Colombia: las drogas sintéticas invaden el mercado del primer productor de cocaína
Sábado por la noche en Medellín. La fiesta está en pleno apogeo. En el parque Lleras, en el sur de la ciudad, la música resuena en cada esquina. En este barrio, llamado “Poblado”, bares, discotecas, restaurantes y hoteles acogen a los juerguistas todo el año. Es el barrio más turístico y animado de Medellín.
Como todos los habitantes de Medellín, Sebastián González viene a menudo a este barrio. “Este es el punto donde se vende más droga de la ciudad por el alto tráfico de turistas extranjeros que vienen en busca de drogas y prostitución. Últimamente ha crecido mucho el consumo de lo que se llama cocaína rosa o Tusi. Hay vendedores ambulantes que ofrecen cigarrillos y también droga y hay puntos identificados dentro de la zona en donde puedes encontrar estos expendedores. En las ciudades colombianas estos puntos se identifican porque cuelgan un par de zapatos del cableado de la energía”, explica.
La droga Tusi está tan de moda que se encuentra afuera de los lugares de fiesta. Se consume en los hogares. Miguel Guerra lo probó hace unos meses en su casa. Su nombre fue cambiado para garantizar su seguridad. Una noche, este treintañero, administrador de empresa, decidió dejarse tentar por el polvo rosado. “Creo que tienes sientes un poquito como de euforia y de felicidad. Hay una descarga grande de dopamina. Te sientes contento y feliz con la vida”, dice este consumidor.
El Tusi o tusibi o cocaína rosada es una sustancia psicoactiva derivada de una preparación rudimentaria de componentes tales como ketamina, éxtasis, y cafeína. Los narcotraficantes le agregan un colorante para hacer un polvo rosado.
Esta droga es cara. Los precios varían entre 70.000 y 200.000 pesos, es decir, entre 16 y 46 euros por gramo. A modo de comparación, un gramo de cocaína cuesta 20.000 pesos, es decir, unos 4,60 euros. El Tusi es una droga reservada a las personas con buenos ingresos. Pero su versión mezclada con otras drogas ayuda a bajar los precios. De este modo, se pone a disposición de un mayor número de cliente de todas las categorías sociales.
Producción en laboratorios caseros
La producción de esta droga sintética se hace de manera artesanal y en el hogar. En un barrio popular de Medellín, encaramado en las montañas, y de difícil acceso, un grupo de jóvenes ha montado su laboratorio de producción de Tusi. Preparan el polvo rosado que van a vender esa misma noche.
No pudimos entrar en la casa ni entrevistar a los vendedores que se mostraron muy desconfiados. Solo un fotógrafo profesional logró convencerlos. Pudo tomar algunas fotos de la mercancía. Juan David Muñoz nos cuenta lo que vio. Para protegerlo, su nombre fue cambiado, al igual que su voz.
“Ellos intuyen, tienen mucho conocimiento porque saben cómo mezclar. Dicen, tengo que mezclar esta cantidad de LSD, ketamina y unas pastillas de éxtasis que tratan y dicen que compran a Holanda, pero obviamente se la compran a un tercero, que las trae desde allá. Tienen su receta. Cada uno tiene su forma de prepararlo, venden y compran recetas también para poder empezar. No necesitas saber mucho de química ni tener como productos muy específicos para hacerlo, necesitas algo muy sencillo que es un microondas y un mortero”, explica el fotógrafo.
El consumo de tusi puede provocar infartos, según los doctores
Desde hace varios meses, los hospitales del país y los centros toxicológicos alertan sobre el aumento del número de pacientes con complicaciones relacionadas con el consumo de Tusi. El Dr. Jorge Alonso Marín, toxicólogo de la clínica Soma de Medellín, confirma este aumento.
“Es un fenómeno que ha ido aumentando de forma progresiva en los últimos tres años. Antes recibíamos a un paciente que consumía Tusi una vez a la semana. En la actualidad estamos recibiendo a un paciente por tusi casi diario. Puede tener una manifestación anfetamínica donde el paciente va a estar con la presión arterial elevada, con la frecuencia cardíaca elevada, donde va a estar, con las pupilas muy dilatadas, muy agitado, pálido. Pero adicional a eso es riesgo es sufrir un infarto. También se pueden tener alucinaciones, ruptura de las fibras musculares, una falla renal o hepatitis aguda”, afirma el doctor.
El aumento del número de pacientes con problemas de salud relacionados con el consumo de Tusi también es visible fuera de Medellín. Cerca de la capital, Bogotá, un centro de desintoxicación recibe cada vez más pacientes dependientes de Tusi.
El centro de rehabilitación se llama Narconon. Se encuentra a una hora en carro de la capital, en una casa de campo. Jhon Jerez ha trabajado allí durante 20 años. “Casi todas las personas que han venido por el consumo de tusi también han consumido otras drogas. Respecto a lo que es el tratamiento con el Tusi, sí es un poco más complejo. Es más duro que las drogas callejeras, como lo era la cocaína, la marihuana, porque el tusi es una combinación de varias sustancias, entonces la sensación de abstinencia es más fuerte”, explica Jerez.
Tusi, un cóctel muy adictivo
El centro recibe a 10 pacientes por tratamiento de cuatro a seis meses. Más de 400 personas han completado el programa de desintoxicación de Narconon. Luis Miguel Zapata es uno de los pacientes del centro. Cambiamos su nombre para garantizar su anonimato. “Yo he consumido marihuana, alcohol y tusi, fue en los tiempos cuando está en la universidad. La probé por curiosidad. Cuando la consumes se altera totalmente la realidad. Sientes relajación, euforia, puedes sentir la música de una manera diferente. La parte visual también cambia bastante y todo se te pone como como si estuviera como lento”, afirma.
Pero después de algunas noches con amigos, Luis Miguel comienza a sentir que se está enganchado, siente que le falta. Se vuelve adicto al Tusi. Explica que varias veces intentó dejar de consumir. “Quería cambiar mi estilo de vida. Entonces me encontraba con un entorno que siempre me llevaba a estar consumiendo y sentía que no tenía la fuerza de voluntad para dejar de consumir, el Tusi es una droga muy adictiva, que es muy recurrente en ciertos círculos sociales, está de moda, se vuelve como una adicción muy constante”, añade.
Desde hace diez años, este cóctel de sustancias está presente en todo el país. Según los datos del proyecto ‘Échele Cabeza’, es consumido principalmente por personas de 18 a 34 años. La llegada del fentanilo, otra droga sintética, preocupa más porque sus efectos son cincuenta veces más potentes que los de la heroína y se mezcla con Tusi.
El consumo de cocaína, en caída libre en Colombia
Mientras el mercado de las drogas sintéticas se extiende en Colombia, el de las drogas duras clásicas como la cocaína está en caída libre. Esto significa que ha perdido clientes que ahora prefieren probar otras drogas como Tusi o fentanilo.
El resultado es que los productores de hoja de coca ya no pueden vender sus cosechas. La oferta es mayor que la demanda. La situación empeora ya que en los dos últimos años se han multiplicado los campos de producción de hojas de coca. Según la ONU, en 2021, más de 204.000 hectáreas de tierra estaban dedicadas a su cultivo.
Con el paso del tiempo, los precios se desploman. En mayo de 2022, un kilo de hojas de coca se vendía a 1,20 euros. En mayo de 2023, 0,50 céntimos de euro. Esto ya no es rentable. Los cocaleros, es decir, los productores de hoja de coca cambian de producto y prefieren cultivar plátanos, café o cacao.
Es en este contexto que el actual presidente Gustavo Petro, el primer jefe de Estado de izquierda del país, quiere cambiar de política de lucha contra el narcotráfico. Quiere dejar la represión automática y cambiarlo por un trabajo colaborativo con los productores de hoja de coca.
“Qué desgracia que en vez de que una política bien financiada hubiera disminuido la demanda por cocaína en Estados Unidos a través de la educación, de la alegría, del amor, de su juventud, haya sido porque saltaron a una cosa peor todavía, la droga de la muerte, el fentanilo. Y entonces los intereses empiezan a gravitar de forma diferente”, dijo el presidente
Negociaciones con grupos delictivos
El mercado de las drogas está cambiando. Recientemente, las autoridades afirmaron estar monitoreando la evolución de reuniones clandestinas con narcotraficantes extranjeros y colombianos en varias ciudades de Colombia como Cali, Barranquilla y Bogotá. Los líderes de los grupos mexicanos vienen regularmente. Pero todavía no sabemos por qué están aquí.
El Gobierno del presidente Gustavo Petro ha iniciado una serie de conversaciones con cada organización delictiva para negociar los términos de su rendición. La meta es lograr una paz total en el país. El Clan del Golfo, el grupo de narcotraficantes más poderoso de Colombia, habría iniciado un proceso de negociación.