Crédito social: el sistema chino de puntos e inteligencia artificial para controlar a los ciudadanos

Sistema de control digital en china.

Sistema de control digital en china.Radio Francia Internacional

Alimentado por el reconocimiento facial generalizado y la inteligencia artificial, el sistema de crédito social empieza a expandirse de manera desigual por China. El programa, que recuerda la serie Black Mirror, involucra no sólo a ciudadanos de a pie, sino también a empresas y funcionarios.

Según Lian Weiliang, subdirector de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, hay 62 ciudades piloto con un sistema de calificación de confianza de los ciudadanos.

Este sistema de puntaje premia o penaliza a los ciudadanos según el cumplimiento o no de las leyes.

Saltarse un semáforo, fumar en lugares prohibidos, tener deudas impagadas o cometer fraude, además de su correspondiente sanción administrativa conlleva ciertas restricciones: como la prohibición de viajar en avión o en trenes de alta velocidad, y la compra de artículos de lujo

En algunas ciudades, se publicita la información de las personas morosas en pantallas LED de centros comerciales, camiones o paradas del autobús, desvelando datos personales y suponiendo un escarnio social para la persona afectada y su familia.

La penalización en este sistema implica un déficit de confianza, una mancha en el expediente de “buen ciudadano”

Si el crédito social es negativo, no se pueden solicitar subvenciones, acceder a préstamos o conseguir matrícula en las mejores escuelas o universidades públicas.

Ahora bien, el sistema de crédito social no especifica que determinados comportamientos puedan penalizarse. 

En este sentido, Xinkai, residente de Pekín, asegura que “no hay un sistema de crédito social comportamental, pero sí se utiliza este término de ´déficit de crédito social´ cuando se infringe la ley”.

La ley prohíbe el prejuicio hacia personas que han pasado por la cárcel, o que tienen antecedentes penales, o bien que tienen alguna enfermedad. Sin embargo, Liang, una joven de Guangzhou, explica que “hay normas no escritas. Y si en tu pasado cometiste algún error, te puede perseguir toda tu vida. Por ejemplo, muchos cantantes que tuvieron problemas con las drogas, aunque las dejaron, después tuvieron muchos problemas y no volvieron a dar conciertos o aparecer en las pantallas”.

Premios y castigos

Aunque el sistema de crédito social no lo contemple de forma explícita, ciertas conductas, como participar en manifestaciones o bien difundir en redes contenidos contrarios al Gobierno chino, también podría incluirse en esta lista de antecedentes que viene a ser el crédito social.

Los ciudadanos no sólo pierden puntos en este sistema, también pueden recuperar puntos haciendo donaciones económicas a los servicios comunitarios de distrito, donando sangre, o bien teniendo un comportamiento ejemplar (algo no descrito y muy ambiguo).

Sin embargo, sí existe desde hace años un sistema de puntuación en la aplicación de pago electrónico Alipay (perteneciente a Alibaba), el conocido como Zhima Credit. La cifra (entre 350 y 950 puntos) está relacionada con el historial de compras.

Zhima Credit penaliza si no se paga un servicio - incluso puede llegar a bloquear la cuenta de pago hasta que se salde la deuda-; y también premia si tu fidelidad de compra es alta, dando facilidades de pago, concesión de préstamos o premiación de viajes gratis.

Zhima Credit funciona como un programa de fidelización donde su puntaje responde únicamente a datos económicos.

El sistema de crédito social de China no es una realidad, al menos de forma extensa y general.

Aunque pareciera que el gigante asiático está dando pasos agigantados en la construcción de un distópico sistema unificado de control, que cuenta con millones de cámaras de vigilancia, sistemas de reconocimiento facial, aplicaciones móviles que se cuelan en la privacidad de los ciudadanos, o avances en la inteligencia artificial.

De todos modos, conviene no olvidar que el sistema de control ya funciona gracias a aplicaciones como Zhima Credit, sin que la mayoría de la población china perciba el riesgo que supone que las gigantes tecnológicas manejen tan ingente cantidad de datos sobre nuestras vidas.