Que el miedo sea para los delincuentes

El miedo generalizado en que ha estado viviendo la ciudadanía por culpa de la ola de criminalidad hay que traspasárselo ya a los delincuentes.

Que sean estos los que, de ahora en adelante, entren en miedo al sentir que la autoridad les va de frente para cerrarles los caminos que han tenido abiertos para atracar y matar en las calles.

La sociedad debe recobrarse del trauma de la intimidación y por eso apoyamos a las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y el Ministerio de Interior al poner en marcha desde hoy un masivo operativo de patrullaje y fumigación de las madrigueras delictivas.

Los ciudadanos tienen el derecho de vivir en paz, en orden y bajo un estado de protección y de seguridad a su integridad y a sus bienes, hoy arrebatados por una partida de malandrines que se movilizan preferentemente en motocicletas para desvalijar o tirotear a sus víctimas indefensas.

El objetivo del patrullaje especial que desplegarán las tropas élites de las Fuerzas Armadas y la Policía es romper este círculo vicioso y buscar, dondequiera que se encuentren, a los malvados criminales, según lo que han anunciado los altos mandos de esas instituciones.

Ojalá que no se trate de una acción episódica, de unos cuantos días para hacer bajar la marea delincuencial, sino que obedezca a un programa bien articulado, sistemático, permanente, que responda a las expectativas de una seguridad ciudadana que es deber del Estado garantizar.

Si lo que ha estado en juego, con esta zozobra provocada por tantos asaltos y atentados en plena calle, es la vida humana, la tranquilidad ciudadana y el orden público, no debe escatimarse ningún sacrifi cio para lograr estos objetivos.

En esa dirección, lo que le corresponde a la sociedad es no tomar a chiste ni fomentar dudas ni incredulidad sobre esta crucial iniciativa, sino apoyarla con todas sus energías, para que las tropas que van a las calles sientan esa solidaridad.

Porque, en defi nitiva, este es un esfuerzo excepcional para proteger vidas y bienes y para devolver a nuestros vecindarios, calles y avenidas, el clima de seguridad y protección que tanto hemos anhelado.

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