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TRAGEDIA

"¿Por qué casi morí?": Mujer narra impacto de restricción del aborto en EE.UU.

La mujer, de 36 años, había dilatado a las 18 semanas y los médicos le informaron que su bebé no sobreviviría.

Amanda Zurawski

Amanda ZurawskiAFP

Amanda Zurawski casi murió esperando un aborto que no deseaba pero que necesitaba desesperadamente.

"Mi esposo y yo siempre supimos que queríamos hijos (...) nuestra bebé fue muy, pero muy deseada", cuenta Zurawski, quien después de 18 meses de tratamientos de fertilidad celebraba el anhelado embarazo en junio de 2022, justo cuando la Corte Suprema de Estados Unidos ilegalizaba el procedimiento.

Dos meses después, "todo cambió" justo cuando Zurawski planeaba su reunión de 'baby shower'.

La mujer, de 36 años, había dilatado a las 18 semanas y los médicos le informaron que su bebé no sobreviviría.

La pesadilla apenas comenzaba para ella y su esposo en Texas, estado conservador del sur que tras la decisión de la Corte Suprema prohibió el aborto con rarísimas excepciones.

"El corazón del bebé aún latía. Entonces las leyes en Texas les prohibían a los doctores darme el cuidado médico que yo necesitaba, que era un aborto", contó Zurawski en entrevista con AFP desde su casa en la ciudad de Austin.

"Cuando nos dijeron que la pérdida era inevitable, yo sólo quería seguir adelante. Pero tuve que esperar hasta que mi vida estuviese en riesgo para que los doctores pudieran intervenir" (...) Fue aterrador". subrayó.

Tres días después de su diagnóstico entró en choque séptico.

"Durante esos tres días, no solo estaba en duelo por perder a mi bebé, también estaba aterrada porque no sabía que iba a pasar", dijo.

Cuando finalmente fue admitida, Zurawski pasó otros tres días en cuidados intensivos bajo cuadro crítico. Luego volvió a casa, pero con cicatrices físicas y emocionales que amenazan su sueño de ser madre.

"La sepsis generó tanto tejido fibroso en mi útero que tuvo que ser extirpado quirúrgicamente, y cubrió por completo una de mis trompas de falopio. No sé si puedo volver a quedar embaraza", indicó.

Guerra cultural

La discusión sobre el acceso al aborto, que debe jugar un papel importante en las elecciones presidenciales de 2024, ha dividido a la sociedad estadounidense por años y se volvió, en las últimas décadas, una herramienta para movilizar sobre todo al electorado republicano, apelando a valores culturales y religiosos.

Fue amparado constitucionalmente con la decisión de la Corte Suprema en 1973 en el caso denominado "Roe v. Wade", pero el año pasado la institución, actualmente de mayoría conservadora, revirtió el histórico fallo.

En consecuencia, a pesar de que diversas encuestas reflejan que la mayoría de los estadounidenses están a favor de legalizarlo, más de una docena de estados prohibieron el aborto y otros lo restringieron de forma severa.

En Texas, bajo el restrictivo marco legal, doctores y pacientes se arriesgan a penas económicas y de cárcel.

"Es como retroceder en el tiempo (...) es casi surreal", opinó Zurawski.

Nunca imaginó que abrazaría el derecho al aborto como una causa, pero en los últimos meses se ha dedicado en cuerpo y alma a exigir cambios y contar su experiencia.

Junto a otras cuatro mujeres, demandó en marzo al estado de Texas por el calvario sufrido.

En abril confrontó a los republicanos en una comisión judicial del Senado, en Washington.

"Lo que me pasó fue horrible, pero es una consecuencia directa de las políticas que ellos apoyan", les dijo, refiriéndose a la omisión de dos senadores de Texas, los republicanos John Cornyn y Ted Cruz.

"Ellos dicen que están a favor de la vida, pero ¿qué tiene esto de estar a favor de la vida?. ¿Por qué casi morí? ¿Por qué mis futuros hijos peligran?. No hay nada provida en esto", expresó.

Willow

Zurawski, quien al igual que su esposo trabaja en la industria tecnológica, decidió contar su historia para enfatizar que políticas sanitarias no pueden ser moldeadas por valores religiosos.

Blanca, casada, profesional y con una robusta póliza de salud, cree que incomoda a los conservadores por su perfil.

"Ellos tratan de pintar a las personas que necesitan abortar como jóvenes de color, solteras, sin educación (...) Yo me veo como el perfil demográfico que ellos creen nunca necesitará un aborto", afirmó.

Consciente de su posición privilegiada, por tener estabilidad económica y apoyo emocional, usa su voz para colocar en la escena a las mujeres que no tienen sus mismos recursos.

"Hay gente que va a morir por esto, si no ha pasado ya", resaltó.

Amanda y Josh habían llamado a su bebé de Willow (sauce, en español) porque "representa resistencia ante la adversidad".

"Me gusta pensar que sus raíces nos ayudarán a cosechar nuestra familia".

Pero, luego de varias rondas de fertilización in vitro sin éxito, el martirio que atravesó aún la acecha: "Continúo trabajando en el trauma, la depresión, el estrés postraumático. No puedo ni imaginar como todo esto me impactará si consigo volver a quedar embarazada".

"En Texas nada ha cambiado, ¿quién dice que esto no me va a pasar de nuevo?", sentenció.