Así era la compleja relación de Japón con Alberto Fujimori, al que protegió durante su exilio

En Japón, además, se valora especialmente su gestión de la toma de la Embajada nipona en Lima por parte del grupo terrorista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru en 1996

Alberto Fujimori

El candidato presidencial peruano Alberto Fujimori posa para una fotografía, el 8 de abril de 1990AP

El expresidente peruano Alberto Fujimori, fallecido en la víspera, mantuvo vínculos importantes con Japón, país de origen de su familia y que le protegió durante su exilio, lo que dio lugar en esa época a roces diplomáticos entre Tokio y Lima.

La figura de Fujimori sigue generando opiniones encontradas tanto en Perú como en Japón o en el colectivo nikkei (japoneses emigrados al extranjero, sobre todo a América Latina, y sus descendientes), para quienes fue en su día un referente al convertirse en la primera persona de ascendencia nipona en alcanzar un cargo de ese relieve.

En Japón, además, se valora especialmente su gestión de la toma de la Embajada nipona en Lima por parte del grupo terrorista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru en 1996, que se saldó con 17 muertos (los 14 terroristas que participaron en el incidente, dos militares y un rehén).

"Japón no puede olvidarse sobre todo del incidente de la toma de la residencia del embajador japonés en Lima. Fujimori y su Gobierno resolvieron este incidente sin rendirse a los terroristas y llegando a liberar a los rehenes", señaló este jueves el portavoz del Ejecutivo nipón, Yoshimasa Hayashi, en rueda de prensa.

Exilio en Japón y roces diplomáticos

Fujimori ganó las elecciones en 1990, y poco antes de iniciar formalmente su primer mandato presidencial en Perú realizó un viaje a Japón, donde visitó la prefectura de Kumamoto (suroeste) de la que eran originarios sus padres y se dio un baño de masas, además de ser recibido en Tokio por el entonces emperador, Akihito, y por el primer ministro, Toshiki Kaifu.

En los años siguientes el presidente peruano llevó a cabo sucesivas visitas a Japón, donde solicitó asistencia financiera ante las dificultades económicas que atravesaba Perú y forjó lazos importantes con el conservador Partido Liberal Democrático (PLD), así como con influyentes figuras empresariales niponas.

Estas conexiones le facilitaron su exilio a Japón en 2000, cuando Fujimori vio debilitada su posición política entre acusaciones de corrupción y de fraude electoral.

Las autoridades japonesas reconocieron la nacionalidad nipona de Fujimori debido a su ascendencia, y rechazaron las repetidas solicitudes peruanas para que extraditara al exmandatario, lo que dio lugar a un enfrentamiento diplomático entre ambos países.

Tokio, que en ningún momento hizo pública su posición de apoyo o protección al expresidente, justificó sus evasivas con escuetos comentarios basados en la nacionalidad nipona de Fujimori y la ausencia de un tratado de extradición con el país andino.

El exmandatario residió en el país asiático hasta que en 2005 viajó a Chile, donde fue detenido y posteriormente extraditado a Perú. Allí sería condenado en 2009 a 25 años de prisión por abusos a los derechos humanos.

El Gobierno nipón sí que se pronunció con más claridad al día después de su detención en Santiago de Chile, cuando solicitó a las autoridades de ese país que Fujimori "fuera tratado de manera justa y sin discriminación" y que, como ciudadano nipón, "fuera juzgado de manera correcta".

Ni el Ejecutivo ni los medios nipones dedicaron este jueves muchas palabras a este espinoso episodio, y se centraron en subrayar las luces y sombras de su mandato y su contribución a los lazos bilaterales.

"En cualquier caso, el Gobierno de Japón aspira a desarrollar una buena relación con Perú, país de América Latina con el que tiene los lazos más prolongados en el tiempo", dijo hoy en rueda de prensa el antes citado portavoz.

Actividad política desde Japón

Pese a que estaba inhabilitado desde el año 2001 para ejercer cualquier cargo público en Perú durante un periodo de diez años, Fujimori continuó maniobrando desde Japón para volver a la política peruana, e incluso anunció antes de su arresto en 2005 que se presentaría a los próximos comicios.

Asimismo, los contactos políticos de Fujimori en la tierra de sus ancestros le permitieron ser incluido en las listas como candidato al Senado en 2007 por el Nuevo Partido de los Ciudadanos (NPC), una pequeña formación que nació como escisión del todopoderoso Partido Liberal Democrático.

Su principal valedor fue el secretario general del NPC, Shizuka Kamei, en su día una influyente figura política japonesa, quien solicitó sin éxito al Ejecutivo nipón que incercediera ante las autoridades chilenas para que Fujimori, que se encontraba entonces bajo arresto domiciliario en Chile, pudiera regresar a Japón y hacer campaña para los comicios en este país. 

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