David Racero: Los cambios van hasta donde la gente lo decida
"Ninguna reforma fue hundida por votación, fue una política de saboteo", afirma David Racero, presidente de la Cámara de Representantes de Colombia hasta el 20 de julio, tras cumplirse el primer año de legislatura.
El Congreso colombiano cierra su primer año con dos logros decisivos para el gobierno de Gustavo Petro, la aprobación de la Reforma Tributaria y el Plan Nacional de Desarrollo, pero con la ruptura de la coalición con los otros partidos pactada sobre un eje programático. El paquete de reformas sociales impulsadas por el Ejecutivo dependerá de las nuevas alianzas que logre el gobierno en esta nueva legislatura.
RFI: David Racero, ¿Qué viene ahora después de este año en el que hubo una gran luna de miel, pero que termina en un periodo que podríamos llamarlo, más bien, la luna de hiel?
David Racero: Un contraste. Realmente el periodo que dejamos fue donde sacamos adelante los principales objetivos. Los dos instrumentos de política aprobados en ley más importantes que pueda tener un gobierno. La política de recaudo, que es la Reforma Tributaria, ya está dando resultados, recaudar más de 24 billones de pesos, estamos logrando esa meta. Y el Plan Nacional de Desarrollo que es la política de inversión y de gasto justamente para hacer transformaciones.
Pero, si bien nos las propusimos, las reformas sociales quedaron en vilo y, por eso, es tan importante refrendar los posibles acuerdos que teníamos con los demás partidos de cara a este segundo periodo legislativo.
RFI: Las cosas no funcionaron como se había previsto. Los partidos tradicionales no aprobaron las reformas y el presidente Petro dijo: bueno, si no se cumple esta alianza sobre este eje programático, rompemos el pacto con los partidos. Y ahí se sacrificaron cosas.
David Racero: No es un secreto: la coalición no terminó tal como empezó. Tuvimos un primer semestre muy afortunado y positivo, pero paulatinamente se fue desgastando esa coalición por múltiples factores. Nosotros identificamos como el más importante que la clase política tradicional no está respondiendo al anhelo de cambio del país. Hay que decirlo de manera categórica, Nosotros como Pacto Histórico, reconociendo que somos minoría en el Congreso y bajo el liderazgo del presidente Gustavo Petro, invitamos a esos partidos, que en su mayoría no estuvo con nosotros en la campaña, a construir acuerdos fundamentales sobre los grandes cambios que votó el pueblo colombiano el año pasado.
Recordemos que los dos que pasaron a la segunda vuelta en la campaña presidencial fueron dos candidatos outsiders. El gran derrotado en la campaña anterior fue la política tradicional. Y nosotros teníamos el anhelo de que esa política tradicional había comprendido que o cambian las cosas o los cambian a ellos. Lastimosamente, hay un sector muy fuerte del establecimiento que se resiste a ese cambio. Esa parte del establecimiento es la que está incidiendo mayoritariamente en los partidos.
Como presidente de la Cámara me encuentro con representantes de todos los partidos, Partido Liberal, Partido de la U, Partido Conservador, Partido Verde, que son afines a la propuesta de gobierno del presidente Gustavo Petro, -es más, muchos de ellos se hicieron elegir con las banderas de nosotros pese a que no estuvieron en nuestra campaña, pero sus candidaturas fueron hechas con esas banderas - y genuinamente se acercan a decirme: queremos colaborar, queremos participar. Pero se está imponiendo en sus partidos la visión más tradicional.
RFI: ¿La visión de los jefes de partido?
David Racero: Sí. Yo se los he dicho abiertamente en un debate público que los congresistas se deben a sus electores, no a los jefes de los partidos. Y hemos solicitado que dejen en libertad los congresistas. Eso es un pulso que ha mediado de manera externa a la discusión propiamente de las reformas. Ninguna reforma fue hundida por una votación que llevara al hundimiento de la reforma.
RFI: ¿Qué ocurrió, entonces, como lograron paralizarlas?
David Racero: Fue una política de saboteo, de no permitir la discusión, de no votar, rompimiento del quórum. Y eso fue lo que llevó a que, al final, se agotaran los tiempos para ser discutidas. La reforma laboral se hundió por tiempos, no porque haya sido negada.
RFI: El presidente Petro estuvo aquí en París y les dijo a los colombianos públicamente “nosotros vamos a volver a presentar la reforma laboral”.
David Racero: Así es. La reforma laboral realmente puede ser más importante para nosotros que la propia reforma a la salud, la reforma pensional. En primer lugar, porque el sistema de salud y el sistema pensional actualmente en el país ya se hace agua. El mismo modelo de salud con la intermediación financiera de las EPS, ni siquiera es rentable.
Hoy las EPS están quebradas. La reforma pensional tiene un poco más de consenso social porque, después de 30 años, es un sistema pensional que no pensiona. Tenemos más de 6 millones de adultos mayores sin ningún tipo de pensión que están en condiciones de pobreza, de indigencia o de pobreza extrema. Por eso nosotros acudimos al Partido Liberal que, por vocación social está en su proyecto político ese tipo de defensa de derechos.
RFI: ¿Pero, por qué la laboral?
David Racero: Para nosotros que venimos de tradición de izquierda recuperar derechos perdidos de los trabajadores es un principio no solo político y económico, sino ético. Por eso la reforma laboral ha sido de las que más se ha opuesto el sector empresarial en nuestro país. Y por empresarial hablamos de los grandes empresarios.
Al fin y al cabo, cuando hablamos de la reforma a la salud y de la reforma pensional hablamos de un Estado de bienestar que nunca ha existido en Colombia como lo tuvo Europa después de la posguerra. La reforma laboral para nosotros es un salto cualitativo. Queremos ir mas lejos e insistimos sobre la manera como se genera la riqueza y, sobre todo, como se distribuye la riqueza.
Si bien el país ha crecido sosteniblemente, con indicadores hasta del 67 %, por el boom petrolero, entre otras; en la curva de crecimiento el salario de los trabajadores ha disminuido conforme a ese crecimiento económico. Hay una correlación inversa. Entonces nosotros estamos diciendo que hay que nivelar eso. Recuperar derechos para los trabajadores no solamente va a dignificar el trabajador, sino que va a ser un impulso real a toda la estructura económica del país.
Si tú generas trabajos más estables, superando trabajos precarizados de la tercerización o de prestación de servicios, contratos a término fijo cortos y sin ningún tipo de garantía de prestaciones, de vacaciones, ni apoyos a educación, etcétera, tú generas estabilidad laboral. Si recuperas las horas perdidas de horas extras, nocturnas, dominicales, entre otras, estás generando trabajadores mejor dignificados, mejor pagos, que van a consumir, a demandar más en la economía, a aumentar las ventas y, con ello, aumenta la producción, aumenta el trabajo, aumentan los impuestos.
Es un círculo virtuoso. Y ni siquiera estamos hablando de una economía socialista o comunista, sino simplemente de activar la economía por medio de la demanda agregada en un momento turbulento como el que atravesamos en el plano económico internacional, Es un gana-gana. No se puede hablar de cambio si no hay un pensamiento de cambio que lo acompañe.
RFI: Esa política de cambio que intenta llevar el Pacto Histórico o la línea del presidente Gustavo Petro hizo crisis y se llegó a hablar de un intento de golpe blando.
David Racero: Es completamente latente y no es un invento nuestro. Primero, porque esa ha sido una política de la derecha y la extrema derecha, no solamente latinoamericana, sino internacional, en contra de gobiernos y líderes progresistas de la región. El precedente más inmediato lo vimos en Perú. Más allá de las discusiones que uno haya tenido con el presidente, en su momento. También lo hemos visto en Brasil, en Bolivia, en Ecuador. El primer caso que se vio fue el de Paraguay con Lugo. Es decir, hay un precedente de una modalidad de lucha política utilizada por sectores del establecimiento de derecha y extrema derecha para sacar del camino por medios aparentemente legales que acude no a los golpes de Estado del pasado por medios armados, golpes militares, sino que ha sido más sutil, apelando a la propia Constitución, a las propias leyes. Aparentemente, insisto, porque siempre detrás de todo golpe blando hay una torcedura de la Constitución. Y eso lo podemos ver en cada caso particular.
Y el segundo precedente es el de nuestro presidente actual, Gustavo Petro, que fue destituido por el procurador, cuando fue alcalde de Bogotá. Más todas las investigaciones que tenemos como Pacto Histórico. Somos uno de los partidos más investigados en este momento por entidades administrativas y no por jueces de la República. Algunos ya han sido sancionados por la procuradora. Se han utilizado instituciones del Estado como mecanismo de control político policial y eso ha desencadenado en que nos cercenan los derechos políticos.
Yo lideré junto al presidente del Senado un llamamiento a la comunidad internacional para que acompañe. Y vamos a ir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, respecto al tema de la procuraduría. El fiscal nuestro, amigo personal del expresidente Duque y del uribismo, se reúne con el fiscal de Perú justamente para ver cómo fue el proceso contra Castillo. Tenemos información de esos diálogos, por no llamarlo de otra manera, que ya se plantean en algunas partes del establecimiento colombiano para propiciar justamente un golpe que en Colombia pasa por el Congreso de la República. Al final es un juicio político y ese juicio político puede llevar a la salida del presidente. Nunca ocurrió en Colombia, pero tampoco en Colombia había ocurrido un gobierno de izquierda.
RFI: Una última pregunta para el filósofo que es Usted. ¿Cuál es su mirada frente a lo que viene?
David Racero: Yo asumo la lectura de la historia como un efecto constante de luchas sociales que definen justamente los desenlaces políticos. Por ejemplo, nosotros no hubiéramos llegado a la presidencia con Petro, ni haber sacado esta bancada tan grande de más de 52 congresistas que no tiene precedentes en la historia de la izquierda del país, sin lo que fue el estallido social de un año o dos años anteriores a estas elecciones. Y este gobierno solamente va a tener éxito si ese proceso social es protagonista.
Hasta dónde va el cambio, hasta donde la gente lo decida. Si esa ciudadanía que exigió cambios en el estallido social, que exigió cambios en las elecciones del año pasado, sale hoy de nuevo a pedir cambios en las reformas en la salud, en lo laboral, en la educación, en los servicios públicos, si la ciudadanía se moviliza, los cambios van a ser imparables.
El presidente Gustavo Petro habla mucho de que este es el primer gobierno popular de la historia. Yo no lo veo todavía. Es un gobierno progresista, transformador, reformista, pero para que sea popular la ciudadanía debe comprender y asumir que la dirección del Estado es de ellos, directa o indirectamente, cuando comprenda que el Estado es de ellos. Yo creo que todavía la ciudadanía no lo ha asimilado y nosotros no lo hemos sabido transmitir, nos falta.
Y el segundo elemento es que el Gobierno ahora tiene ya la posibilidad de hacer y como miembro del Pacto Histórico tengo más autoridad moral para exigirle a este Gobierno que yo ayudé a elegir, y exigir especialmente al gabinete, a los ministros y ministras, que son los que tienen que ejecutar lo que el Presidente está orientando. Este no es un momento para titubear. Ya se nos fue un año, vamos a llegar el 7 de agosto, ya el Gobierno va a cumplir un año ya. En este momento la gente está esperando resultados. Resultados que sí hemos dado, pero los medios no lo han mostrado. Al principio de año los medios hablaban solamente de lo mal que iba a la economía, de los precios altos. Pero como en este momento somos una de las mejores economías a nivel mundial de la OCDE, donde siempre salíamos de último en los indicadores y ahora estamos de los primeros en buen comportamiento, entonces los medios no dicen nada de lo económico. O sea, el Gobierno tiene el protagonismo para hacer, para ejecutar y solo así vamos a tener un acumulado social y popular. Yo creo que de ello dependerá el éxito de este gobierno. Nos falta acelerar un poco más, pero creo que vamos por buen camino.
Y respecto al Congreso, que es mi lugar, invitar a hacer coalición a los congresistas que, realmente, quieren cambio. Bienvenidos a construir una agenda con el gobierno para eso. Si median otro tipo de intereses, pues están en el lugar equivocado. Pero la invitación seguirá abierta.