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El hijo trans de una excongresista republicana que incitó a su madre a apoyar al colectivo

Hoy Rodrigo Heng-Lehtinen tiene 31 años, su madre 71 y ambos luchan desde diferentes trincheras a favor de las personas trans.

La excongresista republicana Ileana Ros-Lehtinen y a su hijo Rodrigo Heng-Lehtinen mientras posan afuera de la Casa Blanca, en Washington (DC, EE.UU.)EFE

Cuando con 21 años estudiaba en la universidad, se armó de valor para comunicarle a su madre que es un hombre y que se llama Rodrigo. Si salir del armario como trans es muy difícil por sí mismo, todavía lo es más cuando se es hijo de una congresista del Partido Republicano de Estados Unidos.

Ileana Ros-Lehtinen, quien fue representante por Florida durante casi 40 años, quedó en "shock" al recibir la noticia, pero miró a Rodrigo y le dijo: "Seas mi hija o mi hijo, eres mi familia y nada puede cambiar eso".

Hoy Rodrigo Heng-Lehtinen tiene 31 años, su madre 71 y ambos luchan desde diferentes trincheras a favor de las personas trans.

Él lo hace desde el activismo como director del Centro para la Igualdad Transgénero (NCTE, en inglés) y su madre, aunque dejó el Congreso en 2019 durante la Administración de Donald Trump, sigue cabildeando dentro de las filas republicanas en favor del colectivo.

"Ella está dedicando mucha energía para inspirar a otras familias y a otros políticos para que entiendan que las personas transgénero son personas, nada más ni nada menos", cuenta orgulloso a EFE este hombre risueño, de baja estatura y barba.

Ileana navega a contracorriente. Tras haber logrado que el Tribunal Supremo tumbara el año pasado el derecho constitucional al aborto, los conservadores de Estados Unidos han puesto en el punto de mira los derechos de las personas LGTBI, especialmente de las trans.

Solo en lo que va de año, se han presentado en congresos estatales 494 proyectos de ley considerados "anti-LGTBI", según la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), una de las mayores ONG del país.

El último estado en sumarse a la lista es Carolina del Norte, donde la asamblea estatal de mayoría republicana ratificó el 17 de agosto una ley que prohíbe los tratamientos de transición de género para menores, a pesar de la oposición del gobernador, el demócrata Roy Cooper.

Estos procedimientos están avalados desde hace años por la comunidad médica y científica, pero grupos conservadores y figuras como Donald Trump, principal aspirante a la nominación republicana para las presidenciales de 2024, los consideran "abuso infantil".

Unos 156.500 adolescentes trans viven en 32 de los 50 estados donde los tratamientos han sido prohibidos o están en riesgo, según el Instituto Williams.

"Eso tiene un impacto muy peligroso para los jóvenes. Imagínate ser un joven que estás tratando de determinar quién eres y la sociedad te está dando un mensaje de que ser transgénero es algo de lo que tener vergüenza", lamenta Rodrigo.

Según la Asociación de Médicos Estadounidenses (AMA, en inglés), estos tratamientos son necesarios para la salud mental de los jóvenes trans, que sufren altas tasas de depresión, ansiedad e incluso suicidios.

Cuando Rodrigo salió del armario, su madre ya apoyaba el matrimonio igualitario, pero tenía "muchas preguntas" y estaba "muy preocupada" de que los tratamientos de transición de género fueran en realidad experimentales.

"Es muy normal tener preguntas sobre el tratamiento médico, pero es importante recordar que han sido estudiados por décadas", explica Rodrigo, convencido de que la divulgación es la mejor forma de combatir la transfobia.

Además de los tratamientos, decenas de iniciativas en varios estados buscan prohibir la participación de mujeres trans en competiciones deportivas femeninas, los baños unisex, los espectáculos de drag queens o que se hable de género en los colegios.

La ofensiva ha llegado hasta el Pentágono, dado que la mayoría republicana en la Cámara de Representantes aprobó una enmienda en los presupuestos para prohibir que el Gobierno financie tratamientos de transición de género para los militares.

A pesar de todo, Rodrigo es de esas personas que derrocha optimismo en su mirada y sus palabras.

Cree que si hay tanto debate sobre estos temas es porque los trans tienen más visibilidad que nunca y confía plenamente en que "con el tiempo todo se verá muy normal".

"Por muchos años las personas transgéneros estuvimos en el clóset, pero ahora muchas están saliendo y pueden vivir auténticamente. Tenemos la mayor visibilidad que hemos tenido en la historia", cuenta en frente de dos edificios clave para el futuro de los derechos LGTBI: el Capitolio y el Tribunal Supremo.

Rodrigo vive con su esposo a pocas calles, en un domicilio que compró su madre cuando era congresista y donde ella todavía se queda a dormir cuando tiene que viajar desde Miami a la capital.

Esta familia floridana de origen cubano conserva sus raíces hispanas, como demuestra Rodrigo al hablar un español fluido.

Una de sus preocupaciones es precisamente que en Estados Unidos hay poca información y atención en español para personas transgénero, algo que hace más vulnerables a las personas trans latinas.

Rodrigo desearía que todas las personas pudieran tener una experiencia como la suya. A pesar de ser republicana, su madre, la primera mujer cubana-estadounidense en el Congreso, se llegó a enfrentar públicamente a Trump por sus posturas antitrans.

"Es un ejemplo de que el amor de la familia es más fuerte que cualquier tema del Gobierno o de la política. Familia es familia. Punto final".