HAITÍ CRISIS
El terror y la muerte protagonizan la vida en la capital de Haití
Actualmente la zona más afectada de la capital es Petion-ville, en las colinas de Puerto Príncipe, donde en menos de una semana se han encontrado más de 30 cadáveres.
La capital de Haití sigue inmersa este viernes en la violencia, con una docena de cuerpos esparcidos por las calles, muchos de ellos quemados, en una semana en la que se suceden los enfrentamientos entre la Policía y las bandas armadas y cuando avanza la constitución del consejo presidencial de transición.
Actualmente, la zona más afectada de la capital es Petion-ville, en las colinas de Puerto Príncipe, donde en menos de una semana se han encontrado más de 30 cadáveres.
Este viernes se volvieron a repetir allí las escenas de los últimos días, esta vez en el área de Haut-Delmas, donde aparecieron los restos de una docena de personas que, al parecer, acompañaban al jefe de la banda de Delmas 95, conocido como Ti Greg, abatido el jueves en su bastión por la Policía Nacional de Haití y que había huido a principios de mes de la Penitenciaría Nacional.
EFE pudo comprobar cómo los cuerpos -la mayoría carbonizados y algunos apilados- regaban las calles, mientras la vida transcurría con cierta normalidad a su alrededor: los vecinos transitaban al lado de los restos humeantes y los vehículos los esquivaban hasta que llegaban los servicios municipales, los cargaban en camillas y los subían a una ambulancia para, ya en el cementerio, ser enterrados en una fosa común.
Son escenas que esta semana se repiten un día tras otro en Haití, donde la violencia sigue sin freno, en especial desde finales de febrero pasado, cuando se subieron nuevos peldaños y a los ya habituales secuestros, matanzas y violaciones se sumaron ataques a instituciones, edificios públicos, empresas o propiedades privadas.
La situación empeoró aún más a raíz de que, tras un asalto de las bandas armadas, lograran huir de las dos principales cárceles de la capital unos 3.000 presos, entre ellos miembros y cabecillas de las poderosas pandillas.
El hambre avanza en Haití
La violencia, junto a una inflación galopante y las malas cosechas, hacen que Haití se encuentre con los peores datos de inseguridad alimentaria registrados nunca, con "niveles récord" de hambre, alertó hoy el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Esta agencia de Naciones Unidas indicó que, según el último análisis de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF), 4,97 millones de personas, prácticamente la mitad de los 11 millones de habitantes de Haití, se enfrentan a una inseguridad alimentaria aguda y, de ellos, 1,64 millones están en niveles de "emergencia" (fase 4 de la CIF).
Entre las zonas más afectadas está el valle de Artibonite, considerado el granero del país y "donde los grupos armados se han apoderado de tierras de cultivo y han robado las cosechas".
Ante esta situación, el Programa Mundial de Alimentos alerta de que "las operaciones humanitarias en Haití están lamentablemente infrafinanciadas" y que esta agencia precisa 95 millones de dólares en los próximos seis meses: "Ahora más que nunca, se necesita el apoyo de los donantes para que el PMA pueda mantener sus programas en funcionamiento y seguir sirviendo a los haitianos más vulnerables atrapados en esta crisis".
También la Organización Mundial de la Salud (OMS) da la voz de alarma sobre la situación sanitaria y humanitaria en Puerto Príncipe, que está empeorando por el cierre de su aeropuerto y la dificultad de acceso al puerto marítimo, dado que los alrededores están controlados por las bandas.
No descarta que la situación se deteriore de forma significativa en las próximas semanas, si el combustible escasea y el acceso a suministros médicos esenciales no mejora pronto, y afirma que ya hay "una urgente necesidad de sangre, anestésicos y medicinas esenciales, y solo la mitad de las instalaciones sanitarias de la ciudad operan con normalidad".
Todas estas necesidades son aún mayores entre la población desplazada, miles de personas que han huido de sus casas e incluso de los campos de refugiados en los que estaban a causa de la violencia y deambulan por Puerto Príncipe a la búsqueda de un lugar seguro.