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Tecnología para nuestros mayores

Los dispositivos tecnológicos de seguridad dan tranquilidad a las familias. Foto: Neki/EFE

EFE, Pablo GutmanSanto Domingo

El deterioro fisiológico y cognitivo, acentuado en muchos casos por la soledad habitual, ahora fomentada aún más por el confinamiento y distanciamiento social a causa del coronavirus, pueden poner en peligro la integridad física de algunas personas mayores.

La situación es de alto riesgo cuando estas personas sufren algún grado de discapacidad y falta de movilidad y, sobre todo, cuando padecen demencia o una enfermedad neurodegenerativa como el Alzheimer, quienes puede extraviarse, ausentándose de su domicilio o de los lugares que frecuentan habitualmente, en un comportamiento conocido como “escapismo”.

Un alto porcentaje de quienes sufren estos trastornos se desorientan al salir a la calle y sufren algún tipo de caída.

Los localizadores con GPS (sistema de posicionamiento que permite conocer la ubicación geográfica de un dispositivo y por lo tanto de su usuario) oculto e integrado en objetos o complementos cotidianos como bastones, relojes, carteras, llaveros, cinturones o colgantes, ayudan a afrontar esta problemática y prevenir lesiones y extravíos.

Estos dispositivos que los familiares o cuidadores monitorizan desde un teléfono móvil mediante una ‘app’, permiten conocer continuamente la localización de quien lo lleva puesto y saber cuándo entra o sale de una zona de seguridad preestablecida, y disponen de un botón SOS que el usuario pulsa para enviar una notificación a la persona responsable en caso de emergencia.

También posibilitan que el anciano reciba y envíe llamadas telefónicas al pulsar un botón y, algunos, permiten visualizar el recorrido que hace el usuario en una plataforma web o mediante la ‘app’ móvil para poder encontrarlo rápidamente. Además cuentan con un sistema detector de caídas, que avisa de inmediato al responsable del mayor, para que acuda a ayudarlo.

“Estos aparatos los utilizan en su mayor parte las personas de 76 a 80 años de edad, siendo utilizados en un 69% de los casos por hombres y en el 31% por mujeres”, explica a Efe Rafa Ferrer, director ejecutivo (CEO) de la firma Neki (https://neki.es) especializada en estas tecnologías.

MAYORES SEGUROS, FAMILIARES TRANQUILOS.

“Estas soluciones se han convertido en una herramienta básica para evitar incidentes domésticos o en hogares de ancianos, localizar a personas desaparecidas o desorientadas e incluso evitar males mayores, además de aportar tranquilidad a sus familiares y cuidadores”, recalca Ferrer.

Señala que a edades avanzadas suelen aparecer enfermedades cognitivas relacionadas con el envejecimiento además del propio deterioro físico, lo que puede llevar a que una persona anciana que se cae al suelo no sea capaz de levantarse por sus propios medios, aunque no esté herida.

“Muchas de estas personas conviven con sus hijos o con su cónyuge también de edad avanzada o incluso viven solas, y les gusta gozar de autonomía e independencia para salir a dar un paseo o hacer la compra”, puntualiza.

En estos casos, “los familiares suelen estar muy intranquilos, porque quizás el mayor haya tenido algún episodio previo de desorientación y esos momentos son muy angustiosos para la familia”, apunta.

“Estos dispositivos de localización aportan tranquilidad a los familiares, que en todo momento pueden saber dónde se encuentran sus mayores a través de la aplicación (‘app’) e incluso pueden hablar con ellos para tranquilizarlos en caso de emergencia”, señala.

“Si el anciano se desorienta, no se encuentra bien o se cae, puede pulsar el botón SOS y el dispositivo automáticamente hace una llamada a los números configurados que, por lo general, son los teléfonos de sus hijos”, explica Ferrer.

UNA SEÑAL DE ALARMA LANZADA A TIEMPO.

“Tenemos numerosos casos de personas que se han perdido o han salido de una zona de seguridad definida y que, tras la señal de alerta lanzada por el dispositivo, han sido encontradas y devueltas sanas y salvas a su hogar por sus familiares, a veces con la ayuda de las fuerzas de seguridad, evitando situaciones peligrosas que podrían tener un desenlace fatal”, recalca.

Señala que un punto clave de estos dispositivos es que no estigmatizan al mayor y pasan desapercibidos para el resto de las personas, y otro aspecto destacado es que están en objetos de uso cotidiano, con los que la persona está familiarizada y que ha llevado gran parte de su vida, como un reloj, por lo que es difícil que olvide ponérselo o llevarlo, como podría suceder con un móvil.

“Otro requisito clave es su facilidad de uso, ya que a muchos usuarios les cuesta interactuar con la tecnología. Por eso, y volviendo al reloj, que es el localizador más vendido, este complemento permite visualizar la hora en formato analógico (con una esfera y sus manecillas) y en formato digital de 12 horas (las 17:23 son las 5:23 PM), para evitar confusiones”, señala.

Destaca que con la tecnología y programas informáticos actuales es posible monitorizar el comportamiento de una personas de edad avanzada o con algún deterioro cognitivo, sabiendo si se ha levantado de la cama, ha abierto la nevera, tomado la pastilla o salido de casa a dar un paseo, para detectar patrones de conducta anómalos que indique un posible problema y emitir una alerta.

Adelanta que en un futuro cercano se incorporaran a las tecnologías de seguridad para mayores sistemas basados en el Internet de la Cosas (objetos conectados a la Red), que permitirán controlar la temperatura de la vivienda para evitar que sea demasiado alta o baja, poniendo en riesgo la salud del anciano.

“Y estamos trabajando con otra empresa en un sistema basado en tecnologías de voz y de Inteligencia Artificial, para efectuar llamadas automatizadas a los teléfonos de las casas de los mayores y preguntarles, con un lenguaje natural, como están y recordarles si han tomado su medicación, para después enviar un informe a sus familias, si se detecta alguna anomalía”, concluye.