EE.UU.

TECNOLOGÍA

Los errores de privacidad ensombrecen a los asistentes digitales

Una series de errores de privacidad en meses recientes han suscitado nuevas preocupaciones sobre el futuro de los asistentes digitales de voz, un mercado en crecimiento considerado por algunos como la próxima frontera de la computación.

Los incidentes recientes en los que se han visto involucrados dispositivos de las gigantes Google, Apple y Amazon ponen de manifiesto que a pesar del fuerte crecimiento en el mercado para los dispositivos y los altavoces inteligentes, es necesario trabajar más para garantizar a los consumidores la protección de sus datos cuando utilizan esta tecnología.

Apple dijo esta semana que suspendía su programa "Siri grading", en el cual la gente escucha fragmentos de conversación para mejorar la tecnología de reconocimiento de voz, después de que el periódico londinense The Guardian reportó que los contratistas estaban escuchando información médica confidencial, asuntos criminales e incluso encuentros sexuales.

"Estamos comprometidos con ofrecer una gran experiencia Siri mientras protegemos la privacidad del usuario", dijo Apple en un comunicado, agregando que permitiría a los consumidores optar por esta función en una actualización futura del software.

Google, mientras tanto, sostuvo que haría una pausa en las escuchas y transcripción de conversaciones en la Unión Europea (UE) de su Asistente de Google, a raíz de una investigación privada en Alemania.

De su lado, Amazon, que ha reconocido el uso de asistentes humanos para mejorar la inteligencia artificial que alimenta a su dispositivo Alexa, recientemente anunció una nueva función que facilita borrar toda la información grabada.

Los casos recientes pueden dar a los consumidores la impresión de que alguien esta "escuchando" sus conversación aunque rara vez sea cierto.

"Desde una perspectiva tecnológica no es sorprendente que esas compañías usen humanos para anotar estos datos, porque las máquinas no son lo suficientemente buenas para entender todo", dijo Florian Schaub, un profesor de una University of Michigan especializado en interacción entre el computador y los humanos y quien ha hecho investigaciones en asistentes digitales.

"El problema es que las personas no lo esperan y ello no se les comunica de manera transparente", acotó.

Carolina Milanesi, una analista en tecnología de Creative Strategies, está de acuerdo en que se necesitan seres humanos para mejorar la tecnología.

"La gente tiene una expectativa algo irreal de que estos asistentes mejorarán por arte de magia, que la máquina pude aprender y ser mejor por sí misma, pero seguimos estando en los comienzos de la IA (inteligencia artificial), y la intervención humana sigue siendo importante", señaló.

De acuerdo con la firma de investigación eMarketer, cerca de 112 millones de personas -un tercio de la población de Estados Unidos- utilizará un asistente de voz al menos una vez al mes en algún dispositivo, varios alimentados por IA para búsquedas, oir música y noticias o información.

Una encuesta de Microsoft entre consumidores de cinco países encontró que el 80% estaban satisfechos con su experiencia con los asistentes digitales. Pero 41% de los encuestados dijo que había tenido preocupaciones sobre la privacidad, la confianza y las escuchas.

¿Temores infundados?

Algunos de los temores que rodean a los altavoces inteligentes están basados en suposiciones falsas, dijeron los analistas.

Los dispositivos no graban o transmiten información hasta que son "activados" con una palabra clave o frases como "Hey, Siri" o "Alexa".

Pero, "siempre hay un riesgo de activación falsa", subrayó Schaub.

"Tienen que confiar en el dispositivo y en la compañía fabricante del dispositivo en que el micrófono sólo está procesando localmente hasta que se escuche la palabra que ordena la activación.", aclaró.

Ryan Calo, codirector del Laboratorio de políticas tecnológicas de la Universidad de Washington, expresó que, aunque los dispositivos no estén escuchando, sigue habiendo preocupación sobre el eventual acceso a conversaciones.

"Si los empleados están escuchando cosas a las que no deberían tener acceso, eso es una verdadera bandera roja de alerta, es una mala práctica", indicó Calo.