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Tensiones en las calles de Burkina Faso tras el golpe de Estado

Los militares que tomaron el poder en Burkina Faso acusaron el sábado a Francia de ayudar al teniente coronel Damiba, derrocado la víspera, a preparar una contraofensiva, una afirmación desmentida por París, mientras la situación en la capital del país sigue siendo tensa.

Varios grandes ejes de Uagadugú estaban bloqueados el sábado por militares, un día después de un golpe de Estado --el segundo en ocho meses-- que refleja una profunda crisis en este país, afectado por la violencia yihadista.

En una alocución televisada, los golpistas afirmaron que el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba "se habría refugiado en la base francesa de Kamboinsin, con el fin de planificar una contraofensiva para causar problemas en nuestras fuerzas de defensa y seguridad".

El ministerio francés de Exteriores desmintió formalmente "cualquier implicación en los hechos desde ayer en Burkina".

Los militares destituyeron el viernes a Damiba, jefe de la junta que llegó al poder a finales de enero también por la fuerza.

Fue sustituido al frente de la junta por Ibrahim Traoré, un capitán de 34 años.

Tras una noche y una mañana tranquilas, varios testigos informaron a la AFP haber oído una ráfaga de disparos en las inmediaciones de la rotonda de las Naciones Unidas, en el centro de la ciudad, a última hora de la mañana.

Entonces, como la víspera, los militares retomaron sus posiciones para bloquear los principales ejes de la ciudad y en particular el barrio donde se encuentra la presidencia.

Traición

En las calles, varios habitantes acogieron de manera positiva este nuevo golpe.

"Damiba fracasó. Desde su llegada al poder, zonas que estaban en paz están sitiadas. Tomó el poder y luego nos traicionó", comentó Habibata Rouamba, comerciante y activista de la sociedad civil.

El viernes por la noche, después de un día de disparos en el barrio de la presidencia de Uagadugú, una quincena de soldados tomaron la palabra, poco antes de las 20H00 (GMT y local) en el plató de la radiotelevisión nacional.

En su mensaje destituyeron al coronel Damiba --cuya suerte seguía siendo desconocida el sábado-- y anunciaron el cierre de las fronteras terrestres y aéreas, así como la suspensión de la Constitución, la disolución del gobierno y de la Asamblea Legislativa de Transición.

También se estableció un toque de queda de 21H00 a 05H00. Los militares invocan "el continuo deterioro de la situación de seguridad" en el país.

El nuevo jefe de la junta, el capitán Traoré, era hasta ahora el jefe de cuerpo del Regimiento de Artillería de Kaya, en el norte del país, particularmente afectado por los ataques yihadistas.

"Son los mismos jóvenes oficiales que ya estaban en las maniobras durante el primer golpe de Estado en enero. Es un golpe intramuros. (...) El tema volverá a centrarse en la lucha antiyihadista", comenta el analista político Drissa Traoré.

Condenas internacionales

Por el momento, los nuevos golpistas no indicaron si tienen intención de respetar el calendario de transición convenido por Burkina Faso y la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO).

Estaba previsto que los civiles regresaran al poder en julio de 2024.

La comunidad internacional condenó este nuevo golpe de Estado.

El sábado, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, condenó "cualquier intento de tomar el poder por la fuerza de las armas".

La Unión Africana (UA) denunció "el cambio inconstitucional de gobierno" y para la Unión Europea (UE) el golpe "pone en peligro los esfuerzos emprendidos desde hace varios meses" para la transición.

En los últimos meses, se multiplicaron los ataques contra decenas de civiles y soldados en el norte y el este, donde las ciudades están bloqueadas por los yihadistas, que hacen estallar puentes con dinamita y atacan los convoyes de suministros que circulan por la zona.

Desde 2015, son recurrentes los ataques de los movimientos armados afiliados a los yihadistas de Al Qaida y del grupo Estado Islámico, principalmente en el norte y el este del país, que han causado miles de muertos y el desplazamiento de unos dos millones de personas.

Con los dos golpes en Malí en agosto de 2020 y mayo de 2021 y el de Guinea en septiembre de 2021, este es el quinto golpe de Estado en África Occidental desde 2020.