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Piden a la ONU reconocer como “apartheid de género” la opresión de las mujeres en Afganistán
Solicitó a los donantes apoyar la petición humanitaria de 3,200 millones de dólares para el país, que sólo ha recibido 872 millones, aproximadamente el 28% de los fondos necesarios.
La Asamblea General de la ONU tiene que apoyar a los gobiernos que buscan reconocer jurídicamente como “apartheid de género” la creciente represión de mujeres y niñas por parte de los gobernantes talibanes afganos, declaró el martes la directora de la entidad de la ONU que promueve la igualdad de género.
Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, dijo ante el Consejo de Seguridad que más de 50 edictos talibanes están siendo aplicados con mayor severidad, incluso por miembros masculinos de las familias.
Esto está exacerbando los problemas de salud mental y los pensamientos suicidas, especialmente entre las mujeres jóvenes, y está limitando el poder de decisión de las mujeres incluso en sus propios hogares.
“Nos dicen que son como prisioneras que viven en la oscuridad, confinadas en sus casas sin esperanza ni futuro”, afirmó Bahous.
Según el derecho internacional, se define como apartheid al sistema jurídico de segregación racial que se originó en Sudáfrica.
Sin embargo, a nivel internacional, especialistas, funcionarios y activistas están cada vez más de acuerdo en considerar que el apartheid también puede aplicarse a asuntos de género en casos como el de Afganistán, donde mujeres y niñas enfrentan una discriminación sistemática.
“Les pedimos que presten todo su apoyo a un proceso intergubernamental para codificar expresamente el apartheid de género en el derecho internacional”, instó Bahous a los 15 miembros del Consejo, incluidos sus cinco miembros permanentes: Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia.
De acuerdo con Bahous, no existe una legislación internacional que responda a la “opresión de género masiva ejercida por el Estado”.
Pero afirmó que la “embestida sistemática y planificada de los talibanes contra los derechos de las mujeres... tiene que ser nombrada, definida y proscrita en nuestras normas globales para que podamos actuar de manera adecuada”.
Los talibanes tomaron el poder en agosto de 2021, durante las últimas semanas de la retirada de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN tras 20 años de guerra en Afganistán.
Al igual que hicieron en su gobierno anterior, de 1996 a 2021, los talibanes volvieron a imponer paulatinamente su estricta interpretación de la ley islámica, o sharía, prohibiendo a las niñas ir a la escuela más allá de la primaria y a las mujeres casi todos los trabajos, espacios públicos, gimnasios y, recientemente, cerrando los salones de belleza.
La reunión del Consejo de Seguridad sobre el último informe del secretario general de la ONU, António Guterres, sobre Afganistán tuvo lugar el último día de la reunión anual de líderes mundiales en la Asamblea General de la ONU, compuesta por 193 miembros.
Ningún país ha reconocido a los talibanes, y tampoco lo ha hecho el Comité de Credenciales de la Asamblea, principalmente por su afán de relegar a las mujeres a sus hogares y por no formar un gobierno incluyente.
Esto ha dejado el reconocimiento de la ONU en el ahora destituido gobierno dirigido por Ashraf Ghani. Por tercer año consecutivo, su representante no intervino en la reunión de alto nivel.
Bahous explicó que, a lo largo del año pasado, ONU Mujeres colaboró con la misión política de la ONU en Afganistán, conocida como UNAMA, y con la Oficina Internacional de Migraciones de la ONU para entrevistar a más de 500 mujeres afganas.
Entre sus principales hallazgos, mencionó que:
—el 46% piensa que los talibanes no deberían ser reconocidos bajo ninguna circunstancia;
—el 50% piensa que los talibanes deberían ser reconocidos sólo después de que restablezcan los derechos de las mujeres y las niñas a la educación, el empleo y la participación en el gobierno.
Las mujeres entrevistadas afirmaron que la drástica reducción de su influencia en la toma de decisiones, no sólo a nivel nacional o provincial, sino también en sus comunidades y hogares, se debe al aumento de la pobreza, la disminución de la contribución económica y “la imposición por parte de los talibanes de normas de género hiperpatriarcales”, afirmó Bahous.
Una señal sombría del creciente aislamiento de las mujeres, observó, es que sólo el 22% de las entrevistadas dijeron reunirse con mujeres fuera de su familia inmediata al menos una vez a la semana, y la mayoría relató que sus relaciones con otros miembros de su familia y de su comunidad han empeorado.
Bahous dijo que las restricciones que afectan a las mujeres han dado pie a un aumento del matrimonio y del trabajo infantil, así como a un incremento en los problemas de salud mental.
″A medida que el porcentaje de mujeres empleadas sigue descendiendo, el 90% de las mujeres jóvenes entrevistadas declaran tener una salud mental mala o muy mala, y el suicidio, así como los pensamientos suicidas, están por todas partes”, dijo.
Roza Otunbayeva, enviada especial de la ONU para Afganistán y jefa de la UNAMA, saludó la reciente visita a Afganistán de un grupo de especialistas islámicos de los países que integran la Organización de Cooperación Islámica (OCI), que se enfocó en la educación de las niñas, los derechos de la mujer y la necesidad de una gobernanza inclusiva.
Los especialistas subrayaron que estos requisitos son “parte integral de la gobernanza islámica en todo el mundo”, manifestó. "Exhortamos a que estas visitas continúen.
Forman parte de una conversación vital entre las autoridades de facto y la comunidad internacional con la útil mediación del mundo islámico.”
Otunbayeva dijo después a los periodistas que, en comparación con la última visita de expertos islámicos, esta vez salieron de Afganistán “bastante satisfechos”.
“Veremos qué se resuelve” en la próxima Conferencia Internacional sobre la Mujer en el Islam, dijo. Esa conferencia, copatrocinada por la OCI y Arabia Saudí, se celebrará en Yeda en noviembre.
Se preguntó a la enviada de la ONU si es posible algún cambio en las políticas de línea dura de los talibanes sobre las mujeres y el funcionamiento del gobierno mientras su líder, el mulá Hibatullah Akhundzada, tome las decisiones finales.
“Él es quien toma las decisiones”, contestó Otunbayeva. Afirmó haber oído decir a un miembro del gabinete que más del 90% de sus miembros apoyan que se permita estudiar a las niñas, pero en cuanto esas opiniones llegan a la ciudad meridional de Kandahar, donde Akhundzada tiene su despacho, son bloqueadas.
“Hasta ahora no se ha podido establecer contacto con él”, declaró Otunbayeva.
Dijo que intentó llevar a todo el cuerpo de embajadores a Kandahar para reunirse con el gobernador provincial y otras personas, pero la reunión fue cancelada.
La enviada dijo que la misión está constantemente en contacto con los funcionarios talibanes en la capital, Kabul, “aunque seguimos en profundo desacuerdo y expresamos nuestras discrepancias”.
Según Otunbayeva, recientemente se han creado consejos provinciales compuestos por clérigos religiosos y ancianos tribales en cada una de las 34 provincias afganas, con el objetivo de rendir cuentas y escuchar las quejas locales, pero también dependen del líder talibán.
Es demasiado pronto para juzgar su desempeño, pero Otunbayeva observó que los consejos para las provincias mayoritariamente chiíes de Bamiyan y Daikundi no tienen miembros chiíes.
Solicitó a los donantes apoyar la petición humanitaria de 3,200 millones de dólares para el país, que sólo ha recibido 872 millones, aproximadamente el 28% de los fondos necesarios.
Muchos programas se han visto forzados a cerrar justo cuando el invierno se acerca y la gente está más necesitada, señaló Otunbayeva.
"Esto significa que 15.2 millones de afganos que se enfrentan ahora a una grave inseguridad alimentaria podrían verse empujados hacia la hambruna en los próximos meses”.