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Macron abandonará su ley de inmigración si no hay compromiso pero no disolverá el Gobierno

No recurrirán a la aprobación por decreto de ese proyecto de ley, aunque la Constitución se lo permite, y que se hizo en abril con la reforma de las pensiones.

El presidente Emmanuel Macron en el Palacio del Elíseo de París el 13 de diciembre de 2023

El presidente Emmanuel Macron en el Palacio del Elíseo de París el 13 de diciembre de 2023Ludovic MARIN/AFP

El presidente francés, Emmanuel Macron, abandonará su proyecto de ley de inmigración, que sufrió el lunes un revés parlamentario, si no consigue consensuar un texto en un nuevo procedimiento en el que necesitará el apoyo de la derecha, pero descarta en cualquier caso disolver su Gobierno.

El portavoz del Ejecutivo, Olivier Véran, explicó este miércoles en una entrevista al canal LCI que no recurrirán a la aprobación por decreto de ese proyecto de ley, aunque la Constitución se lo permite, y que se hizo en abril con la reforma de las pensiones.

En cuanto a la posibilidad de disolver el Gobierno de la primera ministra, Élisabeth Borne, su respuesta fue clara y tajante: "Seguro que no".

Véran explicó que una disolución, que podría conducir a nuevas elecciones legislativas, no resolvería ni los problemas de seguridad que pretende abordar el texto sobre la inmigración, ni a los problemas de "estabilidad".

Detrás de esa respuesta está la hipótesis de que fuera la ultraderecha de Marine Le Pen la que estuviera al frente de un nuevo Ejecutivo que reemplazara el de Borne.

El portavoz se esforzó en insistir en que no quiere contemplar la posibilidad de que no se alcance un compromiso en la comisión mixta paritaria de siete diputados y siete senadores que a partir de la semana próxima se reunirá para buscar una solución sobre ese texto.

Esa comisión mixta paritaria, en la que el bloque macronista no tiene mayoría, es la vía de salida escogida por el presidente francés después de que el lunes el plenario de la Asamblea Nacional votó, por una corta mayoría, una moción para rechazar el debate sobre el proyecto de ley, que había iniciado su tramitación en el Senado.

Esa moción de rechazo, que supone un revés político para Macron y muy particularmente para su ministro de Interior, Gérald Darmanin, recibió el apoyo de la oposición de izquierdas que la presentó, pero también de la ultraderecha de Marine Le Pen y de casi todos los diputados de Los Republicanos (LR), la derecha clásica.

El proyecto de ley que presentó el Gobierno comporta un pilar para facilitar y acelerar la expulsión de inmigrantes en situación irregular, en particular los delincuentes, y otro para permitir la regularización de los que llevan más de tres años en Francia y trabajan en sectores en tensión por falta de mano de obra, como la hostelería, la construcción o los cuidados a las personas.

En su tramitación en el Senado, donde la derecha tiene mayoría, se reforzó el contenido represivo en el primer pilar y se vació ampliamente de contenido el segundo.

LR, cuyos votos son imprescindibles para que el proyecto de ley salga adelante, ha advertido de que sólo votará a favor si se mantiene la versión que adoptó la Cámara Alta.