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COSAS DE DUENDES

Felices sin Dios

Durante una encuesta, se les preguntó a ciudadanos de varios países cuál era el principal elemento para lograr la felicidad. El resultado que arrojó señala al dinero como el principal factor para alcanzarla. Detrás del dinero figura el libre albedrío, poder actuar con libertad y moverse de un lado a otro. Como tercer elemento que influye en esa sensación de bienestar, la mayoría citó la posibilidad de educarse y, por último, poder actuar con generosidad. Es decir, ayudar a otros.

El caso es que dentro de los cuatro pilares que sostienen la felicidad, según los ciudadanos de países privilegiados donde tuvo lugar el sondeo, hay un gran ausente. Me pregunté, ¿dónde está Dios? ¿Cómo alguien puede ser feliz sin una vida espiritual, sin fe? ¿Sin algo de donde agarrarse cuando cualquiera de esos otros cuatro pilares que parecen tan importantes fallen?

Para mí, ser feliz conlleva un sentido de plenitud, de esperanza, ante los retos y los contratiempos que solo lo da Dios.

Según esta encuesta, entonces, alguien que sea pobre toda su vida nunca podrá ser feliz. Y quien nace rico, con libertad, educación y posibilidades de ayudar, tiene garantizada la felicidad. No lo creo.

No desdeño el dinero, me parto el lomo para obtenerlo cada día; tampoco la libertad, la mía es mi mayor tesoro; y menos aun la educación, ojalá no haber tenido que abandonar nunca un pupitre, porque siempre hay algo que aprender. Sobre ayudar a otros, es el sentido de la vida, si no eres capaz de tender la mano al necesitado, para qué puede servirte lo que tienes.

Pero cuando hay enfermedades que ningún dinero puede curar, una libertad que mal usamos, una educación que no logra hacernos mejores seres humanos o una generosidad que podría agotarse el día en que las cosas dejen de sobrarnos. Si todo esto falla, incluso si falla junto, al mismo tiempo, y tenemos a Dios, habrá una paz inexplicable en nuestras almas, una luz que no se apagará pese a la oscuridad que nos rodee.

Yo creo que la fórmula para la felicidad está en ese gran ausente de la encuesta. Él es la plataforma sobre la cual deben levantarse todos los otros pilares. Sin Él, de nada nos sirve el dinero, la libertad, el saber y el dar. Porque es Dios quien le da un propósito a todo eso. Si no, pregúntese porqué la mayor tasa de suicidios está en los países más ricos. Eso debe decirnos algo sobre la esencia real de la tan añorada felicidad.

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