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La Cruz Roja, un pilar para familiares de desaparecidos rusos de la guerra en Ucrania

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha ampliado sus misiones desde que empezó a operar en conflicto en Ucrania en marzo de 2022

Cruz Roja

Cruz RojaFuente externa

La sede de la Cruz Roja encuentra cerca de tres estaciones de tren en Moscú. Acuden familias enteras, que han pasado la noche en un tren y que esperan desde las 7 de la mañana a que abran las oficinas de la organización. Han viajado a la capital rusa en busca de información sobre sus parientes desaparecidos durante la guerra en Ucrania.

La mayor parte del trabajo de los empleados del CICR tiene lugar dentro de sus muros, donde reina un silencio denso. Solo lo perturban llamadas frecuentes.

Dos operadoras se dedican a contestar el teléfono. Una de ellas es Marina, de 24 años. Todos los empleados que atienden las llamadas han pedido que se cambie su nombre.

“Cada día recibimos entre 50 y a veces hasta 130 llamadas, de todo tipo. Muy a menudo la gente está en un estado psicológico muy difícil porque no han podido obtener y siguen sin saber dónde están sus seres queridos”, detalla Marina.

Algunas familias han recibido llamadas de estafadores. Les dicen por ejemplo que sus seres queridos están cautivos y en peligro. Piden que envíen dinero con urgencia. “Entonces la gente está traumatizada. A veces se enfadan, y eso es normal”, dice.

Garantizando confidencialidad, Marina y su colega establecen todos los elementos que puedan servir para iniciar una solicitud de búsqueda, como pueden ser fotos o tatuajes. Otros colegas toman el relevo y mantienen el vínculo.

“Hay dos opciones”, explica Elena, otra agente del CICR. “A veces recibimos confirmación en nuestro sistema de que las autoridades ucranianas detienen a un prisionero de guerra. En ese caso, informamos a los parientes. En otros casos recibimos mensajes de parte de un prisionero, destinado a su familia. Y por supuesto, las reacciones varían, desde lágrimas a gritos de alegría por teléfono”.

No es muy frecuente que se localice el rastro de un soldado capturado. María del CICR explica que muchos familiares que llegan a sus oficinas viven en la región de Belgorod, en la frontera. “También están en una zona de conflicto. Además de haber perdido la pista de sus seres queridos tienen muchos otros problemas y a menudo se sienten solos y abandonados”. Los equipos de la Cruz Roja intentan mantener el contacto telefónico o por correo con ellos.

36.000 expedientes de investigación siguen abiertos

Por razones obvias de confidencialidad y neutralidad -que también forman parte de su mandato-, la organización da cifras globales de las acciones llevadas a cabo, y no país por país. A finales de septiembre de 2024, el CICR había recibido unas 230.000 llamadas, correos electrónicos o visitas de familiares que buscaban a personas desaparecidas. 10.000 familias han sido informadas acerca de la suerte o del paradero de sus seres queridos.

Unos 36.000 expedientes de búsqueda siguen abiertos. “Los casos típicos son familias de soldados y civiles que han dejado de dar señales de vida”, dice Pamela Ongoma, responsable de la protección del contacto entre familiares en la delegación regional del CICR en Moscú.

“También tenemos casos de familias que saben mediante otros soldados que su familiar es prisionero”, dice.

Se trata de una disposición del derecho internacional humanitario: los familiares de las personas desaparecidas tienen “derecho a conocer el paradero”.

Para llevar a cabo esta tarea, el CICR ha creado la mayor red desde la Segunda Guerra Mundial. En ella participan 50 sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, entre ellas 27 delegaciones del comité internacional.

En el corazón de esta maquinaria se encuentra una estructura especialmente creada: la Oficina de la Agencia Central de Investigación del Conflicto Armado Internacional entre la Federación Rusa y Ucrania. Tiene su sede en Ginebra, con sucursales en Kiev y Moscú.

Pamela Ongoma explica que por la envergadura y la duración del conflicto cada vez se necesita más personal. “En 2022, el equipo era pequeño. Poco a poco ha ido creciendo. Hemos cuadruplicado la plantilla. Somos 38 personas dedicadas a proteger los lazos familiares”.

Según las Convenciones de Ginebra, los intercambios de prisioneros no son una obligación para las partes. En este conflicto, se negocian sin el CICR, directamente entre Kiev y Moscú en el secreto.

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