medioambiente
¿Es posible vivir sin plástico? El caso de Lego para ilustrar una realidad mundial
¿Es imposible sustituir el plástico? Eso fue lo que constató Lego. El fabricante de juguetes ha decidido no reciclar las botellas de agua mineral que tenía previsto utilizar para fabricar sus miles de millones de ladrillos.
Estos ladrillos de Lego parecen durar para siempre: guardados en un armario o pasados a los niños, resisten el paso del tiempo y el desgaste. Y por una buena razón: el plástico derivado del petróleo que se utiliza para fabricarlos, un polímero llamado ABS, es inalterable e infaliblemente resistente.
Es esta cualidad la que el fabricante admite que es incapaz de reproducir utilizando un sustituto fabricado a partir del reciclado de botellas de agua mineral de otro plástico muy utilizado: el tereftalato de polietileno.
En una entrevista concedida al Financial Times, el responsable de la empresa danesa explica que el sustituto previsto no cumple sus promesas: el material secundario no sólo carece de la resistencia y durabilidad del original, sino que su huella de carbono es peor que la de la materia prima derivada del oro negro. Lego quería eliminar por completo el plástico para 2030. En su lugar, se limitará a incorporar al insustituible ABS más materiales de origen biológico o reciclados.
Un problema recurrente
A día de hoy, los polímeros siguen siendo indispensables en muchos ámbitos. En la construcción, por ejemplo, el plástico es ideal para el aislamiento térmico. En Europa, el 20% de la producción se destina a la construcción. El 40% se utiliza para envases, otra salida que lucha por encontrar una alternativa.
Sabemos cómo prescindir de las bolsas de supermercado, las pajitas y los cubiertos de plástico. Europa ha avanzado rápidamente desde la introducción de su directiva sobre el fin de los plásticos de un solo uso. Pero no hay nada mejor que el plástico para conservar los productos frescos y aislarlos del aire o el agua corrosivos.
Lo mismo cabe decir de las aplicaciones sanitarias, en las que todavía no existe un sustituto tan aislante. Sin embargo, el fin del plástico es un imperativo ecológico. Es un importante emisor de carbono, responsable del 4,7% de las emisiones, un punto porcentual más que el transporte aéreo. Y es uno de los principales contaminantes de los océanos.
Un material que se acumula
Tres cuartas partes de los 8.000 millones de toneladas producidas desde los años 50 han acabado en la basura. Estos residuos, que a menudo no se recogen, son muy perjudiciales para la salud y los ecosistemas. Y su eliminación es muy costosa.
Reparar los daños causados por la contaminación plástica costaría 7,5 billones de dólares al año. Es decir, 15 veces el volumen de negocios mundial de la industria del plástico, un mercado anual de unos 500.000 millones de dólares. Un mercado floreciente. La producción se ha duplicado en veinte años. Podría triplicarse de aquí a 2060.
Hoy en día, el 10% del petróleo crudo se utiliza para fabricar plásticos. Y con el fin del petróleo como fuente de energía a la vuelta de la esquina, la industria petroquímica transforma cada vez más petróleo en plástico.
¿Es el reciclaje parte de la solución?
Ese es el argumento que esgrimen la industria y los países productores de petróleo. Pero es un argumento muy discutido. La eliminación radical de los plásticos parece preferible, porque incluso cuando se reciclan, los polímeros conservan su capacidad de dañar el medio ambiente.
La cuestión se debate acaloradamente en las Naciones Unidas, donde se prepara un tratado contra la contaminación por plásticos. Hace unos días, el secretario general adjunto de la ONU para el Medio Ambiente advirtió de que "no saldremos de este lío reciclando". Hasta la fecha, sólo se recoge y recicla el 15% del plástico producido. Sobre todo en Europa, donde esta actividad está en auge.
TotalEnergies acaba de anunciar la creación de una unidad de reciclado en Grandpuits, cerca de París, que producirá 30.000 toneladas de plástico, la mitad de las cuales se reciclarán. Europa recicla el 30% de sus residuos plásticos, Estados Unidos sólo el 5%.