Me equivoqué creyendo que mi “Viaje a la Intrahistoria” solo le interesaría a algún nieto mío o de quienes aparecieron en En Plural el pasado sábado.

Recibí con satisfacción inesperada mensajes de felicitación y de estímulo para que siga rememorando en esta columna, experiencias, no solo olvidadas, sino desconocidas en un país donde la memoria histórica ha desaparecido.

Bromeé respondiendo esos mensajes, sobre mi casi absoluta capacidad de recordar con exactitud las fechas. La que si recuerdo claramente es una, la fundación de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP).

Ese dato vivo en mi memoria se cruza con las solicitudes recibidas. Ya que la ADP será noticia la próxima semana, aprovecho y me traslado al pasado, recreo el viaje hacia el Centro de los Héroes, en el viejo Volkswagen de Mario, rumbo al Teatro “Agua y Luz”.

Allí esperan compañeros/as de todo el país, para formalizar la creación de ADP, y elegir su primera directiva.

Hacía calor afuera, también dentro de nosotros algo arde, al acercanos, vimos los soldados, rodeaban el teatro y formaban dos filas paralelas entre las cuales debíamos pasar para entrar.

Amenazantes, unas banderitas rojas amarradas a los fusiles de los militares revelaba el abuso del poder militar que hacia el gobierno de Balaguer.

Soy cobarde ante ratas y terremotos, pero tengo un valor cívico aceptable. Avancé entre los fusiles junto a otros compañeros, Enrique de León, Jacobo Moquete, Jesús de la Rosa.

Me sobrecogió la intensidad de la escena. Todos los asientos llenos, detrás decenas de profesores de pie, un ambiente solemne, decidido. La convocatoria había sido exitosa. El acto empezó. Hablaron representantes de regiones y distritos, luego se eligió la Directiva, en la cual tuve el honor que considero uno de los más altos de mi vida, ocupé la Presidencia. Cantamos a todo pulmón el Himno Nacional y salimos emocionados.

El mismo sol caliente, los militares, cansados, han bajado los fusiles, las banderitas rojas ajadas. Con la creación formal de la ADP, se cerraba un ciclo de preparación y organización muy arduo, difícil, lleno de amenazas.

El movimiento para formar el Sindicato surgió como reacción frente al cierre de todas las escuelas por decreto y la ocupación militar simultánea de la UASD.

Nos encontramos llegando de diferentes instituciones educativas, teníamos distintas militancias partidarias. Nos unía la indignación ante los abusos del régimen neotrujillista y nuestro deber como maestros de recuperar el derecho a educarse de los niños y jóvenes dominicanos.

Con esos objetivos seguimos trabajando, a veces desde los escondites. Fuimos construyendo una ADP tan fuerte, tan influyente, que se transformó en botín ambicionado por los partidos políticos, a través de las corrientes internas. Eso, aunque no ha logrado destruir la pujanza de la organización, ha favorecido alianzas espurias, que benefician a los dirigentes, en detrimento de la masa magisterial que cotiza. En las últimas dos gestiones de ADP ha sido cooptada por el PLD. Dos diputados gobiernistas, se han sucedido en su presidencia.

“Con sus alas rotas”, como decía una canción hermosa, la ADP luce como socia menor del Ministerio de Educación, abandonando su papel legítimo, de CONTRAPESO del organismo oficial, no hay el diálogo constructivo y crítico, indispensable en democracia para construir un sistema educativo plural.

“Recuperar la Institucionalidad” es lema de la candidata a la Presidencia de la ADP, Xiomara Guante, que se enfrenta a las aspiraciones continuistas del actual diputado Eduardo Hidalgo.

“Recuperar la institucionalidad”, resume un programa que abarca devolver a los maestros su SEMMA que fundé siendo Secretaria de Estado, ahora inservible; es luchar para que los concursos se respeten; es reclamar Rendición de Cuentas, en la construcción de esas aulas tan costosas.

La institucionalidad de la ADP se juega el miércoles 14 en las urnas, donde más de 90 mil docentes tienen derecho a votar. Para el país, los padres de familia, los estudiantes, el sistema educativo en su conjunto, sería una Buena Nueva que ese día nos traiga EL CAMBIO. La ADP representó ese cambio el 13 de abril de 1970, los maestros, “aves de paso” “analfabetas”, como nos llamaba el Dr. Balaguer, crecimos en autoestima y valor, capaces como profesores de reclamar su Escalafón, y como ciudadanos recuperar derechos conculcados.

Ahora, la nación enfrenta momentos difíciles. La corrupción, la violencia, la anomia de valores. La ADP puede y debe ofrecer un cambio de directiva y de rumbo, retornar a su historia, para seguir haciéndola.

Como la empezamos nosotros/as en ese momento del ayer de hace 45 años y 6 meses cuya retrospectiva aporto como estímulo al presente en este En Plural.

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