Vida Verde

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Fondos de Agua en República Dominicana: ¿cómo pueden aportar las empresas?

“El agua la necesitamos todos y la necesitamos en cantidad y calidad suficientes para satisfacer las necesidades. Si no se tiene a buen recaudo las áreas de donde vienen esas aguas, vamos a tener problemas, y es lo que queremos evitar”. Carlos García

Todo el mundo necesita agua pero la toma en cuenta solo para usarla. “¿Pero qué pasa con el agua después de que se usa? ¿Cómo la devolvemos a la naturaleza? ¿Qué impacto tiene eso en la biodiversidad y en el mantenimiento de los servicios ecosistémicos?”, se pregunta Contreras.

La mejora en la calidad del agua en proyectos que se ejecutan a través de los Fondos de Agua en República Dominicana confirma la sostenibilidad de este mecanismo de financiación que garantiza recursos para mejorar los ecosistemas de las cuencas hidrográficas donde se desarrollan.

Pero no ha sido suficiente, dice Carlos García, director de The Nature Conservancy (TNC) en República Dominicana, porque la magnitud y complejidad de los problemas ambientales desbordan la capacidad de inversión y demandan que más actores se sumen a estas plataformas de gobernanza y gestión de los recursos hídricos. Con el propósito de sumar nuevos aliados y conocer cómo marchan los fondos locales estuvo de visita en el país el director de la Alianza Latinoamericana de Fondos de Agua (ALFA), Hugo Alberto Contreras. Los fondos de agua nacieron en 2000 en Quito, Ecuador, como una iniciativa ambiental de TNC. En 2011 se formó la alianza que cuenta hoy día con 26 fondos distribuidos en 9 países. Durante su visita, Contreras valoró el esfuerzo de las empresas e instituciones gubernamentales y de la sociedad civil que forman parte del Fondo Agua Santo Domingo (con incidencia en las cuencas de los ríos Haina, Ozama y Nizao) y el Fondo Agua Yaque del Norte, creados en 2015. “En los próximos años vamos a enfrentar retos enormes en toda América Latina y en el Caribe, en particular, hay un tema de cambio climático; es una región muy vulnerable al cambio climático y si bien es cierto que en República Dominicana llueve todos los días y estamos acostumbrados a que haya agua, la realidad es que el crecimiento económico y poblacional, las actividades agrícolas y todas las actividades están creciendo y aumentado las demandas por agua, y el agua que hay es una cantidad limitada”. Por tanto, dice Contreras, en vista de que los retos son tan importantes, los fondos tienen que ampliar su visión y para eso necesitan reunir e invitar a más empresas para que se conviertan “en actores más importantes de lo que ya son”.

MODELOS DE GESTIÓN

Un ejemplo concreto de lo que pueden hacer los fondos de agua son los resultados del programa de restauración de la microcuenca del río Higüero, afluente del Isabela, a la altura de las comunidades La Cuaba y El Limón, al noroeste de Santo Domingo. Luego de la confluencia de estos ríos funciona una bocatoma de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (Caasd), por lo que se trata de uno de los puntos de suministro de agua para la capital. En estas comunidades, ganaderos y porcicultores descargaban las excretas de los animales directamente al río, explica García. Cuando se hizo el análisis de la calidad del agua, “la cantidad de bacterias coliformes que había era enorme”. “Se hizo una intervención en la mayor finca ganadera de allí, se cambió el lugar de la isla de ordeño y se hizo todo un trabajo para recoger las excretas y los afluentes que salen de la sala de ordeño, dirigirlas a un lugar e intervenirlas para convertirlas en fertilizante”. El resultado, asegura el ingeniero agrónomo y consultor ambiental, es que la cantidad de contaminantes en ese punto se desplomó a valores prácticamente normales según el punto de monitoreo de control, unos metros más arriba de la corriente del río. Pese a la contaminación del río, los balnearios de la zona seguían funcionando y esto se debe, expresa, a que generalmente los negocios no hacen el enlace sobre “cómo mi negocio, o la actividad a la que me dedico, repercute en la gente”. “Voy un poco más allá –agrega Contreras-. Hay una desconexión en general. Vives en Santo Domingo y lo que estaba sucediendo con ese porcicultor o ganadero te estaba afectando aunque vivas a 50 kilómetros. Eso obliga a la Corporación del Acueducto a invertir más en la limpieza o a lo mejor, si no tiene recursos, no va a invertir y el agua va a llegar con menor calidad o se va a perder”. Esa conexión que existe entre abrir la llave en la ciudad y lo que está sucediendo allá arriba se ha perdido en los ciudadanos y en las empresas. “No todas las empresas son conscientes de dónde viene el agua, de qué está pasando en la parte alta de la cuenca y por qué hacer una inversión con ese porcicultor, con ese ganadero, me ayuda a mí y a mi empresa a tener continuidad en mi negocio”, observa. UNIRSE Y PARTICIPAR

¿Qué y cómo pueden aportar las empresas a través de los fondos de agua? Hay diferentes niveles de participación y de concienciación, explica Contreras.

Aportar recursos para hacer este tipo de intervenciones o reforestaciones que ayuden a mejorar la salud de las cuencas es la más simple. La segunda implica un cambio, comenta el economista mexicano. “¿Qué estoy haciendo yo y la empresa con mi agua, dentro de mis paredes? ¿Cómo estoy mejorando la eficiencia del uso? Si mi empresa se dedica a la producción de alimentos, ¿cómo están utilizando el agua los productores a los que yo les compro? ¿Qué cambios tengo que hacer para llegar a las mejores prácticas?”. La tercera sale de las cuatro paredes e incluso de la filantropía y se pregunta, sostiene Contreras, “cómo puedo entablar un diálogo con las autoridades para ver qué tipo de políticas públicas o qué tipo de regulaciones debemos autoimponernos para poder armonizar nuestras prácticas y nuestras formas de vivir con la capacidad del ecosistema que provee los servicios”. “Si te fijas, donar es lo más fácil; cambiar las prácticas es más difícil, pero salir y decir me importan todos los demás y por eso quiero que tu autoridad, que tu asociación u organización de la sociedad civil trabajemos juntos para resolver este problema, eso ya es un tercer nivel y hacia allá queremos ir”. SOBRE EL FONDO YAQUE DEL NORTE

El río Yaque del Norte impacta a todo el valle del Cibao. Es el lugar donde se concentra la mayor cantidad de productores agropecuarios del país, una zona muy rica y, obviamente, el principal usuario del agua, destaca García. Y afirma que, tomando en cuenta que la agricultura capta entre el 70 y el 80 por ciento del agua que se genera en el país, los fondos de agua trabajan de la mano de los productores y los líderes del sector para promover mejores prácticas y sensibilizar sobre la necesidad de adoptar esas mejores prácticas como estándares, independientemente de lo que pueda costar, "porque eso es lo que te garantiza una continuidad en tus operaciones”. “Es un tema de sensibilización, de crear conciencia, de promover mejores prácticas y dar ese acompañamiento técnico para que eso sea una realidad en el campo. En el caso del Yaque del Norte, la magnitud del problema desborda la capacidad de inversión que tienen los actores con los que se cuenta para afrontarlo, y para eso se necesita más inversión”. HUMEDALES ARTIFICIALES

Uno de los ejes de trabajo del Fondo Agua Yaque del Norte es la creación de humedales artificiales que funcionan como pequeñas plantas de tratamiento.

“Las casas descargan sus aguas servidas directamente al río sin tratamiento previo; son 15 o 20 casas que en una comunidad, cuando sumas el volumen de descarga y el tipo de descarga que se está dando, es un punto de contaminación muy fuerte. Y si a eso le sumas otra comunidad aguas abajo de otras 20 casas y sigues y sumas hasta llegar al río Yaque, lo que va llegando por Santiago es una cloaca a cielo abierto, y es lo que pasa con las cañadas también”, alerta García. Estos humedales recogen esas aguas servidas, las canalizan, se les da un tratamiento anaeróbico y devuelven el agua con una calidad que está normalmente en la clasificación B de acuerdo a la normativa nacional”, detalla García. “Son aguas con las que puedes tener contacto, aptas para riego y potencialmente potabilizables, un trabajo de filigrana que ayuda mucho a nivel local y descontamina el río”. El trabajo se ha hecho para unas 20 casas. “El resto de las 600 comunidades en las que está ocurriendo lo mismo todavía no se ha intervenido. Entonces, en lo que se cuenta con la capacidad de acometer proyectos a escala para trabajar el problema con esa dimensión pasa un tiempo y eso requiere esfuerzos. Es una tecnología relativamente novedosa en el país; los ingenieros ambientales la conocen, pero no es una práctica común”. García menciona que la fortaleza Benito Monción, en el municipio de Mao, descargaba a la calle, y que la pestilencia que había en la comunidad era una cosa espantosa. “Dentro de la fortaleza se construyó uno de esos humedales y ahora se acabaron los olores, se acabaron los malestares con los vecinos y todos contentos”. Porque otro de los roles que juegan los fondos de agua es proponer acciones que mejoren y contribuyan a minimizar los impactos, indica. Si se parte de que todo desarrollo urbanístico necesita dejar áreas verdes, “si esa área verde tiene además una función de restaurar las aguas servidas, estamos ganando doblemente y eso pudiera ser parte de una normativa”, señala. “Si cuando desarrollas tu proyecto ya contemplas el tratamiento de esas aguas con una dinámica que no consume electricidad, que no necesita floculante, que no necesita otro tipo de inversiones para la operación, ganamos todos; pero ahí es donde no se cuenta con el peso específico para incidir en la toma de decisión a nivel de los actores como los ayuntamiento o el Ministerio, para que se adopten este tipo de regulaciones y se hagan cumplir, porque lamentablemente aquí tenemos muchas leyes que están ahí y son letra muerta. Es una lamentable realidad…” GRANDES Y PEQUEÑAS

En los fondos de agua caben todas las empresas, aseguran García y Contreras en entrevista con LISTÍN DIARIO.

Sin embargo, apuntan que se pueden presentar dos sentimientos: pensar que el problema es demasiado grande y por tanto es poco lo que pueden aportar; o pensar que, por ser una empresa muy pequeña, no puede aportar. “El FASD tiene ‘retailers’ y pymes como socios, y uno de esos socios es un carwash que tiene una tecnología revolucionaria de reducción de agua en sus operaciones; ese señor es uno de los socios más recientes, está muy sensibilizado con esto y precisamente porque es pequeño no tiene capacidad para hacer aportaciones como las que hacen otros grupos empresariales; pero está sumando, está integrado y es aceptado y se le da participación como uno más porque aquí contamos todos, no hacemos distinción ni por tamaño ni por capacidad, porque se necesita esa consciencia a nivel colectivo”, comparte García. Agrega que los fondos están circunscritos a trabajar en el entorno geográfico definido por las cuencas hidrográficas y que ahí el actor que más puede aportar a que se genere un cambio son las empresas, “a través de los diferentes niveles de participación que mencionó Hugo”. Por eso la visita de Contreras, además de enmarcarse en la conmemoración del decimoprimer primer aniversario de ALFA, tuvo como propósito hacer partícipe al sector industrial y al liderazgo nacional de las ventajas de formar parte de los fondos de agua. El encuentro contó con la colaboración del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) y de la Red Nacional de Apoyo Empresarial a la Protección Ambiental (Ecored). “Para tener un intercambio de impresiones y mover a la inquietud a que la gente se anime a participar porque, independientemente de que sea una empresa de auditores o de servicios, el agua la necesitamos todos y la necesitamos en cantidad y calidad suficientes para satisfacer las necesidades. Si no se tiene a buen recaudo las áreas de donde vienen esas aguas, vamos a tener problemas, y es lo que queremos evitar”, apunta García.