EEUU investiga aún los problemas de salud que paralizaron su Embajada en Cuba
Así lo aseguró en una rueda de prensa el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, quien afirmó que la legación de La Habana ha reanudado la tramitación de visados para "apoyar al pueblo cubano".
En 2017, el entonces presidente estadounidense Donald Trump acusó al Gobierno cubano de ser responsable de "ataques acústicos" a los trabajadores diplomáticos en la isla, algo que Cuba negó y que Washington utilizó como pretexto para cerrar los servicios consulares.
"La investigación sobre qué causó esos incidentes y cómo podemos proteger a nuestra gente sigue abierta", dijo este miércoles Price, quien afirmó que "la mayor prioridad" del Gobierno estadounidense es la salud de su personal.
La reanudación de los servicios consulares tras cinco años, prosiguió el portavoz, es "una señal de que confiamos en nuestra habilidad para mitigar los riesgos" que afronta el personal, aseguró.
Además, sostuvo que la tramitación de nuevos visados es una "forma práctica de apoyar al pueblo cubano" y un "enfoque" que ha mantenido el Gobierno de Joe Biden desde el principio.
El portavoz de la diplomacia estadounidense añadió que el Departamento de Estado espera ampliar el personal en su Embajada de La Habana para poder "ampliar los servicios" que allí se ofrecen.
Las entrevistas para los interesados en conseguir el visado de inmigrantes para el país norteamericano se iniciaron el pasado 29 de diciembre.
El reinicio de operaciones se da tras unos meses de tímidos acercamientos entre Washington y La Habana, en los que la inmigración ha tenido un papel central.
Además, ha coincidido con el mayor éxodo de cubanos a EEUU en la historia reciente. Hasta el 30 de noviembre pasado, 290.338 insulares llegaron a Estados Unidos a través de la frontera con México, de acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP, por sus siglas en inglés).
Sobre los problemas de salud del personal estadounidense, en enero del año pasado la Agencia Central de Inteligencia (CIA) descartó que las molestias descritas fuesen resultado de una campaña dirigida por un país enemigo, frente a lo que se llegó a especular.