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¿Guerra en Ucrania o clima? El Nobel entrega el viernes el premio de la Paz

Con 343 candidatos este año en una lista que no es pública, el comité Nobel puede también romper los pronósticos y decidir en otra dirección.

Presidente ucraniano Vlodomir Zelenski

Presidente ucraniano Vlodomir Zelenski

¿Denunciar las atrocidades de la guerra en Ucrania o alertar ante las catástrofes provocadas por el cambio climático? El Premio Nobel de la Paz se entrega el viernes en Oslo en medio de una actualidad llena de amenazas.

Mientras se acerca el día clave, los expertos están divididos entre aquellos quienes auguran un premio crítico con la ofensiva lanzada por el presidente ruso, Vladimir Putin, o aquellos quienes anticipan un recordatorio sobre la urgencia de actuar ante el calentamiento global.

Con 343 candidatos este año en una lista que no es pública, el comité Nobel puede también romper los pronósticos y decidir en otra dirección.

Para Henrik Urdal, director del Instituto de Investigación sobre la Paz de Oslo (PRIO), la líder de la oposición bielorrusa en el exilio Svetlana Tijanóvskaya o el opositor ruso Alexéi Navalni, encarcelado tras ser blanco de un envenenamiento, merecerían ser premiados conjuntamente.

"Son dos referentes de las actividades prodemocracia no violentas en sus países respectivos", destaca. "Y tanto Navalni como Tijanóvskaya son muy firmes detractores de la guerra en Ucrania", añade.

Otra forma de recordar el conflicto, el más cercano a Oslo desde la Segunda Guerra Mundial, sería entregar el Nobel a quienes documentan los presuntos crímenes de guerra en Ucrania, como la Corte Penal Internacional de La Haya o la web de investigación Bellingcat.

¿Y tiene opciones el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, que aparece entre los favoritos en las apuestas previas?

"El comité reflexionará probablemente dos veces antes de dar el premio a un presidente en guerra (...) incluso si Ucrania es la víctima de esta guerra", estima Urdal. "Siempre habrá atrocidades, incluso del lado ucraniano".

Miles de personas en todo el mundo (parlamentarios y ministros de todos los países, antiguos premiados, algunos profesores de universidad...) pueden proponer una candidatura antes de la fecha límite del 31 de enero.

Los miembros del comité Nobel pueden enviar sus propias sugerencias antes de su primera reunión, que tuvo lugar poco después del inicio de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero.

¿Greta? ¿David Attenborough? ¿Nadie?

Para otros observadores, la movilización ante el cambio climática también es digna de un Nobel después de un año nuevamente marcado por fenómenos meteorológicos extremos, desde canículas históricas en Europa hasta devastadoras inundaciones en Pakistán.

"Dando el premio de la Paz a la causa climática, el comité Nobel tiene la posibilidad única de decir que las numerosas crisis a las que el mundo hace frente deben resolverse juntas", estima Oda Andersen Nyborg, directora del Consejo Noruego para la Paz.

Entre los nombres evocados en este campo figuran la joven sueca de la causa climática, Greta Thunberg, y su movimiento Fridays for Future, el venerado naturalista y pedagogo británico David Attenborough y otros militantes ecologistas.

También circulan rumores sobre el mismo jefe de la ONU, Antonio Guterres, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático o el ministro de Relaciones Exteriores de Tuvalu, Simon Kofe, cuyo país está amenazado por la subida del nivel del mar.

Más allá de la causa climática, aparecen entre los posibles premiados militantes por los derechos y libertades de China, Afganistán o Irán, la oenegé anticorrupción Transparencia Internacional o la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

Sverre Lodgaard, investigador del Instituto Noruego de Asuntos Internacionales, no descarta que el comité Nobel se abstenga de entregar el premio como hizo, por última vez, hace 50 años.

"Nadie puede hacer valer un gran avance en materia de paz, los conflictos parecen no tener fin y los acuerdos parecen hechos para ser vulnerados", dice a AFP.

El año pasado, el Nobel premió a dos periodistas estandartes de la libertad de expresión, la filipina Maria Ressa y el ruso Dmitri Muratov, cuyos respectivos medios están amenazados de cierre o sufrieron la cancelación de su licencia.