Indígenas yaquis del norte de México reivindican su tradición de Semana Santa
El pueblo indígena yaqui sale a las calles con máscaras y disfraces en el norteño estado mexicano de Sonora, un ritual de Semana Santa que realizan desde hace más de 400 años y con el que ahora reivindican el derecho a sus costumbres y tierra.
Los rituales de Cuaresma y Semana Santa de la tribu yaqui son el sincretismo del catolicismo con su cosmovisión, impactada por la vida citadina cuando familias de esta etnia migraron del campo hacia Hermosillo, capital de Sonora.
Alejandro Aguilar Zéleny, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), explicó a EFE que la tradición, conocida como fariseos (o chepayecas en idioma nativo), es una representación de la Pasión de Cristo con ceremoniales que integran su cultura ancestral con lo inculcado por los misioneros jesuitas y franciscanos.
“Es un proceso muy interesante el que da lugar a las tradiciones de Cuaresma y Semana Santa, porque por un lado está la religión tradicional yaqui que tiene que ver con el 'juya ania' mundo de la naturaleza, mundo de los sueños 'tenku ania', y el mundo de las flores 'sewa ania', expuso el experto.
Por otro lado, en su interacción con el catecismo de los jesuitas "se vive esta religiosidad donde están venados, paskolas, matachines, fariseos, angelitos y otros personajes que generan toda esta gran tradición", añadió.
Pueblos indígenas en busca de un lugar
En Sonora, los yaquis habitan ocho pueblos: Loma de Guamúchil, Bácum, Tórim, Vicam, Pótam, Ráhum, Huirivis y Belem, que se ubican en un fértil valle agrícola entre los municipios de Guaymas y Cajeme.
Pero debido a un intento por exterminarlos a principios del siglo XX, durante la Revolución Mexicana, varias familias de esta tribu fueron desplazadas a Hermosillo.
En la Nación Yaqui que conforman los ocho pueblos, los ritos de Cuaresma y Semana Santa son exclusivos para los yoremes (hombres indígenas), pero en ciudades como Hermosillo, Guaymas y Ciudad Obregón, los fariseos atraen la atención de los habitantes, como si se tratara de una atracción turística.
“Gracias a Dios, hay mucha difusión, ahora nos invitan a las escuelas a una presentación y ahí les hacemos ver que aquí no es cualquier cosa, como ir a pasarla, aquí es pesado, aquí se viene uno a la abstención, penitencia o devoción", expuso a EFE Lidio Valenzuela Álvarez, gobernador yaqui.
"Muchas escuelas y personas en sus trabajos están informados, hay más difusión, antes no dejaban tomar fotos, ni dar entrevistas, nada, y ha cambiado en esa cuestión, pero es para bien”, aseguró el líder indígena.
El gobernador yaqui recordó que durante la pandemia de covid-19, Gobierno y sociedad trataron de impedir la conmemoración de sus tradiciones, pero con su derecho a la libre determinación por sus usos y costumbres lograron seguir adelante.
“A lo mejor estaban alarmados, no digo que por una falta de respeto, pero sí se quisieron propasar, quisieron desaparecer a la gente de aquí, así, nos mandaron a las autoridades, pero nosotros no nos dejamos, esta es una ley autónoma", agregó el Gobernador Yaqui.
Actualmente en los ocho pueblos que conforman la Nación Yaqui, las tradiciones de Cuaresma y Semana Santa continúan siendo de acceso exclusivo a los miembros de los pueblos originarios.
Pero en las ciudades de Sonora los rituales religiosos se conmemoran frente a miles de curiosos que se dan cita a las ramadas.