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Prohibido opinar en Israel en contra de la guerra en Gaza

La ONG Adalah denunció que ciudadanos palestinos de Israel, e incluso judíos israelíes que se oponen a "los crímenes de guerra" por parte del país, están sufriendo una represión "grave" de su libertad de expresión.

Familiares y amigos se reúnen para el entierro de miembros de su familia, el día después de que murieran cuando su casa fue alcanzada en el bombardeo israelí de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza

Familiares y amigos se reúnen para el entierro de miembros de su familia, el día después de que murieran cuando su casa fue alcanzada en el bombardeo israelí en el sur de la Franja de GazaMahmud HAMS/AFP

Detenciones, acciones disciplinarias en universidades y campañas de acoso en las redes sociales es a lo que pueden enfrentarse los ciudadanos de Israel por oponerse a la guerra contra Hamás en Gaza, que ha traído restricciones a la libertad de expresión en el país.

Esto no solo afecta a los palestinos que tienen pasaporte de Israel, sino también a judíos israelíes que han expresado su opinión contraria a la contienda, iniciada tras el ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre, que dejó 1,400 muertos, 5,400 heridos y más de 240 rehenes.

En represalia, el Ejército de Israel ha lanzado un ofensiva militar en Gaza que ha causado provisionalmente la muerte de más de 9,000 palestinos, 3,760 de ellos menores de edad, según el ministerio de Sanidad gazatí.

Omer, un activista israelí que pide ocultar su nombre real por motivos de seguridad, explicó a EFE que ha participado en varias manifestaciones a favor de un intercambio de prisioneros con Hamás y de un alto el fuego, que han sido dispersadas con violencia por los efectivos de seguridad.

En una de esas protestas, afirmó, fue arrestado junto a otras cinco personas y pasó la noche en comisaría.

"Fueron muy violentos y yo era pacífico", lamentó Omer, quien fue puesto en libertad bajo fianza al día siguiente de su detención.

La policía había pedido cinco días de prisión para él y finalmente el magistrado decidió dejarle en libertad bajo fianza, pese a considerar que había pruebas de que había cometido una ofensa.

La ONG Adalah denunció en un informe reciente que ciudadanos palestinos de Israel, e incluso judíos israelíes que se oponen a "los crímenes de guerra" por parte del país en Gaza, están sufriendo una represión "grave" de su libertad de expresión.

El documento detalla que existe un amplio esfuerzo coordinado entre el Gobierno, instituciones y grupos de extrema derecha para aplacar las opiniones críticas.

Entre las medidas adoptadas contra quienes manifiestan disenso están el despido o la suspensión temporal de sus puestos de trabajo (Adalah ha recibido informaciones de hasta 50 casos de palestinos), arrestos por cargos relacionados con incitación y apoyo al terrorismo en base a sus publicaciones en internet; o el veto a protestas opuestas a la guerra.

De acuerdo a datos de esta ONG, unos 80 estudiantes palestinos en Israel han recibido quejas por parte de las instituciones académicas israelíes por contenido difundido en las redes, como su apoyo a la población en Gaza o por haber publicado versos del Corán.

Uno de los abogados de esos estudiantes, Adi Mansur, señaló a EFE que unas 25 instituciones académicas estarían implicadas.

"Esta es la mayor campaña de represión contra estudiantes palestinos que hemos visto", indicó Mansur, quien remarcó que esos alumnos están siendo penalizados por cosas que han difundido en sus cuentas personales y en ningún caso en las plataformas de sus facultades o colegios.

E incluso hay casos de estudiantes que "afrontan procesos disciplinarios" por publicar contenido que no tienen nada que ver con la contienda.

"Una de ellos publicó una imagen de una botella de champán con globos y escribió 'anotad la fecha del 7 de octubre', y tras hablar con ella vimos que ese mismo día fue la fiesta de compromiso de su hermana e incluso había fotografías de la celebración", apuntó.

Pese a aportar esas pruebas al comité de la institución educativa donde la joven estudia, todavía hay un proceso disciplinario abierto contra ella.

Los estudiantes están expuestos a expulsiones temporales hasta que la institución de turno adopte una decisión definitiva, mientras que a quienes han conseguido no ser expulsados, no se les permite quedarse en las residencias estudiantiles.

La abogada de derechos humanos palestina Magda Igbaria no es estudiante, pero también ha sido amenazada debido a una publicación que hizo en su cuenta de Facebook, hasta el punto que tenido que desactivarla.

"He sido blanco de un ataque electrónico por parte de israelíes muy fascistas", aseguró esta palestina en declaraciones a EFE.

Rememoró que el día del asalto de Hamás contra Israel escribió un mensaje en Facebook después de que sus amigos israelíes le animaran a pronunciarse sobre el ataque.

"Les dije 'dejadme en paz, dejad mi perfil, no soy la portavoz de Hamás ¿vale? No me pidáis que condene, condenaré lo que vea y lo que quiera", argumenta Agbaria, que optó por publicar un mensaje en el que decía que había "elegido" estar junto a su gente.

"Cada forma de resistencia que elijan adoptar es legítima frente al asedio, el 'apartheid', la ocupación...", recordó esta palestina, que no anticipó la tormenta cibernética que se le avecinaba y que considera que sus palabras fueron malinterpretadas porque ella no estaba apoyando "las cosas horribles que Hamás hizo".

Muchos de sus amigos dejaron de seguirla en la plataforma y en los dos días siguientes fue objetivo de todo tipo de amenazas: "desearon que fuera violada y asesinada, que lo harían delante de mi familia, y luego le tocaría el turno a mi madre, hay cosas que no puedo ni mencionar, fue horrible".

La situación empeoró cuando una figura de la ultraderecha israelí publicó un pantallazo de la cuenta de su hermana, que había reproducido el mensaje. 

Tratando de poner fin a todo esto, se puso en contacto con Meta, compañía propietaria de Facebook pero asegura que no hicieron nada, así que desactivó su cuenta.

Ahora solo mantiene su perfil en Instagram pero bajo otro nombre y admite que tiene miedo de ser arrestada por esto. 

"Nunca se sabe", se quejó.

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