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DEMANDA

Google cede a la presión de empleados y permitirá demandas por discriminación

Imagen AP.

Google anunció hoy el fin de su política interna de "arbitraje forzoso" en casos de discriminación o de despido improcedente, lo que permitirá a sus empleados presentar demandas ante la Justicia como venían pidiendo desde hace tiempo.

A partir del 21 de marzo, tanto los nuevos empleados como aquellos que ya trabajen para la compañía que dirige Sundar Pichai podrán demandar a la empresa a título individual o de forma colectiva si consideran que sus derechos han sido vulnerados, algo que hasta ahora Google les tenía prohibido por contrato.

Durante los últimos meses, los trabajadores de la firma con sede en Montain View (California, EE.UU.) habían redoblado la presión para abandonar el "arbitraje forzoso", algo que la empresa ya hizo en noviembre para los casos de acoso sexual después de que miles de sus empleados en todo el mundo organizaran una acción coordinada de protesta sobre esta cuestión.

El arbitraje forzoso que hasta la fecha viene requiriendo Google a sus empleados por contrato les exige solucionar cualquier disputa que pueda surgir con la empresa a través de un proceso de arbitraje, menos formal, costoso y más rápido que litigar en los juzgados, y alejado del foco de atención pública.

Los empleados que se oponen a esta práctica critican que a menudo resulta ventajosa para la empresa (que es quien paga al mediador o mediadores) y que genera en los trabajadores una "sensación de indefensión" que hace que muchas veces incluso renuncien a exponer sus quejas.

La decisión de Google no afectará únicamente a las posibles disputas que se produzcan a partir del 21 de marzo, sino que tendrá efecto también sobre conflictos pasados, de manera que los afectados podrán dirigirse a la Justicia si así lo desean aunque su caso se encuentre ya en un proceso de arbitraje.

A finales del año pasado, empleados de Google en sus oficinas de todo el planeta salieron a la calle en una acción coordinada contra la que consideran es una cultura que "protege" a los acosadores sexuales en la empresa.