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COLABORACIÓN

Al futuro hay que dedicarle tiempo

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ARTURO LÓPEZ VALERIOSanto Domingo

Vivimos en una época de grandes cambios pero también de gran incertidumbre. Los mercados están saturados, la competencia es cruel, las necesidades de los clientes se alimentan constantemente gracias a las nuevas innovaciones tecnológicas.

Sabemos que la tecnología revoluciona todas las industrias, impulsa nuevas posibilidades y soluciones, pero también acelera la complejidad, la incertidumbre y el miedo.

Los mercados comenzaron a descontrolarse y atomizarse. Amazon es cadena de farmacias, Alphabet una agencia de viajes, Apple es un banco, Tesla una fábrica de baterías y Uber intermedia servicios regulados.

Según Peter Fisk, autor del libro Business Decoded, los negocios no son aptos para el futuro. La mayoría de las organizaciones fueron diseñadas para mundos estables y predecibles, donde el futuro evolucionó según lo planeado, los mercados eran definitivos y las opciones eran claras.

El reto de las empresas dominicanas y los sectores insignias de la economía dominicana se visualiza claramente: el valor empresarial se trata de su potencial futuro. Lamentablemente la ejecución que observo en jóvenes conservadores va en la dirección opuesta.

Según Fisk el potencial futuro es el deseo y la capacidad de ser más y está impulsado por tres factores: coraje futuro, visión futura y capacidad futura. En su libro indica que la mayoría de los altos ejecutivos dedican actualmente alrededor del 5% de su tiempo a pensar en el futuro.

En nuestro país priorizamos el hoy sobre el mañana. Lo observamos claramente cuando vemos hoteles, transportistas y al gobierno luchando contra plataformas. Todos sabemos que necesitamos el éxito hoy para crear el mañana, pero crear el futuro es más importante.

Se invierte demasiado tiempo mirando hacia atrás, recordando el recorrido, cuando esto reduce el tiempo para mirar hacia adelante. La estrategia se basa en lo que hemos hecho, nuestras capacidades y activos existentes, mientras que se limita el futuro por lo que hacemos actualmente.

David Boronat, fundador de Multiplica nos propone que "definamos una visión a 5 o 10 años. Luego vayamos del futuro al presente para saber a 3 años qué debemos hacer y desde los 3 años bajarlo a los próximos 12 meses. Los mejores emprendedores piensan en un futuro de regreso donde no estás limitado por tus propias capacidades".

En resumen, debemos pensar en impulsores futuros, incertidumbres críticas, escenarios plausibles e implicaciones estratégicas.

Con una mejor comprensión de los futuros posibles, los empresarios y emprendedores pueden comenzar a preparar su negocio para el futuro frente a los peores escenarios y empezar a correr proyectos que construirán el futuro de sus organizaciones. Una vez escribí acerca de la fortalezas de las empresas cataliza mayor resiliencia en las comunidades donde participan.

Las empresas resilientes gestionan una cartera dinámica de negocios establecidos y emergentes, para proteger los modelos comerciales establecidos de las interrupciones el mayor tiempo posible, al mismo tiempo que cultivan el modelo comercial del mañana. Ésas no fueron lesionadas durante la pandemia.

Según Boronat, crear el futuro requiere coraje. El coraje es el activo real. También exige empatía y humildad.

Para construir el futuro los stakeholders necesitan escuchar atentamente a los demás, admitir errores y cambiar de dirección cuando sea necesario.

Es momento para repensar nuestras posiciones si queremos que el país se convierta en un hub tecnológico, definiendo un propósito, que nos ayude a ganar y retener clientes.

El país necesita aprovechar la oportunidad, centrarse en las personas, en lugar de en las estructuras. Centrarse en los resultados, en lugar del cambio.

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