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Ron DeSantis, el gobernador que ha pasado de heredero natural a enemigo de Trump

El gobernador de Florida presenta como aval para la Casa Blanca una batería de medidas ultraconservadoras

Ron DeSantis y Donald Trump

Ron DeSantis y Donald Trump

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, se dispone a dar el salto definitivo a la primera línea de la política nacional, con una candidatura a las primarias del Partido Republicano donde hará frente a su antiguo mentor, Donald Trump, y desde la que tendrá un altavoz a gran escala para las posiciones políticas ultraconservadoras que ha defendido durante años.

DeSantis, nacido en Jacksonville hace más de 44 años, acumuló experiencia en la Marina y en la Fiscalía antes de concurrir en 2012 a las elecciones legislativas nacionales. Su victoria en uno de los bastiones más conservadores de Florida le abrió a principios de 2013 las puertas de la Cámara de Representantes, donde contribuyó a la creación del conocido Caucus de la Libertad, una agrupación de congresistas de ultraderecha.

En sus memorias, DeSantis describe como frustrante su paso por el Congreso, aunque en esta etapa ya dejó ver algunas de las que serían sus grandes líneas discursivas durante los años posteriores, incluidos los alegatos en favor de la reducción de la intervención del Gobierno en prácticamente cualquier aspecto, desde la lucha contra el cambio climático hasta la recogida de impuestos.

En 2016, se postuló para ocupar el escaño que dejaba vacante en el Senado Marco Rubio, que por aquel entonces quería aspirar a la Casa Blanca, pero la marcha atrás del senador llevó a DeSantis a replantearse su futuro político. Su carrera le terminaría llevando en 2018 a las elecciones a gobernador de Florida, su estado natal.

Lo hizo con el pleno apoyo de Trump, que desde la Casa Blanca tenía la capacidad de bendecir y prácticamente aupar hasta la victoria a quienes consideraba baluartes de la ideología republicana más conservadora. DeSantis presumió entonces del apoyo del magnate neoyorquino y hacía gala en campaña de su amistad con Trump, utilizando incluso a sus hijos para colar algunos de los mensajes más famosos del presidente.

Se impuso en las elecciones con solvencia --se acercó al 60 por ciento de los votos-- y comenzó entonces un mandato marcado en su primera mitad por la pandemia de COVID-19. Su gestión en los primeros momentos de esta emergencia sanitaria, que implicó un confinamiento con el que discrepaban otras voces conservadoras, recibió un amplio reconocimiento.

Ya políticamente asentado, ha promovido medidas contra la inmigración y el aborto --Florida prohíbe la interrupción del embarazo a las seis semanas de gestación--, al tiempo que ha suavizado las restricciones para el uso de armas o ampliado la pena de muerte a nuevos supuestos, como para el caso de los violadores de niños.

Su visión conservadora en lo social se ha colado también en el terreno económico, como lo demuestra el reciente pulso librado con Disney tras las críticas de la compañía a una ley que limitaba la difusión de contenido LGTBI en las escuelas. DeSantis ha despojado a la firma, uno de los grandes símbolos culturales de Estados Unidos, del estatus especial concedido a la zona que alberga sus principales parques temáticos.

DUELO CONTRA TRUMP

Sus polémicas políticas y su cambiante relación con Trump han convertido a DeSantis en una de las figuras más reconocibles de la política estadounidense, pero por ahora los sondeos no le sonríen. Trump se mantiene como favorito indiscutible en las primarias del Partido Republicano, con una media que supera el 53 por ciento, mientras que DeSantis figura por debajo del 21 por ciento, según Five Thirty Eight.

El expresidente ha endurecido los ataques contra su antiguo aliado en estos últimos meses, con motes e insultos como los que suele dedicar a dirigentes demócratas, y no duda en atribuirse los éxitos electorales de DeSantis en Florida. El gobernador, por su parte, intenta marcar distancias llevando su populismo a posiciones más a la derecha que las de Trump.

Ambos previsiblemente pescarán en el mismo caladero de votos. DeSantis, a quien se llegó a considerar el heredero natural del 'trumpismo', tiene a su favor las causas judiciales abiertas contra su rival, que le hacen parecer más honesto a ojos de la opinión pública: un 41 por ciento de los ciudadanos piensan que lo es, frente al 29 por ciento que opina lo mismo de Trump, según una encuesta publicada en marzo por la Universidad de Quinnipiac.

Este mismo sondeo, sin embargo, refleja también que Trump sigue siendo el preferido de los votantes conservadores de línea dura. Entre los "muy" conservadores, un 61 por ciento se inclina por el expresidente, mientras que el gobernador recibe el respaldo del 30 por ciento.

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