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Racismo e indiferencia, los carteles en las calles

Luis Cáceres, actor de cine y de televisión de 54 años, se fotografió con el cuerpo maquillado de heridas de perdigones junto frases como “no eran ni blancos ni limeños” y con un titular que decía “éste NO es el cuerpo de Rosalino Flores”, en referencia al estudiante de gastronomía de 22 años, de una comunidad rural de la región de Cusco, que murió tras agonizar por 69 días.

Carteles en los que aparecen artistas peruanos maquillados que representan a los muertos de las protestas bajo la palabra "Casos" en una pared del área de Barranco en Lima, ayer.(AP Foto/Guadalupe Pardo)

 “¿De qué color son tus muertos?”.

Con ese título y esa pregunta dirigida a los peruanos, una apelativa campaña artística interpela a las élites de la capital sobre su indiferencia con los 49 muertos civiles que dejaron las protestas de hace un año contra el gobierno.

La muestra callejera pone el racismo en primera línea del debate social.

Casi todas las víctimas de las protestas eran indígenas. De hecho, las principales protestas ocurrieron al sur del país, en zonas de Los Andes, donde la población habla principalmente quechua. Al menos 30 de los muertos perdieron la vida por heridas de arma de fuego, de acuerdo con sus autopsias.

maquillados como cadÁveres

Pero los peruanos no se inmutaron ante los compatriotas caídos. Es lo que motivó, según explica, al fotógrafo Mario Colán a lanzar un proyecto. Ha pegado en las paredes de Lima carteles de portadas de revista de moda simuladas en las que aparecen 50 personajes reconocidos, como actores, escritores o presentaciones de noticias, maquillados como cadáveres.

La estrategia consistía “en usar personas blancas, personas con privilegios”, recalca a The Associated Press el documentalista y director de la campaña que comenzó esta semana. El objetivo era hablarle a la gente de la pequeña clase media y alta de Lima y decirles: “A estos artistas que son blancos, que son limeños, no les hubiera pasado esto”.

Los artistas maquillados que hacen de modelo aparecen de cuerpo entero. En las fotos, muestran con notoriedad el punto del cuerpo por el que entró la bala que causó la muerte de cada una de las víctimas: en la cabeza, el abdomen o el pecho.

Es el saldo mortal de las protestas que estallaron sucesivamente entre diciembre y marzo en los Andes peruanos, empujadas por los sectores rurales e indígenas. Exigían la renuncia de la presidenta peruana, Dina Boluarte, y de los miembros del Congreso, tras la destitución y el intento del entonces mandatario Pedro Castillo de disolver el Legislativo.

“La indignación fue la motivación”, cuenta Colán. La muestra es conminatoria ante la actitud de la sociedad peruana y tiene que ver “con el voltear al costado y seguir con la vida como si nada hubiera pasado cuando tenemos 50 muertos”, dijo Colán.

un cuerpo maquillado

Luis Cáceres, actor de cine y de televisión de 54 años, se fotografió con el cuerpo maquillado de heridas de perdigones junto frases como “no eran ni blancos ni limeños” y con un titular que decía “éste NO es el cuerpo de Rosalino Flores”, en referencia al estudiante de gastronomía de 22 años, de una comunidad rural de la región de Cusco, que murió tras agonizar por 69 días por las heridas de más de 30 perdigones de plomo que le disparó un policía por la espalda a corta distancia.

Justo esta semana, la Fiscalía ordenó prisión preventiva para el agente al que señala de responsable.

“Aquí el racismo es evidente y somos un país con una gran mayoría de población indígena y mestiza y somos —esa población mestiza e indígena— racializados por una minoría blanca y criolla”, añadió Colán, quien es antropólogo y fue profesor de fotografía en la escuela para niños más costosa del país, Franklin Roosevelt, de la capital. “En el Perú, hay una minoría que es poderosa económicamente y tiene los medios de producción, en ese aspecto, el país no ha cambiado mucho en los últimos 200 años”, comenta.

Una encuesta nacional elaborada entre el 22 y 27 de abril por el Instituto de Estudios Peruanos indicó que el 72% considera que la crisis política actual está relacionada con el racismo y la discriminación a la población indígena.

El director del proyecto dijo que comenzaron a pegar los afiches en paredes de barrios ricos o de clase media de Lima y que la zona donde fue más difícil sortear los cuidados de los vigilantes fue San Isidro, el distrito más rico de Perú.

“Tienen un sistema de seguridad aparentemente muy eficiente”, indicó con una sonrisa irónica.

La campaña también creó un sitio de internet llamado “ dequecolorsontusmuertos.pe ” que recopila las 50 portadas junto a pequeñas biografías de los fallecidos, en su mayoría, obreros, estudiantes e incluso adolescentes.

La AP pidió comentarios sobre la campaña al ministerio de Cultura de Perú, pero el área de prensa indicó en un mensaje que no se iban a pronunciar sobre el tema.

Naciones Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional coincidieron en que las fuerzas de seguridad peruanas violaron derechos humanos, usaron armas de fuego y torturaron durante las manifestaciones.

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