Hay nuevas evidencias de materia orgánica en Ceres, un planeta enano rico en agua
Hace seis años, la misión Dawn de la NASA se comunicó por última vez con la Tierra, poniendo fin a su exploración de Ceres y Vesta
Un estudio liderado por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), en España, ha identificado nuevas evidencias de materia orgánica en Ceres, el objeto del Sistema Solar interior con más agua después de la Tierra.
Según informa el Instituto de Astrofísica de Andalucía, un enfoque innovador que combina alta resolución espacial y espectral le ha permitido analizar la distribución de compuestos orgánicos en Ceres con un nivel de detalle sin precedentes.
El estudio, añaden los investigadores, allana el camino para regresar en un futuro no muy lejano a Ceres con el objetivo de esclarecer la naturaleza del material encontrado y analizar sus posibles implicaciones astrobiológicas.
Hace seis años, la misión Dawn de la NASA se comunicó por última vez con la Tierra, poniendo fin a su exploración de Ceres y Vesta, los dos cuerpos más masivos del cinturón de asteroides.
Desde entonces, Ceres, un planeta enano rico en agua y con indicios de actividad geológica, ha sido el centro de intensos debates sobre su origen y evolución.
Ahora, este estudio ha empleado un enfoque innovador, a partir de los datos de Dawn, para identificar once nuevas regiones que sugieren la existencia de un reservorio de materiales orgánicos en el interior del planeta enano.
Los resultados del trabajo, publicado en la revista Planetary Science Journal, aportan información relevante sobre la posible naturaleza de este objeto.
En 2017, la sonda Dawn detectó compuestos orgánicos cerca del cráter Ernutet, ubicado en el hemisferio norte de Ceres, lo que desató una serie de especulaciones sobre su origen.
Una de las más discutidas propone que podría tratarse de materiales exógenos, traídos por el impacto relativamente reciente de cometas o asteroides ricos en compuestos orgánicos.
Pero esta investigación se centra en una segunda posibilidad: que el material se haya formado en el interior de Ceres y se encuentre almacenado en un reservorio protegido de la radiación solar.
"La importancia de este descubrimiento radica en que, si se trata de materiales endógenos, se confirmaría la existencia de fuentes de energía internas que podrían favorecer procesos biológicos", apunta Juan Luis Rizos, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC).
Potencial testigo de los albores del Sistema Solar
Con un diámetro superior a los 930 kilómetros, Ceres es el objeto más grande en el cinturón de asteroides principal. Este planeta enano –que comparte características con los planetas, pero no cumple todos los criterios para ser considerado como tal– es reconocido por ser el cuerpo más rico en agua del Sistema Solar interior después de la Tierra, lo que lo coloca entre los mundos oceánicos con posibles implicaciones astrobiológicas.
Además, debido a sus propiedades físicas y químicas, se asocia a un tipo de meteorito rico en compuestos de carbono: las condritas carbonáceas, consideradas restos del material que formó el Sistema Solar hace unos 4.6 mil millones de años.
Según Juan Luis Rizos (IAA-CSIC), "Ceres jugará un papel clave en la exploración espacial futura", ya que "la presencia de agua en forma de hielo y, posiblemente, en estado líquido subterráneo, lo convierte en un lugar muy interesante para la búsqueda de recursos".