Haití, un punto muerto, a la espera de un Gobierno de transición
La gravedad de los hechos, que han obligado a cerrar escuelas, hospitales y aeropuertos, llevó a las autoridades a declarar el toque de queda en el departamento del Oeste, donde está la capital del país, Puerto Príncipe, y donde también rige desde entonces un estado de emergencia.
La situación en Haití permanece en un punto muerto, después de un mes de que comenzara la escalada de caos y violencia y sin haberse establecido aún el consejo que debe liderar la transición en el país, donde no se celebran elecciones desde hace casi ocho años.
Desde hace un mes, la empobrecida nación caribeña vive una escalada de la violencia a mano de las bandas armadas, que se aliaron para pedir la dimisión del primer ministro, Ariel Henry, y que el 2 de marzo, en medio del caos y el horror, atacaron dos de las principales cárceles, de las que habrían huido unos 3.600 reos, muchos de ellos bandidos conocidos por su extrema crueldad.
La gravedad de los hechos, que han obligado a cerrar escuelas, hospitales y aeropuertos, llevó a las autoridades a declarar el toque de queda en el departamento del Oeste, donde está la capital del país, Puerto Príncipe, y donde también rige desde entonces un estado de emergencia.
Todo esto ocurrió en ausencia de Henry, quien se encontraba entonces de visita en Kenia para acordar el envío de la misión multinacional de apoyo a la seguridad que espera Haití y cuyo despliegue también está paralizado.
A la espera de un consejo de transición
Ariel Henry, que asumió el cargo en junio de 2021 tras el asesinato del presidente Jovenel Moise, no ha podido regresar a su país y actualmente se encuentra en Estados Unidos tras varios días varado en Puerto Rico, desde donde el 12 de marzo aceptó renunciar para dar paso a un Gobierno de transición en Haití, donde no se celebran elecciones desde noviembre de 2017 cuando el malogrado gobernante fue electo.
Sin embargo, tres semanas después de que se informara de su formación, el Consejo Presidencial, encargado de llevar a cabo la transición, sigue sin realizar su toma de posesión oficial, a la que, según lo acordado, seguirá el nombramiento de un primer ministro, con el que formará un Gobierno de Unidad Nacional.
Una vez que dicha institución esté implementada, Henry dejará el poder en la empobrecida nación cuya situación, según la ONU, es un "cataclismo" con más de 1.500 muertos a manos grupos armados en lo que va de año.
En su primera comunicación, emitida esta semana, el consejo prometió estabilidad y devolver al país al camino de la legitimidad democrática y la dignidad.
Secuestros, violencia...
Aunque la situación está estancada, siguen reportándose actos violentos, aunque en menor medida que a principios de mes, mientras que los países continúan evacuando a sus ciudadanos.
Precisamente este mismo domingo, medios locales informaron de disparos cuando un helicóptero de la Armada francesa evacuaba a ciudadanos de la nación europea, aunque nadie resultó herido.
Asimismo, se reportó que dos hombres fueron linchados por una turba que los sacó de un destacamento de la Policía, que previamente los había detenido cuando supuestamente iban a comprar armas para las bandas.
Los hechos ocurrieron en la localidad de Mirebalais y, según la Policía, los dos hombres tenían consigo el equivalente a más de 50.000 dólares, que se presumen eran para comprar armas y municiones.
Los muertos fueron identificados como Alexandre Ananel, un oficial de policía; y Musca Michelet, un agente de seguridad del Consejo Electoral provisional.
En tanto, uno de los últimos secuestros del que se tiene noticias es el del youtuber estadounidense de origen libanés Addison Pierre Maalouf, quien, según varias informaciones, viajó a Haití para entrevistar al poderoso líder de bandas armadas en Haití Jimmy Chérizier, alias Barbecue.
Tras varios días secuestrado, el hombre fue liberado el sábado, según anunció él mismo en las redes sociales.
Todo esto ocurre en un país con una economía que sigue en picado tras la contracción del PIB el año pasado, de un 1,8 % frente a un 1,7% en 2022, y en la que 5,5 millones de personas, la mitad de su población, necesita ayuda humanitaria.