Una sociedad en shock
Conturbada ya por el clima de inseguridad ciudadana prevaleciente, la sociedad ha quedado estremecida por el horripilante asesinato del ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, en su propio despacho, perpetrado por un hombre reputado como su amigo de infancia.
Las circunstancias en que se produjo este impensable atentado mortal han generado legítimas inquietudes sobre los niveles de seguridad personal que deben rodear a un funcionario de alta categoría y las medidas de protección que deben imperar en las instituciones a las que accede el público.
El que un individuo pudiese entrar armado a las instalaciones de un ministerio y, por demás, al mismo despacho del titular, es de por sí una falla grave de lo que elementalmente debería ser una norma inviolable en todos los departamentos del Estado.
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