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Extrema derecha española espera ampliar su poder

El partido, que ha prometido poner a los sindicatos "en su sitio" si llega al poder en España, redujo la financiación a los dos grandes gremios en la región.

Seguidores de Vox ondean banderas de España durante un acto del partido en Leganés, a las afueras de Madrid, el 6 abril, 2019.

Seguidores de Vox ondean banderas de España durante un acto del partido en Leganés, a las afueras de Madrid, el 6 abril, 2019.(AP Foto/Bernat Armangue)

Hace poco más de un año el partido de extrema derecha Vox entró por primera vez en un gobierno regional de España, un avance que espera replicar en otras zonas del país tras las elecciones regionales del 28 de mayo.

La región de Castilla y León ha sido una prueba "piloto" para Vox, que en 2019 se convirtió en la tercera fuerza en el Parlamento español, repite el jefe del partido, Santiago Abascal, para quien es "un ejemplo de la alternativa que necesita España".

Así como ocurrió en esa región mayormente rural al norte de Madrid, Vox podría ser indispensable para que el Partido Popular (PP, derecha), principal formación de oposición al gobierno del socialista Pedro Sánchez, logre una mayoría gubernamental en la mitad de las doce regiones que renovarán sus parlamentos el 28 de mayo.

Un escenario igualmente probable a nivel nacional si el PP gana las elecciones legislativas de finales de año, ya que necesitaría a los diputados de Vox para sacar del poder a Sánchez.

CoaliciÓn con el pp

Desde que en marzo de 2022 ingresara en coalición con el PP al gobierno regional de Castilla y León, un hecho inédito para la extrema derecha desde el final de la dictadura de Francisco Franco en 1975, Vox no ha cesado de causar polémica.

El partido, que ha prometido poner a los sindicatos "en su sitio" si llega al poder en España, redujo la financiación a los dos grandes gremios en la región, llevando a uno de ellos, UGT, a despedir el mes pasado al 40% de sus empleados.

"Estamos sumidos en un proceso de crisis económica importante", admitió a la AFP en Valladolid, principal ciudad de la región, Vicente Andrés, secretario general regional del otro sindicato, Comisiones Obreras, que también prepara despidos.

Temor a darse un beso

Vox también irritó al colectivo LGBT al negarse a que el parlamento regional, como ocurría antes de su ingreso al gobierno, fuese iluminado con los colores del arcoíris durante la fiesta del orgullo. Un tema por lo demás poco polémico en España, uno de los primeros países en autorizar el matrimonio homosexual, en 2005.

Su líder regional, el vicepresidente castellanoleonés, Juan García-Gallardo, un abogado de 32 años, cargó contra una ley aprobada en febrero por el Parlamento español que permite la autodeterminación de género, afirmando que las mujeres se verían "obligadas a compartir vestuarios con señores peludos en las piscinas municipales".

Las personas LGBT se sienten "mucho más inseguras" en Castilla y León desde que Vox está en el poder, aseveró Yolanda Rodríguez, responsable regional de la asociación por los derechos LGBT Fundación Triángulo.

"Hay gente que teme ir cogida de la mano (por la calle), que teme entrar y darse un beso" en un bar, agregó.

Sin embargo, la iniciativa más polémica de Vox, inspirada en la Hungría de Viktor Orban, fue anunciada en enero: obligar a los médicos a proponer a las mujeres que quieran abortar escuchar el latido de su hijo y ver un video del feto.

La propuesta fue condenada desde múltiples sectores en una España que despenalizó el aborto en 1985 y lo legalizó en 2010, y el presidente de Castilla León, Alfonso Fernández Mañueco, del PP, la paralizó.

"mucho ruido"

Esto es un ejemplo del problema que para el PP puede significar unir fuerzas con la extrema derecha, con posiciones no necesariamente compartidas por una mayoría de votantes.

Depender de Vox "hace más difícil al PP seducir a los votantes de centro", estimó Antonio Barroso, analista del gabinete Teneo. Y al mismo tiempo "facilita a Sánchez atacar al PP alegando que quiere dirigir al país hacia la extrema derecha", señaló.

En el mercado de El Campillo en Valladolid, el balance no es unánime.

Los de Vox "hacen mucho ruido, pero veo pocos resultados", estimó Nuria Pérez Pardo, empleada de una guardería de 43 años, en la cola para comprar pescado.

Francisco Arairo, un jubilado de 67 años, dijo de su lado valorar que Vox trate "asuntos que otros partidos evitan", si bien sigue considerando que en el PP "parecen más serios y realistas".

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