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La carrera en solitario de un aspirante republicano a la presidencia de EEUU

Donald Trump y Ron Desantis. AP

Donald Trump y Ron Desantis. AP

Steve Laffey no es como los demás aspirantes republicanos a la presidencia en 2024: conduce su propio vehículo, se maquilla él mismo antes de aparecer en la televisión local y aún no ha recibido ningún apoyo.

A diferencia de otros candidatos como Donald Trump, que fue presidente de Estados Unidos, o Nikki Haley, exembajadora ante la ONU, en el curriculum de Laffey figura que fue alcalde de Cranston, Rhode Island, una ciudad de 82.000 habitantes.

"Soy el único outsider", dice sobre las primarias del partido Republicano, que probablemente también incluirán al gobernador de Florida, Ron DeSantis, y al exvicepresidente Mike Pence.

Laffey es un enérgico ex ejecutivo financiero de 61 años que habla a mil por hora, tiene seis hijos y vive en una granja de Colorado rodeado de vacas y gallinas.

Asegura que no ve noticias ("obtengo los datos brutos de la Reserva Federal y les digo lo que está pasando"), no tiene asesor político y escribe sus propios discursos.

Mientras Trump tiene un gran dominio de las redes sociales desde las que se dirige a menudo a sus decenas de millones de seguidores, las de Laffey las administra su hijo Steve Laffey Jr., de 15 años.

"Es duro, muy duro", dice a la AFP sobre la competencia de adversarios más conocidos, con más recursos y más apoyos. Sin embargo, él recurre a la vieja escuela: hablar con los votantes en el terreno.

Urnas

Un día de campaña en el pequeño estado de Rhode Island, al noreste de Estados Unidos, comienza con el desfile de tres niños Laffey y algunos viejos conocidos con pancartas con el lema "Laffey 2024 - Fixing America" (Laffey 2024 - Arreglando EEUU) en un cruce de carreteras muy transitado.

El candidato sostiene una pancarta que dice: "Yo soy Laffey".

"Me la hicieron cuando me presenté a alcalde porque nadie sabía quién era", explica, recordando su mandato de 2003-2007 al frente de su ciudad natal, Cranston, a las afueras de Providence.

Laffey sonríe y saluda al tráfico mientras varios coches tocan sus bocinas. "Si las primeras primarias fueran en Rhode Island, estaríamos listos", dice.

Espera poder dar un salto a la escena nacional. "Si consigo participar en un debate, la vida cambiará para mucha gente", asegura este candidato al que las encuestas le dan cero posibilidades.

Laffey defiende responsabilidad fiscal, una reforma de la seguridad social y la audaz promesa de cerrar el sistema de enseñanza pública, que según él está roto.

Criado en una familia de clase media baja, Laffey asistió a la escuela de negocios de Harvard antes de convertirse en un inversor de éxito.

Su hermano mayor murió de SIDA y otros dos hermanos han padecido esquizofrenia. Laffey educó en casa a sus tres hijos menores después de que a una hija mayor le diagnosticaron cáncer.

"Soy mucho más cercano" que otros candidatos, dice. Después de saludar con sus carteles, Laffey se sube a su camioneta y se dirige a una cafetería cercana, donde le entrevista el periódico estudiantil local.

"Es un buen hombre. Y es una buena historia americana", dice Ed Curran, de 62 años, un amigo del colegio que acudió a mostrarle su apoyo.

China

Tras una rápida parada en los estudios de NBC 10 para una entrevista, Laffey se dirige a un restaurante donde unas 40 personas le escuchan disertar durante una hora sobre temas que van desde la deuda federal (demasiado alta) al coste de los medicamentos con receta (también demasiado alto).

Promete detener todo el comercio con China y obligar a México a poner fin al contrabando de fentanilo a Estados Unidos.

"No todos los días alguien de Rhode Island se presenta a presidente", dice Anthony D'Ellena, de 19 años, y añade: "Sus respuestas fueron buenas. Espero de verdad que llegue lejos".

Cualquiera puede presentarse a las elecciones presidenciales si es ciudadano de nacimiento, tiene al menos 35 años de edad y reside en Estados Unidos desde hace al menos 14 años.

Laffey se presentó sin éxito a las primarias para el Senado en 2006 y para la Cámara de Representantes en 2014.

Considera que habrá ganado "si dentro de seis meses escuchas a alguien decir: 'Ese tipo Laffey tiene razón'", sentencia.

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