Las emisiones de carbono de la Amazonía se duplicaron en los primeros años de Bolsonaro
La Amazonía brasileña perdió 7.952 kilómetros cuadrados de vegetación entre agosto de 2022 y julio de 2023, una caída del 7 % frente a los doce meses anteriores
Las emisiones de carbono de la Amazonía se duplicaron en los primeros dos años del Gobierno del expresidente brasileño Jair Bolsonaro debido a un aumento de la deforestación, según un estudio publicado este miércoles por la revista Nature.
El aumento de las emisiones del mayor bosque tropical del mundo fue de 89 % en 2019 y 122 % en 2020, respecto a la media del periodo que va de 2010 a 2018.
El estudio, firmado por 30 científicos, sostiene que esto se debió a un incremento de la deforestación, del 82 % en 2019 y 77 % en 2020.
“Las áreas más deforestadas tienen menos lluvia, más temperatura, y son las que más emiten carbono”, explicó durante la presentación de los resultados la investigadora principal Luciana Gatti, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil.
Así, en la región este de la Amazonía, donde la deforestación fue casi tres veces mayor que en la oeste, las emisiones superaron en más de ocho veces las de la otra región.
La cantidad de carbono emitida en 2019 y 2020 es comparable a la cifra registrada durante el episodio de temperaturas extremas causadas por el fenómeno de El Niño entre 2015 y 2016.
Sin embargo, a diferencia de esos años, en 2019 y 2020 no hubo un episodio similar de sequía extrema en la Amazonía.
Gatti destacó, además, que el área quemada aumentó apenas un 42 % en 2020, muy por debajo de la subida de las emisiones.
Descartada la sequía como explicación del aumento de las emisiones, el estudio apunta al “declive en la aplicación de la ley” para combatir la deforestación por parte del Gobierno de Bolsonaro.
En los dos años estudiados, las notificaciones de infracciones por deforestación disminuyeron en un 30 % en 2019 y un 54 % en 2020, y las multas pagadas, en un 74 % en el primer año y un 89 % en el segundo, respecto a la media del periodo comprendido entre 2010 y 2018.
“Toda una serie de herramientas que se tenían para combatir la deforestación fueron retiradas”, afirmó Gatti.
El estudio apunta a que esto permitió un avance de las actividades económicas en la región en detrimento de la cobertura vegetal.
Así, Gatti cree que el principal factor detrás del alza de las emisiones fue el aumento de la extracción de madera en la Amazonía, que se disparó casi un 700 % de 2010 a 2020.
Paralelamente, la plantación de soja en la región creció un 70 % y el número de cabezas de ganado, otro 13 % en el mismo periodo.
Frente a esta situación, Gatti recomendó declarar un “estado de emergencia” en el área más afectada de la Amazonía porque esta se encuentra “cerca” del punto de no retorno, como se conoce el momento en que el bosque pierde su capacidad para autorregenerarse.
El Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien se ha comprometido a lograr una deforestación cero de aquí a 2030, recibió buenas noticias recientemente en lo que respecta al freno de la tala ilegal.
La Amazonía brasileña perdió 7.952 kilómetros cuadrados de vegetación entre agosto de 2022 y julio de 2023, una caída del 7 % frente a los doce meses anteriores.