El metano centra la atención de gobiernos y empresas: Pero... ¿por qué?
En Dubái, los líderes del mundo, grandes empresas y actores de la sociedad civil buscan soluciones y pactos para luchar contra la crisis climática. Estos días, el metano ha estado en el centro de las discusiones. Se trata de un gas que tiene un poder de calentamiento de la atmósfera 40 veces más elevado que el CO2.
Aunque no lo parezca, los cultivos de arroz, la digestión de los bovinos y la extracción de hidrocarburos tienen un punto en común: son actividades humanas que emiten grandes cantidades de metano, un gas que contribuye gravemente al calentamiento de la atmósfera.
Durante la última década, gracias al auge de la observación satelital, los científicos han descubierto una realidad preocupante: las emisiones de metano son mucho más elevadas que lo que reportan las empresas y estados.
“La constante ha sido que en cada lugar donde realizamos un estudio detallado de emisiones (de metano), lo que nos encontramos es que son mucho más altas de lo reportado ya sea por los gobiernos en los inventarios nacionales o las empresas en sus reportes de emisiones.”, indica a RFI el doctor Daniel Zavala-Araiza, científico de la ONG internacional Environmental Defense Fund (EDF) y que coordina el equipo de estudio del metano.
“Eso nos pasó en EE.UU., en Canadá y de manera más reciente en México: encontramos que las emisiones eran más del doble de lo que los datos del gobierno y la industria local sugeriría”, ejemplifica el científico.
En 2021, en el marco del Global Methane Pledge, la comunidad internacional se comprometió a reducir un 30% las emisiones globales de metano en 2030, con relación a 2020.
El cumplimiento de dicha promesa permitiria enfriar la atmósfera 0,2°C de aquí a 2050. Pero a pesar de este compromiso y de la existencia de soluciones técnicas sencillas para reducirlas, las fugas masivas de metano persisten en países como Kazajistán, Rusia, China, EE.UU. o Emiratos Árabes Unidos.
En esta COP28 en Dubái, medio centenar de empresas de extracción de hidrocarburos, entre las cuales varias empresas nacionales y gigantes como Shell, Exxon o TotalEnergies se comprometieron a reducir al máximo sus emisiones de metano de aquí a 2030 poniendo fin a la quema rutinaria de gas en antorcha, por ejemplo. Estados Unidos también anunció una regulación más estricta para el sector energético.
Según Daniel Zavala-Araiza, estos compromisos voluntarios de empresas de hidrocarburos para eliminar las emisiones de metano, aunque son bienvenidas, no son suficientes. La COP, debe ser, según el investigador, el momento de consensuar regulaciones más ambiciosas.
“Hemos visto desde el sábado una combinación de regulaciones más ambiciones de parte de EE.UU., de la Unión Europea y de empresas que se juntan para minimizar las emisiones (…). Las acciones voluntarias por si solas no van a funcionar, necesitamos regulaciones”.
La ONG EDF lanzará a principios del año entrante un satélite que permitirá detectar con más precisión las fugas de metano y poder así denunciar su existencia.