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El Covid-19 le ha robado el brillo a los años dorados

Si bien es verdad que el coronavirus no tiene raza ni color, una cosa si ha quedado clara: se ha ensañado contra los envejecientes, pero ello no debe ser motivo para dejar de vivir.

La situación puede llevar al adulto mayor a situaciones de tristeza, ansiedad y hasta depresión.

La situación puede llevar al adulto mayor a situaciones de tristeza, ansiedad y hasta depresión.

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Maritza Morillo SueroSanto Domingo, RD

En estos tiempos difí­ciles estamos vivien­do sin vivir. Ahora lo cotidiano es andar con la preocupación a cuestas porque hoy más que nun­ca el ser humano necesita estar en óptimas condiciones y darse afec­tos por la salud mental.

“Estamos prestando atención a nuestra salud física, y de hecho, es muy importante, pero: ¿Y qué de nuestra mente? Lo digo por­que sabemos que es cierto que el virus afecta más a las personas de la tercera edad, pero no nos he­mos detenido a pensar que si no le hace daño el Covid-19 se lo ha­rá la soledad, el no estar cerca de sus seres queridos”, explica Car­men Virginia Rodríguez, psicólo­ga clínica y terapeuta familiar.

Su consideración no tiene el sentido de que se visite o que los envejecientes salga a la calle, sino que se le ofrezca una ayuda psi­cológica para que entiendan que aunque el virus acecha, hay mu­chas otras cosas que se pueden hacer para que el ocio y la preocu­pación no sean obstáculo en la plenitud con que deben vivir sus años dorados.

Rodríguez, de Grupo Profesio­nal Psicológicamente, sostienen que la salud mental es un área a la que se le está pasando por en­cima. “No la estamos mirando en su justa dimensión como ameri­ta, con sus efectos y consecuencias del momento y en un mediano o largo plazo. Cada día estamos viendo personas de todas las eda­des deprimidas y ansiosas, o desa­rrollando algún tipo de trastorno debido al encierro y al miedo que se ha creado alrededor del virus, y eso no es saludable”.

La especialista entiende que es verdad que hay un virus, es ver­dad que hay que cuidarse, es ver­dad que lamentablemente han muerto muchas personas, pero igual, la vida sigue, y va a seguir. La rutina de todos de alguna ma­nera se ha visto afectada.

“Por eso es que hago énfasis en los adultos mayores, que como hemos dicho, son quizás el grupo

que está sintiendo el aislamiento de una manera más abrumado­ra, debemos ver cómo estando en sus años dorados, que tanto afec­to necesitan, puede que se la pa­sen más solos aun”, puntualiza Rodríguez.

Entiende que inevitablemen­te, eso puede llevarlos a situacio­nes de tristeza, ansiedad y hasta depresión. Igual podemos ver en los niños, niñas y adolescentes, donde la privación de un esparci­miento y disfrute, esta siendo ca­da vez mas coartado, en este gru­po estamos viendo cada día mas, efectos y consecuencias en sus es­tados de animo, encerramiento por el aburrimiento y tristezas.

En sentido general En los adultos y adultos jóve­nes, sin restarle importancia a sus emociones, puede que debi­do a sus compromisos y capaci­dad productiva, puedan manejar mejor esos sentimientos y emo­ciones abrumadoras. Sin embar­go, no se escapan y también están asistiendo a consultas, tanto psi­cológicas como psiquiátricas. “Y es importante que lo hagan, ne­cesitamos entender que en este momento, un acompañamiento, cualquiera que sea la edad, es im­portante. “Un acompañamiento psicológico podría evitar conflic­tos futuros más profundos, por lo que exhortamos sobrepasen la capacidad de contención per­sonal, lo acepte y busque ayuda”, insiste.

Carmen Virginia Rodríguez

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