ESPECIES

Las aves insulares evolucionaron hacia cerebros más grandes

Las aves que viven en las islas tienden a tener cerebros más grandes que sus primos del continente, según un análisis de más de 1.800 especies, con participación de científicos españoles.

En su artículo publicado en la revista Nature Communications, los investigadores observan que ha habido evidencia anecdótica que sugiere que las aves que viven en las islas tienen cerebros más grandes que las aves similares en el continente, y se llevaron a cabo dos estudios para descubrir si esto era cierto. Pero ambos estudios resultaron ser defectuosos, lo que significaba que no había evidencia real que respaldara tales afirmaciones.

Para obtener más información, el equipo buscó bases de datos que contenían información sobre 11.554 especímenes de aves que incluían datos del tamaño del cerebro sobre 110 especies que viven en las islas y 1.821 que viven en los continentes.

El análisis de los datos mostró que las aves que viven en las islas tenían cerebros más grandes (en relación con el tamaño corporal) en promedio que las aves continentales. Este hallazgo les condujo a la pregunta obvia de si vivir en una isla provocaba un mayor crecimiento cerebral o si era más probable que las aves de cerebro más grande llegaran a una isla.

Para encontrar la respuesta a esta pregunta, el equipo regresó a la base de datos. Esta vez, compararon las aves por el tamaño del cerebro, como de estrechamente relacionadas estaban, y también, por supuesto, dónde vivían. Al hacerlo, descubrieron que las aves que evolucionan con el tiempo en una isla tenían cerebros más grandes que sus primos que se habían quedado en casa. Los investigadores afirman que esto sugiere fuertemente que la vida en las islas ha aumentado el tamaño del cerebro en las aves.

VIVIR EN UNA ISLA AUMENTA EL TAMAÑO DEL CEREBRO

Los investigadores se preguntaron a continuación por qué la vida en las islas podría producir aves con cerebros más grandes y, presumiblemente, una inteligencia superior. Ellos teorizaron que parecía verosímil que factores tales como el aislamiento, la incapacidad de dispersarse y la necesidad de expandir su nicho de mercado pudieran causar tal cambio.

Señalan que el aislamiento daría como resultado un historial de vida diferente y también evitaría que las aves se muevan a otra parte en caso de que las condiciones se vuelvan difíciles en alguna ocasión. También notaron que la vida en la isla podría ser más errática que la experimentada por las aves en el continente, lo que los obligó a buscar nuevas formas de encontrar comida y de sobrevivir.

Para visualizar su teoría, el grupo construyó un modelo que representaba a las aves que vivían en esas circunstancias. La simulación mostró el resultado que esperaban: el desarrollo de cerebros más grandes.

Entre los autores del estudio figuran los biòlogos del CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales) Ferran Sayol y Daniel Sol.