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José Dutriz, nuevo presidente de la SIP: “La prensa vive tiempos complicados en la región”

El salvadoreño director de La Prensa Gráfica asume en una asamblea en Córdoba como presidente de la SIP; encontró similitudes en el vínculo de Bukele y de Milei con los medios.

José Roberto Dutriz será el primer salvadoreño en presidir la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Asume hoy el cargo en el marco de la asamblea que se realiza en la ciudad de Córdoba. Presidente y director de La Prensa Gráfica en El Salvador, asegura sentir “lástima” de que en su país y en varios otros de América Latina gobiernos y medios no puedan dialogar. “Nos hace falta escucharnos tanto el gobierno como la prensa. No se puede estar señalando y estigmatizando; polarizar la sociedad no es bueno para nadie. La libertad de prensa es una piedra angular para la democracia”, plantea.

En diálogo con LA NACION, Dutriz planteó que “hay un punto de encuentro, un parecido” entre el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, y el argentino. Javier Milei, respecto a la forma en que se relacionan con el periodismo, a cómo lo cuestionan y a cómo reaccionan ante las críticas. Planteó que la popularidad de ambos “puede verse afectada positivamente con la legitimidad que le pueden dar los medios, no hay que desistir de intentarlo”.  

-Mencionó a los empresarios locales, ¿los extranjeros están más preocupados por la institucionalidad?

-Hay un potencial pero se necesita profundizar la institucionalidad; se necesitan reglas más claras, mejor seguridad jurídica y respeto a las libertades que exigen un rendimiento de cuentas por parte del gobierno, respeto a la libertad de prensa. Con el FMI no avanzó porque no estableció cierto aristas que debería haber generado, como es haber impuesto el bitcoin como moneda de curso legal. Tenemos tres monedas: el Colón, el dólar y el bitcoin, que solo tiene el 3,5% de la población, el resto se maneja con el dólar. Es una paradoja que los niveles de Inversión Extranjera Directa (IED) no crezcan; no se logra atraer ese capital y esperamos que eso se supere.

-¿Cómo lo afecta a usted el hostigamiento a la prensa de Bukele?

-Hostigamiento es una palabra importante. Digamos que hay un proyecto deliberado en socavar la sostenibilidad de los medios en general y, principalmente, de los medios escritos. Existe un diario propagandístico nuevo que podría señalarse como innecesario. Podría haber un periódico público pero no está bien hacerlo en un plano oculto, en una sociedad subsidiaria en la no puede entrar la Corte de Cuentas (auditoría). Su contenido es un esfuerzo propagandístico no informativo. La SIP hizo una misión a El Salvador hace un mes y lastimosamente vimos lo que vemos lastimosamente también en la Argentina: Bukele no la recibió, tampoco nadie de su gabinete. Como lo que vivimos en esta asamblea, a la que Milei mandó una carta diciendo que no podía estar acá ni tampoco su jefe de gabinete [Guillermo Francos], ni la canciller Diana Mondino como se había anunciado.

-¿Qué le provoca esas decisiones?

-Lo que sentimos es lástima. Lástima de no poder sentarnos y escucharnos. Nos hace falta escucharnos tanto el gobierno como la prensa. No se puede estar señalando y estigmatizando; polarizar la sociedad no es bueno para nadie. La libertad de prensa es una piedra angular para la democracia, que es el sistema más exitoso en que se puede vivir y desarrollarse. El exceso de autoritarismo no es bueno. Lo hemos visto con Hugo Chávez en Venezuela, con Cristina Kirchner en la Argentina. Tenemos mucha esperanza en que este tipo de cónclaves y sus conclusiones puedan llegan a hacer cambiar estas actitudes.

-¿Confía en que Bukele o Milei podrían cambiar sus conductas para con la prensa?

-Lo que se ve entre los dos líderes es que hay un punto de encuentro, un parecido. No ofrecen conferencias de prensa, por ejemplo. Respetamos esas decisiones, pero no las compartimos. Creemos que hay que sentarnos y escucharnos, que se empiece por algo. Milei y Bukele saben que su popularidad puede verse afectada positivamente con la legitimidad que le pueden dar los medios. No hay que desistir de intentarlo. Si esa insistencia no funciona a nivel de las salas de redacción, hay que hacerlo desde la cúpula empresarial de los medios.

-Cada vez son más los dirigentes que prefieren enviar audios a través de sus oficinas de prensa que conversar.

-Hay que aprender a escucharse. Si esa manera es cómoda no debe ser más que un primer paso, pero todos los ciudadanos merecen acceso a una información que les permita tomar decisiones, todos tienen derecho a tener el rendimiento de cuenta de los gobiernos. Los ciudadanos constituyen los recursos del erario público y tienen derecho a saber qué hacen con sus impuestos, con sus dineros. El Salvador, por ejemplo, tiene una modalidad ‘de reserva’, de no acceso a determinadas inversiones del Estado y eso no es saludable.

-¿Qué planes tiene al frente de la SIP en una región donde la prensa es atacada en forma creciente por el poder político?

-La SIP tiene 80 años y yo seré su presidente número 80 y va a seguir intentando crear los espacios para poder hacer sociedades libres y desarrolladas a través de la libertad de prensa y de expresión. Visitaré Panamá el mes próximo, donde el presidente Laurentino Cortizo suscribirá el Acta de Chapultepec y la Declaración de Salta. Ese es el deber hacer nuestro. Me reuniré con Claudia Sheinbaum en México, donde Andrés López Obrador tampoco nunca recibió a las misiones de la SIP. En estas actividades, en las reuniones que hacemos con referentes, con legisladores, se trata mejorar condiciones. Por caso, se avanzó en la despenalización de la crítica periodística; ya quedan pocos países que sostienen la penalización. En El Salvador quedó en el ámbito civil gracias al lobby de la SIP. La mejor libertad de prensa y de expresión es la que se vigila.