Así limpiará París el Sena, 100 años después de la prohibición del baño
Los residuos de los barcos son una gota de agua, en comparación con las aguas residuales generadas por unos 30,000 hogares.
Los parisinos llevan décadas esperando el cumplimiento de una promesa que parecía inalcanzable: volver a hacer el río Sena apto para el baño, tal y como era habitual en el siglo XIX. Pero los Juegos Olímpicos de 2024, que se celebrarán en la capital francesa, han fijado por fin una fecha para esa meta.
Cualquiera que pasee por el Canal de Saint Martin un domingo este verano, ya puede comprobar cómo se cumple la promesa: un tramo de 100 metros está abierto a los bañistas. La noticia marca el final de una epopeya que comenzó hace casi una década, cuando París fue elegida sede de los Juegos Olímpicos del proximos año. El proyecto prevé que algunas de las pruebas más emblemáticas de la competición, como el maratón acuático y el triatlón, tengan lugar en el río que atraviesa la Ciudad de la Luz.
Los tres mayores retos son desviar las aguas residuales, que siguen yendo a parar al Sena, mejorar la eficacia de las depuradoras y frenar la contaminación generada por el tráfico fluvial, con la circulación de barcos turísticos y el transporte de turistas y mercancías.
Pierre Rabadan, concejal adjunto encargado de los Juegos Olímpicos y del Sena, subraya que el acontecimiento obligará a reparar una "anomalía de la industrialización", que ha llevado a las grandes ciudades a contaminar sus ríos, históricamente fuente de vida en las zonas urbanas.
"Se han hecho obras muy importantes en las dos mayores depuradoras de la región parisina, para que el agua vertida al Sena sea de mejor calidad y tenga menos impacto bacteriológico. Y una segunda etapa consiste en reajustar las tuberías para que las aguas residuales ya no puedan verterse en el Sena", explica. "Es una etapa que todavía se está completando, progresivamente. En París, los 260 barcos que surcan el río estarán todos obligados, de aquí a 2024, a conectarse a la red municipal de alcantarillado, algo que antes no era técnicamente posible, pero ahora sí".
Los residuos de los barcos son una gota de agua, en comparación con las aguas residuales generadas por unos 30.000 hogares, cuyas tuberías no estaban conectadas como debían a las depuradoras. Las aguas contaminadas acaban en el Sena o el Marne, otro gran río de la región parisina.
Un depósito captará el agua de lluvia
El segundo gran proyecto es la construcción de un enorme embalse subterráneo en el barrio de Austerlitz, al este de la capital, para captar el agua de lluvia cuando se produzcan fuertes tormentas. La estructura tiene 50 metros de diámetro y 30 metros de profundidad, con una capacidad máxima de 46.000 metros cúbicos de agua.
"Cuando llueve, el agua se filtra y va a parar al mismo lugar donde va a parar el agua que se utiliza en inodoros, lavabos y duchas. Para evitar que rebose a la calle, vertemos esta mezcla de aguas residuales y pluviales al Sena", explica Samuel Colin Canivez, director de saneamiento de la ciudad. "Con esta obra, queremos interceptar el agua sobrante, dejarla en este embalse mientras no pase la tormenta y luego enviarla a tratamiento antes de verterla al río", añade.
A medida que avanzan las obras, con un coste total de 1.400 millones de euros, París celebra actos puntuales en el Sena para recuperar la confianza de los parisinos. Una encuesta realizada en 2021 reveló que sólo el 12% de los residentes estaría dispuesto a zambullirse y nadar, algo que era habitual hace un siglo, cuando los habitantes chapoteaban en el río.
Ahora, un argumento de peso es que 32 especies de peces han vuelto al Sena, 10 veces más que en la década de 1980.
Legado para los parisinos
Una vez finalizado el proyecto, el Ayuntamiento analizará periódicamente el agua en busca de bacterias y residuos fecales para garantizar que siga siendo apta para el baño. Será el principal legado de los Juegos para la ciudad.
De aquí a 2025, tres puntos del Sena estarán adaptados para acoger a los bañistas, en el oeste, el centro y el este de la ciudad.
Rabadan señala que el gobierno municipal aún no ha decidido si el río estará permanentemente abierto a los visitantes o si sólo se autorizará el baño en determinadas épocas del año, como los días calurosos.
"El verano pasado, por ejemplo, el agua era apta para el baño el 70% de los días, con una calidad satisfactoria o excelente. Y para que se hagan una idea, el año pasado, durante los mismos días en que se celebrarán los Juegos Olímpicos de 2024, el agua fue apta para el baño el 92% de los días", afirma el secretario municipal. "Nuestro compromiso es que siempre que la calidad del agua lo permita, según las normas europeas, el Sena estará abierto al baño".
La limpieza también forma parte de los objetivos a largo plazo de la capital para prepararse a temperaturas más altas y frecuentes debido al cambio climático. París ha ido ampliando sus zonas verdes y el río será un refugio para los habitantes de la ciudad en los días calurosos.
"En la evolución climática que estamos viendo, necesitaremos cada vez más espacios frescos en las ciudades y el Sena será uno de ellos", afirma Rabadan.
Productos químicos
Aunque los residentes acogen con satisfacción la limpieza, las organizaciones ecologistas advierten de que algunos aspectos del proyecto podrían ser peligrosos para el medio ambiente. France Nature Environnement teme que se produzcan fugas de ácido peracético, utilizado para la desinfección química del agua, que podría ser muy tóxico para el ecosistema fluvial.
La organización también advierte de que la ciudad pretende eliminar bacterias potencialmente mortales como la escherichia coli, pero no tiene ningún plan para controlar la contaminación química generada por las industrias y la producción agrícola de la región parisina, que también van a parar al Sena.