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La nave espacial de Boeing no logra su primer objetivo en vuelo de prueba

El fracaso de la nueva nave espacial de Boeing en llegar a la Estación Espacial Internacional (EEI) en su primer vuelo de prueba plantea dudas en torno a la seguridad de los futuros vuelos tripulados, en un momento en que esta compañía estadounidense está sumida en una crisis por sus aviones 737 Max.

Tal como estaba previsto la CST-100 Starliner despegó este viernes a las 06.36 hora local (11.36 GMT) de Cabo Cañaveral (Florida) a bordo de un cohete de la United Launch Alliance (ULA), pero, poco después de separarse del Atlas V, se desvió del rumbo previsto por problemas técnicos y no encontró la órbita buscada.

La NASA, que está trabajando con empresas privadas para reanudar los vuelos espaciales desde territorio de EE.UU., y con naves y tripulación estadounidenses, anunció después que Starliner no iba a llegar a la EEI, que era el objetivo de este vuelo junto con un "regreso seguro" a Tierra.

Desde 2011, cuando Estados Unidos puso fin a su programa de transbordadores, el relevo de las tripulaciones de la EEI se efectúa exclusivamente con las naves rusas Soyuz.

Jim Bridenstine, administrador de la NASA, dijo que la posibilidad de intentar colocar a la Starliner en la órbita correcta para poder atracar en la EEI ya no está "sobre la mesa", entre otras razones porque el desvío hizo que la nave gastase más combustible de la cuenta.

Según sus explicaciones, todavía no se sabe con certeza por qué se produjo el desvío, pero sí que el problema se presentó en el "reloj" de a bordo.

Por ello, la nave, totalmente automatizada, actuó de una manera desacompasada respecto a la cronología del proceso.

En una conferencia de prensa en el Centro Kennedy de Cabo Cañaveral, Bridenstine y otros directivos de la NASA, Boeing y ULA, además de los astronautas asignados al primer vuelo tripulado de Starliner, aún sin fecha, se esforzaron en transmitir optimismo sobre el resultado de la misión, que todavía tiene que cumplir con la fase de retorno.

"Muchas cosas han salido bien" en este vuelo, dijo Bridenstine, quien recalcó que es de prueba y está pensado para "aprender".

Previamente, la NASA había señalado en Twitter que este viaje de demostración marca "un hito" en la nueva era de los vuelos tripulados de Estados Unidos.

En principio, el inicio de esos vuelos tripulados hacia y desde la EEI tanto en la nave de Boeing como en la Crew Dragon de SpaceX, la empresa de Elon Musk, propietario de Tesla, que también está en el programa con la NASA, está previsto para 2020.

Los participantes en la conferencia de prensa no quisieron aventurar si los planes se mantendrán como hasta ahora.

La astronauta de la NASA Nicole Mann dijo que está "deseando", al igual que sus colegas Chris Ferguson y Mike Fincke, viajar a bordo de la CST-100 Starliner a la EEI.

También afirmó que lo ocurrido este viernes no les genera inquietud alguna desde el punto de vista de la seguridad.

En este sentido, Bridenstine subrayó que, aunque el funcionamiento de la cápsula está automatizada, los astronautas pueden tomar el control de la nave cuando sea necesario.

"Para ser muy claro, si hubiera habido tripulación (en el vuelo de hoy), habría estado a salvo", subrayó.

La nave está en una órbita segura y ahora se trabaja para que en unos dos días pueda regresar y aterrizar en White Sands, en el desierto de Nuevo México.

Todos los participantes en la conferencia de prensa resaltaron el "estupendo trabajo" de los centros de control en Tierra, que tomaron las "decisiones correctas" cuando se presentó el problema en la Starline por causas aun por determinar.

El plan inicial era que la CST-100 Starliner, que lleva un cargamento de ropa, comida y equipos, entre ellos un maniquí con sensores y dispositivos para saber el efecto del vuelo en los humanos, llegase este fin de semana a la EEI y regresase el 28 de diciembre.

Bridenstine, que dijo haber hablado con el vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, después del lanzamiento de este viernes, indicó que la NASA tiene el compromiso de ser transparente sobre los resultados de sus nuevos proyectos, con un coste de miles de millones de dólares, y dedicada a "generar confianza" entre los contribuyentes.

"Estamos orgullosos del equipo por su profesionalismo y rápida reacción para proteger el vehículo y hacer posible un retorno seguro. Estamos deseando revisar y aprender de los datos generados hasta ahora por esta misión", señala un comunicado de Boeing.

El contratiempo surgido en el primer vuelo de prueba de la Starliner pone presión a esta compañía aeronáutica sumida en una crisis por los problemas de su modelo de avión 737 Max.

El 16 de diciembre Boeing comunicó que detendrá temporalmente la fabricación del 737 Max a partir de enero, una decisión histórica que afecta a un modelo implicado en dos accidentes aéreos con un número elevado de víctimas -en octubre de 2018 y marzo de 2019-, producidos por un fallo en su software.

Dentro del Programa Comercial de Vuelos Tripulados de la agencia espacial estadounidense, la cápsula Crew Dragon, de SpaceX, completó con éxito el pasado mes de marzo una misión similar.

La Crew Dragon viajó con otro maniquí a bordo, se acopló a la EEI y regresó a la Tierra sin problemas, en este caso mediante un amerizaje.