Las Mundiales

Los "influencer" católicos conquistan la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa

Tras hacerse fotos y grabar vídeos con sus fans, padre Heriberto, que además de sus contenidos con mensajes motivadores también publica historias como un auténtico fotomodelo.

Jóvenes católicos en LisboaAFP

Padre Heriberto, sacerdote mexicano, de 34 años con 1,7 millones de seguidores en Tik-Tok, es aclamado como una estrella del pop por los jóvenes que han llegado a Lisboa para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y de paso conocer a los más famosos "influencer" católicos que participan en su primer encuentro mundial.

La plaza Martim Moniz de Lisboa se ha convertido en esta JMJ en el "Parque Cristonautas" y en la noche del viernes después del viacrucis, miles de jóvenes acudieron al Primer Encuentro Mundial de 

Evangelizadores y Misioneros Digitales, o como todo el mundo les llama, los "influencer" católicos

La atmósfera es la de cualquier concierto repleto de fans entregados, aunque este público lo que corea es el nombre de su "influencer" preferido y en vez de un grupo telonero, quien se encarga de abrir el espectáculo es el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga con una bendición y la petición de que "se eleven los móviles con la luz encendida y se abran los corazones".

Una joven llegada de México explica, mientras asiste en primera línea el espectáculo, que ella sigue en las redes a Veronica Brunkow porque "le encantan los testimonios", mientras que su amiga prefiere a "Fray foto" porque "cada post que sube motiva todos los días". "Preferimos los 'influencer' católicos porque no son vacíos, los otros no son del mundo de Dios", aseguran.

Tras hacerse fotos y grabar vídeos con sus fans, padre Heriberto, que además de sus contenidos con mensajes motivadores también publica historias como un auténtico fotomodelo, asegura que "sintió la llamada de anunciar el Evangelio en las redes sociales" y que "Dios le puso allí".

"Empece con la pandemia, subiendo mis homilías y vi que tenían impacto y todo esto estalló. Yo vi que Dios me estaba dando una comunidad y me estaba haciendo responsable de ella", explica.

El sacerdote asegura que su "aspecto físico ayuda" en las redes, pero que él "no tiene la culpa y que si Dios se lo ha dado" pues "lo utilizará para comunicar Cristo a los jóvenes".

Desde Puerto Rico también ha llegado otra de las estrellas católicas de las redes sociales, el sacerdote Rafael Capo, quien se ha hecho famoso por su pasión por el ejercicio físico y las pesas pues asegura que "cuidar el cuerpo es parte de la actividad que deben realizar todos los cristianos" porque es necesario "cuidar mente, cuerpo y espíritu".

"Empecé a colgar contenidos en las redes sociales y me di cuenta que lo que estaba haciendo era evangelizando y promoviendo la alegría del evangelio, pero en el continente digital", explica mientras los fieles estadounidenses le piden hacerse fotos con él.

El sacerdote español Damián Montes, quien fue uno de los concursantes del concurso televisivo "La voz" en 2015, donde saltó a la fama, suma ya 800.000 seguidores hablando de música y religión. Explica que su mensaje a los jóvenes desde sus redes es que "todos pueden formar parte de la Iglesia", como ha dicho el papa Francisco durante esta JMJ.

Confiesa que, "como todos", mira cada día cuantos "followers" ha ganado o ha perdido, porque "es un indicador de cómo se está haciendo el trabajo" y subraya que también en un pasaje del Evangelio se contaba que: "la fama de Jesús iba creciendo". "Si crece el número de seguidores para hacer el bien, pues estupendo", comenta.

Pablo Saboya, sacerdote argentino, con 35.000 seguidores, habla gracias a las redes sociales con personas que se alejaron de la Iglesia o perdieron la fe e intenta "proponer el evangelio para que estas personas puedan volver a enamorarse de Jesús"

"Es un lenguaje nuevo, en un territorio nuevo porque si antes los misioneros iban a Asia a evangelizar ahora tenemos el continente digital", explica Saboya que también lamenta que en este mundo hay muchos "haters, pero que lo que se intenta "es que el mensaje sea propositivo".

La misionera española Ester Palma, que desde hace 17 años vive en Corea del Sur y que cuelga contenidos sobre la cultura sudcoreana y de Oriente para acercarse a los jóvenes, comenta que "las nuevas generaciones están siempre con el teléfono en la mano y no es posible quitárselo", así que la solución era "entrar en el teléfono para hablar con ellos".