Santo Domingo 24°C/26°C scattered clouds

Suscribete

PUNTO DE MIRA

Otro chisme contra Leonel

Acusar no es probar. Hay que repetirlo hasta la saciedad. Calumniar es fácil, más que buscar pruebas para sustentar la calumnia. Se puede ser valiente y difamar escudándose en entidades y detrás de éstas ladrar fieramente. Pero son sólo sonidos que el viento se lleva sin mordida porque carecen de dientes. Hay canes que me recuerdan a los chihuahuas: parecen ratas ladradoras. A propósito, un amigo me envió el texto de una querella que cursa contra Leonel Fernández aventada por Miguel Surum Hernández, quien firma también a nombre de Ramón María Almánzar como dirigentes de la Fundación Primero Justicia. El tema de la acusación es la compra de los aviones Super Tucanos. Los doctores Surum-Almánzar, (y cito al último, porque aunque no firma el documento es citado como tal), dicen que una parte del dinero destinado a un soborno por la compra de los aviones fue entregada al doctor Leonel Fernández. También mencionan a dos militares por sus nombres pero se reservan el nombre de la persona que sería clave en la trama. Este es el “famoso e influyente” senador que logró la compra. No hay que perder de vista que la decisión de compra no fue una acción administrativa, tampoco un decreto presidencial sino que se debatió en el Congreso y allí fue aprobada la adquisición de los aparatos en un momento en que constantemente naves cargadas de drogas asolaban el país. Con toda impunidad y descaro aterrizaban en las carreteras nacionales. Ya eso fue conjurado. El doctor Surum-Almánzar, es ventrílocuo de dos manos diestras y parece contar con ojos satelitales. Afirma sin rubor que el doctor Fernández fue beneficiario de soborno y que por tanto merece la cárcel. Surum casi que vio cuando unos dólares más ingresaron en las arcas del pasado presidente. La imaginación que exhibe merece aplausos. El sainete instrumentado hace dos años continua. Florecen las plantas de la envidia regadas por trasmano. Esta acusación contra Leonel Fernández proporcionará un poco de esa fama transitoria que tributa el chisme farandulero. Nada más que eso. Palabras al aire para buscar focos prestados que alumbren la osadía. Este tipo de acusaciones se lanzan contra quienes tienen el brillo del buen nombre. Si Leonel Fernández estuviera en el fondo de la popularidad la ralea no tendría razón de existir. ¡Sancho, trae ladridos los vientos de la campiña!

Tags relacionados