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Familia de Julian Assange en campaña para sumar apoyo

El objetivo de esta semana era lograr que el nombre de Julian Assange se mencionara en el encuentro del presidente de México con el jefe de la diplomacia estadounidense. El de la próxima, intentar lo mismo cuando el primer ministro australiano vea al jefe de la Casa Blanca en los funerales de la reina de Inglaterra.

Volver a poner en la agenda política al fundador de WikiLeaks —actualmente en una prisión británica en espera de su extradición a Estados Unidos— y buscar aliados para intentar convencer a Washington de que retire los cargos de espionaje en su contra después de más de una década de batalla legal se ha convertido en el día a día de parte de la familia de Assange, empezando por su padre, John Shipton.

El periplo por medio mundo de este septuagenario arquitecto australiano junto a otro de sus hijos, Gabriel, los trajo a México, un país que se ha convertido en su principal aliado en América Latina desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció asilo político a Assange y luego de romperse las relaciones con Ecuador que lo refugió siete años en su embajada de Londres.

“Nosotros decimos que López Obrador rompió el hielo” porque después otros líderes de Chile, Colombia y Bolivia pidieron también su libertad, repitió Gabriel Shipton en distintos actos en la capital mexicana, que el miércoles entregó a Assange las llaves de la ciudad, distinción honorífica que el ayuntamiento da a sus visitantes distinguidos.

John Shipton elogió otra característica del presidente mexicano en una intervención en el Senado. “Tiene el coraje de enfrentarse al vecino del norte”, señaló.

Julian Assange protagonizó la mayor filtración de documentos clasificados de la historia a través de WikiLeaks que, entre otras cosas, pusieron en evidencia las prácticas estadounidenses durante la guerra de Irak y acciones de decenas de gobiernos. Por eso Estados Unidos lo acusa de 17 cargos de espionaje y de haber puesto en peligro vidas mientras sus defensores lo consideran un símbolo de la libertad de prensa y la lucha por la justicia.

El creador de WikiLeaks fue arrestado en Londres en 2010 a petición de Suecia que lo buscaba por delitos sexuales que él siempre negó y atribuyó a una motivación política. En 2012 rompió su libertad condicional para refugiarse en la embajada ecuatoriana donde el mundo vio a ese enigmático australiano alto y de pelo blanco lanzando discursos desde el balcón y paseándose en patineta por el edificio.

Cansado de su huésped, Ecuador lo sacó de la embajada en 2019. Fue detenido y encarcelado nada más pisar la calle.

En una visita que le hizo su padre en la cárcel ese año el mensaje de un Assange con 16 kilos menos y muy afectado psicológicamente fue claro: “¡Ayúdame por favor!”.

Shipton empezó entonces a liderar la campaña por su liberación en compañía de Gabriel. Si se llega a la gente, explican los Shipton, se llega a los políticos que quieren conseguir los votos de esa gente.

Así fueron de Australia, donde Assange es ahora “más popular que los Beatles”, bromeó su padre, a Europa, Estados Unidos y México. Cada pronunciamiento político, cada titular, es una bocanada de oxígeno para el hijo preso en una cárcel de máxima seguridad, agregó.

Mientras hablaba con The Associated Press en un hotel en Ciudad de México, John Shipton y Gabriel enumeraron los actos de esa jornada: protesta ante la embajada estadounidense, reunión con autoridades, contestar mail, llamadas telefónicas, una de ellas de Assange.

Esas conversaciones desde la prisión se cortan automáticamente a los diez minutos, explicó el anciano que no quiso comentar nada sobre el estado de su hijo. “Las conversaciones entre un padre y un hijo no son públicas”.

John Shipton estuvo alejado de Assange hasta que este llegó a la veintena, según narró en el documental “Ithaka” -producido por Gabriel- que esboza una relación un tanto compleja entre ambos de la que no quiere hablar.

Sí sonríe al recordar su boda en prisión el pasado marzo con su abogada Stella Moris. Los dos niños de la pareja estaban más interesados en apretar los botones de emergencia que en la boda, dijo, en un día que describió como “una flor en el desierto”.

Incómodo con los medios pero consciente de que los necesita, los interpela constantemente diciéndoles que el caso Assange los afecta directamente porque es la base para que puedan seguir informando libremente y repite frases contundentes ante los micrófonos afirmando que el único camino a la libertad es el conocimiento.

La visita a México acabará con su participación en los actos por el Día de la Independencia del jueves por la noche y el viernes. López Obrador también invitó a la cita a familiares de Martin Luther King, Nelson Mandela y el Che Guevara, en lo que parece un intento de evocar a personajes emblemáticos del siglo XX en momentos políticos de fuerte crispación interna.

Para 2023, confiando en que Luiz Ignacio Lula da Silva gane las elecciones de Brasil, los Shipton tienen previsto hacer una gira latinoamericana para seguir pidiendo que Julian Assange quede libre.