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William Lai, defensor del 'statu quo' para Taiwán y un "instigador bélico" para China

China lidia ahora con una tercera victoria consecutiva en las urnas del PPD, la ratificación de que el partido ha entendido el deseo mayoritario de los taiwaneses de preservar el estatus actual del territorio.

El presidente electo de Taiwán, Lai Ching-te (centro izquierda) y su compañero de fórmula Hsiao Bi-khim (centro derecha) asisten a una manifestación frente a la sede del Partido Democrático Progresista (PPD) en Taipei el 13 de enero de 2024, después de ganar las elecciones presidenciales.

El presidente electo de Taiwán, Lai Ching-te (centro izquierda) y su compañero de fórmula Hsiao Bi-khim (centro derecha) asisten a una manifestación frente a la sede del PPDAFP

El nuevo presidente electo de Taiwán, William Lai, llega al poder para protagonizar un ejercicio de equilibrismo político como defensor del estatus actual de la isla frente a las ambiciones soberanistas de China mientras tratará apaciguar los nervios de Pekín ante una posible declaración de independencia en firme de manos de quien fuera considerado en su día uno de los abanderados de la separación total.

La presión de China sobre Taiwán ha marcado la vida de Lai, quien decidió dar el salto de la medicina a la política en 1996 cuando Pekín lanzó una salva de misiles sobre la isla durante la celebración de las primeras elecciones presidenciales directas. Nacido en 1959, alcalde de Tainan y después primer ministro y vicepresidente de Taiwán, Lai ha sido vinculado en numerosas ocasiones con la principal facción del gobernante Partido Progresista Democrático, la centro-izquierdista Nueva Ola, gran defensora de la independencia total taiwanesa.

En 2018, según ascendía en las filas de la política de la isla, Lai tuvo que matizar unas declaraciones en las que se describía como "un trabajador político pragmático por la independencia" al puntualizar que "Taiwán es una nación soberana e independiente" y que, por lo tanto, no tiene por qué declarar su independencia"; una decisión que "solo pueden tomar sus 23 millones de habitantes", recogió entonces el diario 'Taipei Times'.

Sin embargo, Lai es un pesimista sobre el futuro de las relaciones con Pekín, sobre todo después de un año y medio durante el que China ha incrementado todavía más lo que Taiwán describe como maniobras de hostigamiento representadas en constantes aproximaciones de aviones y barcos de combate a la línea de seguridad que parte en dos el estrecho de Taiwán, por no mencionar las maniobras militares emprendidas por China en 2022 en represalia por la visita a la isla de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi.

"Aspiramos a la paz pero no nos hacemos ilusiones", declaró Lai en una rueda de prensa antes de las elecciones. 

"Tendremos que fortalecer nuestros mecanismos de defensa, nuestra seguridad económica, nuestras relaciones con las democracias de todo el mundo y tendremos que preservar un liderazgo firme en las relaciones con el otro lado del estrecho", añadió.

A pesar de que Lai ha combinado esta clase de declaraciones con comentarios más mesurados en torno al futuro de las relaciones con Pekín -- "Nuestra puerta siempre estará abierta al entendimiento con China bajo un principio de igualdad, porque la paz no tiene precio y la guerra no conoce ganadores" --, el Gobierno chino le ha puesto ya la cruz como un "instigador bélico" que anticipa cuatro años más de tensiones todavía más evidentes.

"Este hombre va a alejar todavía más a Taiwán de la paz y la prosperidad para acercarla a la guerra y a la decadencia", manifestó el pasado jueves el portavoz de la Oficina para Asuntos de Taiwán, la agencia china encargada de las relaciones con la isla, Chen Binhua. 

La compañera de fórmula de Lai, cabe recordar es nada menos que la antigua representante (embajadora 'de facto', prácticamente) de la isla en Estados Unidos Hsiao Bi Khim, quien actuará como enlace fundamental con el gran aliado internacional de Taipei.

China, en cualquier caso, lidia ahora con una tercera victoria consecutiva en las urnas del PPD, la ratificación de que el partido ha entendido el deseo mayoritario de los taiwaneses de preservar el estatus actual del territorio a costa de la derrota del candidato favorito de Pekín, el líder del Kuomintang, Hou Yu Ih.

Hou, cabe recordar, había prometido comenzar una iniciativa para restaurar las relaciones con Pekín, y que ha quedado a siete puntos de distancia del vencedor, según los resultados todavía provisionales tras un día de votación que deja a China con una sola buena noticia: que el PPD vea obstaculizado de algún modo su programa de gobierno de puertas hacia adentro tras perder la mayoría parlamentaria en las elecciones legislativas simultáneas que se han celebrado hoy.