Las Mundiales

En el estado natal de Lula, los vaqueros se inclinan hacia la izquierda

Lula Da Silva. Foto: Europa Press

La poderosa industria agroalimentaria de Brasil respalda mayoritariamente al presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro, pero en el rodeo "Pega de Boi no Mato", en el estado natal de su adversario Luiz Inácio Lula da Silva, los vaqueros aman al expresidente izquierdista.

En la áspera y semiárida región del Sertão, en el noreste de Brasil, nació esta singular tradición de rodeo, en la que vaqueros a caballo persiguen a un toro entre espesos matorrales sembrados de cactus, compitiendo para quitarle al animal una etiqueta de cuero que le cuelga del cuello.

Uno a uno, cientos de toros son liberados de un estrecho recinto, corriendo hacia el monte mientras los persiguen equipos de dos. Gana quienes llevan la etiqueta a la línea de salida más rápidamente, inclusive a pie si se caen del caballo.

"¡Qué adrenalina!"

Sangrando por el párpado izquierdo, el vaquero José Vasconcelos parece haber tenido una experiencia cercana a la muerte mientras se quita el pesado traje de cuero que usa para protegerse.

A pesar de que no pudo atrapar al toro, está exultante.

"¡Es lo mejor! Uau, qué adrenalina. Ni siquiera puedo explicarlo", dice el fornido hombre de 29 años, quien ya se rompió un brazo y se lastimó una pierna y la clavícula compitiendo.

Más allá de los gritos de los vaqueros, el tintineo de las espuelas y el olor a barbacoa, hay un fuerte ambiente político en la Fazenda Piuta, un rancho ganadero en las afueras de Cabrobó, en el estado de Pernambuco, a cinco horas en automóvil desde Garanhuns, ciudad natal de Lula.

El enfrentamiento electoral entre el expresidente (2003-2010) y Bolsonaro es un tema candente y, como parece ser el caso de prácticamente todos en este rodeo, Vasconcelos no se identifica con el actual mandatario.

"No sé mucho de política, pero sé una cosa: Bolsonaro no es un buen presidente", dice. Parco de palabras, cita una queja común: la inflación. "En la época de Lula, la gasolina era más barata. Todo lo era".

Lula antes, Lula ahora

La agroindustria brasileña respalda ampliamente a Bolsonaro, la tercera "B" de su base electoral conocida como "Biblia, bala y buey". Pero los ganaderos del noreste se quedan fuera.

La región, la más pobre de Brasil, es también un campo de batalla electoral clave, hogar de la cuarta parte de los 214 millones de habitantes del país.

Lula, quien ganó la primera vuelta del 2 de octubre con 48% de los votos ante 43% de Bolsonaro, ganó en el noreste con un aplastante 67%. Bolsonaro solo obtuvo el 27%, aunque espera mejores resultados en el balotaje del 30 de octubre.

Ana Gabriele dos Santos, una granjera de 25 años que ayuda a preparar los caballos, era una niña cuando Lula ganó las elecciones por última vez, hace 16 años. Pero creció escuchando cuánto ayudaron sus programas sociales.

"Estábamos a favor de Lula entonces, estamos a favor de Lula ahora", dice.

"Él es de aquí. Piensa en los pobres. Bolsonaro solo piensa en ganar", agrega Dos Santos.

Mientras se prepara para el rodeo, Marcelo Nogueira, de 30 años, critica que Bolsonaro reivindique como éxitos propios un nuevo programa de asistencia social de 115 dólares al mes llamado Auxilio Brasil y un proyecto de irrigación masiva que desvía el río Sao Francisco.

"Bolsonaro no sirve. Inventó ese 'Auxilio Brasil', pero es solo un nuevo nombre para 'Bolsa Familia' (el programa social creado en el gobierno de Lula). Y todo lo que hizo fue inaugurar el sistema de riego. Quien lo comenzó fue Lula", dice Nogueira.

"Toda mi familia está con Lula. Creo que todo el noreste está con Lula", asegura.

Misa a caballo

El rodeo comienza con una misa católica a caballo, en la que un sacerdote bendice a los jinetes y reza por su seguridad.

No es por capricho. Dos semanas antes de este evento, un vaquero fue atravesado por una rama seca y murió. Pero el peligro no disminuye el atractivo para los centenares de aficionados, que suelen acompañar el espectáculo subidos a autos, camiones e incluso árboles.

"Vivimos para esto. Es más importante que el fútbol aquí", dice María de Moraes, de 48 años, agricultora y autodenominada adicta al rodeo.

Otra cosa la entusiasma tanto.

"Lula, Lula y Lula", dice cuando le preguntan por qué candidato vota.

"Se me pone la piel de gallina al hablar de él", agrega.