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En medio de sequía prolongada, Barcelona sacia la sed mediante la desalinización

Se han impuesto topes a la cantidad de agua disponible para la agricultura, la industria y algunos usos municipales.

Mapa de la Desalinizadora del Llobregat

Mapa de la Desalinizadora del LlobregatEns d’Abastament d’Aigua Ter-Llobregat

La población de Barcelona, que antes saciaba su sed con agua de sus ríos y pozos, ahora depende de una laberíntica red de caños verdes, azules y violetas dentro de una planta industrial en medio de una sequía prolongada.

El agua es bombeada desde dos kilómetros mar adentro del Mediterráneo a la planta de desalinización de Llobregat, situada en un tramo aislado de playa. Después de atravesar varios sistemas de limpieza y filtración, llega a su etapa final: la red de caños multicolores que despojan de sal hasta la última gota de agua.

Poco utilizada desde su construcción en 2009, la planta desalinizadora para agua potable más grande de Europa está funcionando a plena capacidad para ayudar a Barcelona y sus cercanías, con 5 millones de habitantes, a adaptarse al impacto del cambio climático, que a través de sucesivas olas de calor y sequías ha contribuido al agotamiento de las reservas.

En abril de 2021, antes de la sequía, el 63% del agua potable de Barcelona provenía de los ríos, el 34% de los pozos y apenas el 3% de la desalinización. Dos años después, esas proporciones se han alterado a 33% por desalinización, 23% de los pozos y 19% de los ríos, según la empresa municipal de agua.

Con las represas alimentadas por las cuencas del norte de Cataluña apenas al 25% de su capacidad, se han impuesto topes a la cantidad de agua disponible para la agricultura, la industria y algunos usos municipales. Sin embargo, las autoridades no han tenido que tomar medidas tan drásticas como las de 2006-2008, cuando la sequía de entonces obligó a traer agua potable en buques cisterna.

“Sabíamos que tarde o temprano iba a llegar una sequía”, dijo el gerente de la planta, Carlos Miguel, a The Associated Press durante una visita reciente a la desalinizadora de Llobregat. “Mientras no llueva y se mantenga la sequía, la planta continuará funcionando. Este régimen está claro”.