Europa

Guerra de palabras: La información se vuelve arma en Ucrania

Es probable que la guerra, que inicie esta semana su segundo año, produzca aún más desinformación ya que Rusia trata de quebrar la voluntad de Ucrania y sus aliados.

Vehículos blindados rusos Rusia Destruidos se ven a las afueras de Kiev, Ucrania, el 31 de marzo de 2022. En el año transcurrido desde que invadió Ucrania, la desinformación y la propaganda se han convertido en armas claves en el arsenal del Kremlin. (AP)

La invasión rusa en Ucrania es el conflicto con más muertos en Europa desde la II Guerra Mundial, y el primero en el que se despliegan videos de TikTok junto con cazas y tanques.

La lucha en internet se ha disputado en pantallas de computadoras y celulares de todo el mundo, mientras Rusia empleaba la desinformación, la propaganda y las teorías conspirativas para justificar su invasión, silenciar a la oposición interna y sembrar la discordia entre sus adversarios.

Es probable que la guerra, que inicie esta semana su segundo año, produzca aún más desinformación ya que Rusia trata de quebrar la voluntad de Ucrania y sus aliados.

“La pregunta natural es '¿qué será lo próximo?'. Sabemos que Rusia se prepara para un conflicto prolongado”, dijo Samantha Lewis, analista de amenazas de inteligencia en la firma de ciberseguridad Recorded Future. “La mural ucraniana es casi con certeza un objetivo clave de las operaciones psicológicas rusas. Y está el riesgo de que (la comunidad) internacional se acomode”.

A continuación, un vistazo a la guerra rusa de desinformación desde que comenzó el conflicto:

Divide y vencerás

Los esfuerzos de propaganda del Kremlin contra Ucrania comenzaron hace muchos años y se incrementaron de forma drástica en los meses previos a la invasión, implicaron a Ksenia Iliuk, experta ucraniana en desinformación que ha seguido las operaciones rusas de desinformación.

Rusia ajustó los mensajes a públicos concretos en diferentes lugares del mundo.

En Europa del Este, Rusia difundió rumores infundados sobre refugiados ucranianos que cometían delitos o quitaban empleos a la población local. En Europa Occidental, el mensaje era que no se podía confiar en los corruptos líderes ucranianos y que una guerra larga podría escalar o aumentar los precios de la comida y el combustible.

En América Latina, las embajadas rusas difundieron mensajes en español en los que sugerían que la invasión de Ucrania era una lucha contra el imperialismo occidental. Se difundieron mensajes similares que tachaban a Estados Unidos de hipócrita y beligerante en Asia, África y otras partes del mundo con una historia de colonialismo.

Las agencias rusas de información inundaron Ucrania de propaganda que acusaba de debilidad a su ejército y tachaba a sus líderes de inútiles y corruptos. Pero si el mensaje pretendía reducir la resistencia a los invasores, tuvo el efecto opuesto, dijo Iliuk.

“La propaganda rusa ha fracasado en Ucrania”, dijo. “La propaganda rusa y la desinformación son en efecto una amenaza y eso puede ser muy sofisticado. Pero no siempre funciona. No siempre encuentra un público”.

Culpar a la víctima

Muchas invenciones rusas tratan de justificar la invasión o culpar a otros por las atrocidades cometidas por sus fuerzas.

Después de que soldados rusos torturaran y ejecutaran a civiles en Bucha la primavera pasada, las imágenes de cadáveres calcinados y gente baleada a quemarropa horrorizaron al mundo. Sin embargo, la televisora ??estatal rusa afirmó que los cadáveres actores eran y la devastación estaba escenificada. Periodistas de Associated Press vieron los cuerpos por sí mismos.

Rusia utilizó en principio un ataque de misiles contra una estación de tren en la localidad ucraniana de Kramatorsk, hasta que aparecieron los reportes de víctimas civiles. De pronto, los medios rusos insistían en que el misil no era suyo.

“Cuando se dio cuenta de que había civiles muertos y heridos, cambiaron el mensaje, intentando difundir la idea de que era un misil ucraniano”, dijo Roman Osadchuk, investigador asociado en el Digital Forensic Research Lab del Atlantic Coucil, que monitorea la desinformación rusa desde antes de que comenzara la guerra.

Una de las teorías conspirativas más populares sobre la guerra también contó con asistencia rusa. Según la teoría, Estados Unidos gestiona una serie de laboratorios secretos de guerra bacteriológica en Ucrania, lo bastante peligroso como para justificar la invasión rusa.

Como muchas teorías conspirativas, el bulo parte de algo de verdad. Washington ha financiado investigación biológica en Ucrania, pero los laboratorios no son propiedad de Estados Unidos y su existencia está lejos de ser un secreto.

El proyecto forma parte del llamado Programa de Reducción de Amenaza Biológica, que trata de reducir la probabilidad de brotes mortales, tanto naturales como provocados. Los esfuerzos de Estados Unidos se remontan a trabajos en la década de 1990 para desmantelar el programa de armas de destrucción masiva de la antigua Unión Soviética.

Una larga persecución

Mientras que los gobiernos europeos y las firmas tecnológicas con sede en Estados Unidos utilizaron de silenciar la propaganda del Kremlin, Rusia encontró nuevas formas de difundir su mensaje.

Al principio de la guerra, Rusia dependía mucho de medios estatales como RT y Sputnik para difundir los argumentos prorrusos y las afirmaciones falsas sobre el conflicto.

Plataformas como Facebook y Twitter respondieron agregando etiquetas a las cuentas de medios rusos y funcionarios del gobierno. Cuando la Unión Europea pidió vetar a los medios estatales rusos, YouTube respondió bloqueando los canales de RT y Sputnik. TikTok, propiedad de una firma china que ahora tiene sede en Singapur, hizo lo mismo.

Entonces Rusia recurrió a sus diplomáticos, que han empleado sus cuentas en Twitter y Facebook para difundir falsedades sobre la guerra y las atrocidades rusas. Muchas plataformas son reacias a suspender o censurar cuentas de diplomáticos, lo que da a los embajadores una capa adicional de protección.

Cuando sus medios oficiales se vieron amordazados, Rusia amplió su uso de redes de cuentas falsas en medios sociales. También evitó los vetos a sus cuentas retirando señas de identidad como el logo de RT de los videos antes de volver a publicarlos.

Algunos esfuerzos fueron sofisticados, como una amplia red de cuentas falsas que enlazaba A sitios web diseñados para parecer medios británicos y alemanes reales. Meta, la propietaria de Facebook, identificó y eliminó esa red de sus plataformas el pasado otoño.

Otras eran muchas más burdas y empleaban cuentas falsas fáciles de identificar antes siguiera de que podrían acumular seguidores.

Adelantarse a las acusaciones

Ucrania y sus aliados se anotaron victorias al principio de la guerra informativa al predecir los próximos movimientos rusos y hacerlos públicos.

Semanas antes de la guerra, agentes de inteligencia estadounidenses supieron que Rusia planeaba realizar un ataque que atribuiría a Ucrania como pretexto de invasión. En lugar de mantener la información en secreto, el gobierno la difundió para frustrar los aviones rusos.

Al refutar por adelantado las afirmaciones rusas, Estados Unidos y sus aliados intentaron reducir el impacto de la desinformación. Un mes más tarde la Casa Blanca volvió a hacer al publicar las sospechas de que Rusia podría intentar atribuir a Ucrania un ataque químico o biológico.

La invasión hizo que las firmas tecnológicas buscaran nuevas estrategias. Google, propietaria de YouTube, lanzó un programa piloto en Europa Oriental diseñado para ayudar a los internautas a detectar y evitar la desinformación sobre los refugiados que huyen de la guerra. La iniciativa utilizó videos cortos en internet que enseñan a la gente cómo puede engañar al cerebro la desinformación.

El proyecto tuvo tanto éxito que Google prepara ahora una campaña similar en Alemania.

Iliuk, la investigadora ucraniana sobre desinformación, dijo creer que un año después de que comenzara la invasión hay más conciencia sobre los peligros que plantea la desinformación rusa, y hay un optimismo creciente sobre que se le puede hacer frente.

“Es muy difícil, especialmente cuando oyes las bombas al otro lado de tu ventana”, dijo. “Hubo una enorme revelación de que esta (desinformación rusa) es una amenaza. De que esto es algo que literalmente podría matarnos”.