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Pasión y poder

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

Con la dama que hizo campaña por Leonel y luego por Danilo, coincidimos en la misa del sábado en la Casa de la Anunciación, y tras darme el pésame por la muerte de mi madre, fue directa con esta interrogante con respecto al 2016: ¿Y qué es lo que vamos a hacer? Le respondí que, personalmente, veía el panorama definido: con una oposición fragmentada e incapaz de articular una mayoría; un Presidente haciéndolo bien y muy popular, pero con impedimento constitucional de reelegirse, por lo que Leonel Fernández, conforme a las encuestas, la percepción y por todos los factores a favor, sería el candidato del PLD y de nuevo Presidente. Al aparecer, llevada ñya no por los “vientos”, sino por algunas “brisitas” de reelección en el sector oficialñ al oído de la dama amiga no le agradó el discurso. Y tras la aclaración de: “Bueno, tú sabes los afectos (de ella hacia Leonel), pero el problema es que no hay garantía de que se pueda ganar”. ÖPara remachar: “Es que con Danilo hay un empoderamiento del pueblo, es como veo a la gente por donde voy...”. Tras hablarle de que no hay los votos para que el Congreso modifique la Constitución, que es la del PLD, y del costo político de Danilo desdecirse e intentar reelegirse, le recordé a la dama con la que compartía el diálogo, lo que llegaron a decir de Medina algunos corifeos o enfermizos que querían empujar al doctor Fernández a “jugársela” de nuevo. En efecto, se quería descartar al hoy Presidente como candidato del PLD porque “no tenía carisma”, porque por más vuelta que se daba a las encuestas, “los números no daban” y hasta doña Margarita, entonces Primera Dama, aparecía por encima de él. De todo se dijo y se sugirió... y Medina ganó, y como jefe del Ejecutivo, no sólo ha estado dando lecciones, sino que por su estilo y por los resultados, el que venga tendrá que tomarlo como referente, incluyendo al propio Fernández. Porque soy de los que piensan que en un próximo mandato, Leonel está obligado a reinventarse y venir renovado, proponiéndose ñsin que imite o intente superar a Daniloñ superarse a sí mismo, en posibles o reales debilidades y errores del pasado. Y descarto, de plano, que a él le convenga o pueda apoyar una aventura de reelección, en base a que en el 20 habría repuesto la imagen y podría volver por 8 años, en vez de por 4 (¿). Cabría aquí lo de: “Mete el dedito ahí...”.

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