Vida Verde

ENCUENTRO VERDE

Red Arrecifal Dominicana: un ente que aglutina y coordina esfuerzos en pro de los arrecifes de coral

• “Todos sabemos lo que hay que hacer para controlar las amenazas locales que ponen en jaque a los arrecifes tal y como los conocemos hoy”, dice el gerente del Programa de Corales de The Nature Conservancy (TNC) para República Dominicana

Fotografía de José Alejandro Álvarez para “El estado de los arrecifes de coral de la República Dominicana 2017-2018”.

Los resultados del primer informe anual sobre el programa de monitoreo “El estado de los arrecifes de coral de la República Dominicana”, publicado en 2015, impulsó la creación de una alianza interinstitucional conformada por organizaciones y personas involucradas en la conservación y gestión de este ecosistema, considerado entre los más diversos del mundo.

De la Red Arrecifal Dominicana (RAD), de los factores que inciden en el deterioro de los arrecifes de coral y de las medidas que urgen ser puestas en marcha para garantizar los servicios ecosistémicos que estos ofrecen conversó Aldo Croquer, gerente del Programa de Corales de The Nature Conservancy (TNC) para República Dominicana, en el Encuentro Verde de Listín Diario. Doctor en Ciencias Biológicas, Croquer considera vital la coordinación entre las autoridades ambientales del gobierno dominicano y otros entes que pueden apoyar acciones de conservación y sobre todo de vigilancia.

LD. ¿Qué motivó la creación de la Red Arrecifal Dominicana?

En un país donde los ecosistemas arrecifales son estratégicos para la seguridad alimentaria y el bienestar de millones de personas, y parte central de su economía, se requería coordinar los esfuerzos de conservación, monitoreo, restauración y educación que ya se venían haciendo de manera individual por diferentes organizaciones, en un ente agrupador que ayudara a establecer objetivos de conservación claros para la preservación de estos ecosistemas para futuras generaciones. En mi opinión eso es la RAD, un ente que aglutina y coordina esfuerzos en pro de los arrecifes de coral, esfuerzos que son liderizados por una serie de actores que son diversos en su estructura, filosofía y funcionamiento: el sector público y gubernamental, el sector privado, las organizaciones no gubernamentales y el sector académico. Con la RAD, estos actores se han acercado a las comunidades locales, y la visibilidad de los esfuerzos que se hacen en República Dominicana ha crecido. Sin duda alguna, la creación de la RAD ha puesto a República Dominicana en una posición privilegiada en el Caribe y como un modelo a replicar a nivel regional.

LD. En un pequeño estado insular en desarrollo, con gran fragilidad ante el cambio climático, sus impactos a la población y al turismo, ¿cuáles medidas urgentes deben adoptar los tomadores de decisiones para evitar el deterioro de los arrecifes de coral y garantizar los servicios ambientales que ofrecen? En mi opinión, las acciones pueden ser de dos tipos: (1) locales y (2) aquellas que contribuyen a bajar la presión de los estresores globales, la mayor parte de ellos asociados a la quema de combustibles fósiles. Desde la arista local, son claros los factores que inciden en el deterioro de los arrecifes en República Dominicana y no son muy diferentes a los que se conocen en la región: (1) sobrepesca y extracción de especies clave en el arrecife (i.e., aquellas que regulan la función de otras especies), (2) desarrollo acelerado y poco planificado de la línea de costa, (3) intervención de prácticas agrícolas poco sostenibles que implican deforestación y mal manejo de cuencas y el uso de pesticidas y fertilizantes, lo que favorece la erosión de suelos y la entrada de nutrientes y tóxicos al medio ambiente coralino. Esto reduce la calidad de agua que es tan importante para los corales. (4) Prácticas turísticas no sustentables, como el acceso masivo y poco controlado de turistas a espacios marinos donde se encuentran los arrecifes. Los estudios de capacidad de carga y la adopción de modelos de economía circulares, ayuda a un mejor manejo de los ecosistemas coralinos y los que se encuentran asociados a éstos (pastos marinos y manglares). Mi visión es que la coordinación entre las autoridades ambientales del Gobierno Dominicano, y otros entes que pueden apoyar acciones de conservación y sobre todo vigilancia es vital. Por ejemplo, desde las autoridades ambientales, con apoyo del gobierno central, se hacen leyes y normativas que protegen a especies clave, pero la coordinación entre entes estatales es vital para que las normativas se cristalicen y no terminen solo como decretos. La coordinación entre ministerios y viceministerios es vital, porque la degradación de los arrecifes de coral impacta diferentes aristas de la economía local, y por ende involucra ministerios con competencias distintas. Por ejemplo, el problema de erosión de playas asociada a la pérdida de los servicios de protección costera que da un arrecife sano tiene tres caras: la ambiental (acciones de protección y conservación de ecosistemas clave que competen al Ministerio del Ambiente), la económica (acciones de preservación del valor estético y económico de las playas que asegura que RD continúe siendo el destino que es, lo cual es competencia del Ministerio de Turismo) y la social (acciones que preserven la seguridad alimentaria nacional como el manejo de los recursos pesqueros, lo cual compete a CODOPESCA). Cualquier intento de elaboración de las normativas y regulaciones depende del éxito de la vigilancia costera, que depende de la Armada.

Croquer sobre los estresores globales Desde el punto de vista de la reducción de los estresores globales, es poco lo que se puede hacer a nivel local. Hay un debate muy fuerte sobre el valor y/o la efectividad que tienen las áreas marinas protegidas (AMP) para reducir el impacto de los estresores globales. Muchos piensan que las AMP no funcionan, otros que sí, siempre y cuando sean manejadas de manera apropiada. En estos casos, hay algunos ejemplos que ilustran que las AMP pueden ayudar a la recuperación de los ecosistemas coralinos cuando son impactados por estresores globales como el calentamiento global, el blanqueamiento coralino, las enfermedades de coral y de otros organismos clave para el arrecife como los erizos, la acidificación de los océanos (que conduce a la erosión del arrecife porque las tasas de calcificación de los corales se ven comprometidas) y el impacto destructivo de los huracanes y las tormentas y huracanes que cada vez son más intensos y frecuentes.

En República Dominicana existen ejemplos de buen manejo de áreas protegidas, pero el camino solo se inicia, y aún no conocemos de manera certera los beneficios de estas áreas bien manejadas en términos del retorno de salud arrecifal. Esto es algo que queda por hacer y en lo que se debe avanzar. La comparación sistemática entre áreas marinas protegidas y áreas no protegidas, o áreas de no pesca comparadas con áreas donde la actividad no está regulada, es una prioridad. Estos estudios ayudan a establecer de manera más clara si las acciones funcionan o no, y más importante aún: tomar correctivos. Mi visión es que la discusión de la efectividad o no de las AMP es secundaria. Las AMP serán más eficientes a medida que logremos cumplir con las metas y acuerdos internacionales para la reducción de gases de efecto invernadero. Esto es una responsabilidad hacia la humanidad que es ineludible y sabemos que es también inaplazable. Los modelos climáticos están allí, los datos sobre pérdidas de áreas coralinas a nivel mundial y las predicciones del futuro de los arrecifes en un planeta con un clima como el que se espera en los próximos 50-100 años, son irrefutables. Sabemos qué ha pasado con los arrecifes en períodos geológicos donde han ocurrido cambios radicales en el sistema climático, sabemos de la desaparición de estos sistemas del registro fósil. No va a ser diferente en esta oportunidad. De hecho, será más violenta la desaparición, porque estamos cambiando el clima en menos de 400 años, no como antes, que ocurría de manera natural en milenios. Tratar de enfocar la discusión sobre la efectividad o no de las AMP es tratar de explicar el hundimiento del Titanic. No por el impacto sufrido a gran velocidad contra una estructura de hielo sólida, sino por cualquier otro motivo indirecto asociado al evento. Todos sabemos lo que hay que hacer para controlar las amenazas locales que ponen en jaque a los arrecifes tal y como los conocemos hoy. Se requiere bajar las emisiones, adoptar modelos de desarrollo económico diferentes, se requiere migrar hacia otros medios y formas de producción, se requiere desacelerar la tendencia de crecimiento exponencial de la población mundial que es la responsable de incrementar la demanda de los seres humanos sobre los bienes y servicios que nos provee el planeta, y en especial a los arrecifes. Si me preguntan cómo se traduce esto en lo sociológico y cultural, la respuesta es tan simple como se oye pero tan compleja como se vislumbra en la práctica: debemos adaptarnos a nuevos estilos de vida. Quizás toca echar para atrás, quizás seguir avanzando no es la mejor opción, quizás toca pararse y mirar a los lados para ver si hay otros caminos que nosotros, como humanidad, podamos transitar. Es aquí donde los gobiernos tienen un papel fundamental. Lamentablemente en la historia, este tipo de cambio de paradigma es obligado e impuesto por el sistema, no es una opción individual de cada persona. Se requieren de acciones concertadas y masivas, no de la decisión personal de individuos que tienen diferentes formas de pensar.

PERFIL. Aldo Croquer es doctor en Ciencias Biológicas con posdoctorado en la Universidad de Puerto Rico, University of Newcasltle y Universidad Simón Bolívar. Es gerente del Programa de Corales de The Nature Conservancy para República Dominicana y profesor ad Honoren de la Universidad Simón Bolívar (Venezuela) y Universidad Nacional de México en el núcleo de Veracruz. Miembro de la comisión de especies amenazadas de la IUCN para los corales y editor de revistas científicas arbitradas, tiene 76 publicaciones en revistas científicas arbitradas y capítulos de libros y una decena de reportes técnicos del estado de los arrecifes en el Caribe que resumen 22 años de experiencia en la región y en otros arrecifes de coral.

UN ECOSISTEMA ESTRESADO PERO RESISTENTE

El informe bianual “El estado de los arrecifes de coral de la República Dominicana” se realiza con el apoyo de la Fundación Propagás en alianza institucional con Reef Check República Dominicana, la Universidad de Maine de los Estados Unidos y la colaboración de la Red Arrecifal Dominicana. El estudio del 2019 indicaba que, a nivel nacional, “los arrecifes coralinos de la República Dominicana están seriamente estresados, pero han demostrado ser resistentes. (…) Las macroalgas se mantienen a un nivel relativamente alto (similar a la mayor parte del Caribe) y no han variado de manera significativa”. También señala que la concienciación pública ha aumentado, lo cual ayuda a que las medidas de conservación, tanto aquellas establecidas legalmente como las que no, sean implementadas a nivel del consumidor y minorista. “Se ha comprobado que los esfuerzos locales para organizarse llevados a cabo especialmente por la Red Arrecifal Dominicana (RAD) son una medida eficiente y participativa para dirigir de mejor manera los esfuerzos nacionales, y mantenerlos atados a los esfuerzos regionales para asegurar una mejor coordinación entre las partes interesadas, tanto del sector público como el privado”. De acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente, en la República Dominicana se han identificado 181 zonas arrecifales; y, según la Lista Roja Nacional (2018), unas 24 especies de corales de las 68 que se han reportado para el país se encuentran en alguna categoría de amenaza.

Siete años. Los miembros fundadores de la Red Arrecifal Dominicana (RAD) en 2016 fueron la Fundación Propagás, The Nature Conservancy (TNC), Reef Check República Dominicana, la Fundación Grupo PuntaCana, Codopesca y la Fundación Dominicana de Estudios Marinos (Fundemar). La RAD apoya los programa de restauración (viveros) que procuran aumentar la población de las especies Acropora cervicornis (cuerno de ciervo) y Acropora palmata (cuervo de venado), las que se estima han mermado en más de 97% en las últimas tres décadas, considerándose ambas en estado crítico de extinción; así como programas científicos, de formación y educativos encaminados a preservar estos ecosistemas. Fundemar, por ejemplo, ha reportado que unos 3,000 metros de coral crecen en los viveros de la fundación.

Desde el Estado. En febrero de este año, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales presentó el “Informe de Línea Base sobre el Estado de Especies Marinas”. Su objetivo: crear estrategias que ayuden a conservar los arrecifes coralinos y la población de peces herbívoros, en especial los peces loros, doctores, cirujanos, ángeles, mariposas y pepinos de mar.